La Picasso desconocida de la fotografía

Carme Garcia protagoniza en el Arxiu Fotogràfic una exquisita exposición con 300 de sus imágenes domésticas y casi inéditas

'Escena doméstica' de Carme Garcia (1969).AFB

Una de las primeras cosas que pintó Picasso en Barcelona cuando llegó con su familia en 1895, fueron las calles, playas y azoteas que se veían desde el terrado de su casa y sus talleres. En la calle Escudellers, Riera de Sant Joan, Nou de la Rambla y Comerç, todos en el Raval, donde también pintó la que está considerada su obra cumbre del periodo barcelonés antes de viajar a París en 1904: La Señoritas de Avinyó, unas mujeres que vivían y trabajaban, según algunos, en el burdel del número 48 de la calle Avinyó. Años más tarde, en el ...

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Una de las primeras cosas que pintó Picasso en Barcelona cuando llegó con su familia en 1895, fueron las calles, playas y azoteas que se veían desde el terrado de su casa y sus talleres. En la calle Escudellers, Riera de Sant Joan, Nou de la Rambla y Comerç, todos en el Raval, donde también pintó la que está considerada su obra cumbre del periodo barcelonés antes de viajar a París en 1904: La Señoritas de Avinyó, unas mujeres que vivían y trabajaban, según algunos, en el burdel del número 48 de la calle Avinyó. Años más tarde, en el 44 de esa misma calle, Carme Garcia Padrosa (Barcelona, 1915-2015) comenzó a fotografiar también los terrados de la Barcelona que se veían desde la azotea de su casa creando unas imágenes originales y únicas en las que captó la bulliciosa y activa vida de esas zonas de la casa: grupos de niños jugando, amas de casa tendiendo la ropa, curiosos que contemplaban como se izaba la nueva virgen de la Mercè camino de su atalaya en la basílica junto al mar o la gran nevada del 25 de diciembre de 1962. Como le ocurrió a Picasso, Garcia también ‘pintó’ a su familia y, sobre todo a sus vecinas, a las que siguió fotografiando en el interior de sus casas, en labores “propias de su género” cómo se decía antes, estableciendo con ellas una relación de empatía.

La exposición Carme Garcia. Des del terrat, que estará abierta en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona (AFB) hasta el 27 de octubre permite ver cerca de 300 fotografías realizadas entre 1935 y 1987 de esta ama de casa que cultivó durante su larga vida, pero sobre todo desde los años cincuenta, la fotografía de forma amateur pese a la oposición de la sociedad del momento, e incluso de su propio marido que no veía bien el hobby que ella tanto practicaba, algo que llevó a que no publicara ni vendiera ninguna de sus imágenes. “La exposición es fruto de la donación que realizó en 2011 ella misma al Arxiu Fotográfic de unos 8.000 negativos, además de 18 copias originales que conserva la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, a la que ella perteneció y con la que ganó un buen número de premios que le permitieron seguir haciendo fotos”, explica Jordi Serchs, responsable del AFB.

'Felisa', de Carme Garcia (1960).AFB

Pero Garcia no se quedó en el interior de su casa. Bajó a la calle y las recorrió para fotografiar el mundo que le tocó vivir. “Se trata de una fotógrafa “tranquila”, que “domina la técnica, busca la foto y la hace” y que en los retratos de las mujeres próximas “rompe con el arquetipo de feminidad, utilizando contrapicados y miradas directas a cámara para mostrar mujeres fuertes y empoderadas” explica la comisaria, la experta Isabel Segura. “No le interesa la arquitectura, sino la vida de las calles, las conversaciones de la gente, los paseos, los juegos, las personas que trabajan o viven en la calle”, explica Segura que resalta del gusto de la autora por los mercados como la Boquería, cercano a su casa, pero también los de Vic o Granollers, que visitaba con su marido en los viajes que hacían en Vespa. En todas sus fotografías queda clara “su creatividad y su capacidad para romper los cánones del momento y la dicotomía entre el mundo exterior y el mundo interior, lo privado y lo público”, resalta Segura, que recuerda las palabras de la propia autora: “la fotografía debe explicar cosas nuevas”.

'Carrer dels Arcs', de Carme Garcia, 1962.AFB

Después de reflejar la nueva Barcelona con imágenes de la construcción de los polígonos de residencia ex novo en la periferia en los sesenta. Desde la ventana del piso de su hijo en la zona del Besós capta las nuevas construcciones, pero, otra vez más, su mayor interés son las personas que pueblan sus fotografías. Lo mismo ocurre con los paisajes industriales que retrata como las chimeneas del Paral.lel, las naves de la Zona Franca o la Farinera del Clot en plena actividad.

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Tras la muerte de Franco, Carme Garcia vive de primera mano la transformación social y política que del país que refleja en las pintadas que aparecen en muros como los de la Sagrada Familia o el barrio de Sant Martí. “Capta la voluntad de cambio político expresado en las paredes. La perspectiva política siempre ha estado en la obra de Carme Garcia”.

“La exposición es un viaje de ida y vuelta”, explica Segura. Garcia, tras pasear, vuelve a los terrados, a la misma casa de Avinyó 48, y muestra uno de los mayores problemas de la Barcelona de los ochenta, como es la heroína que había tomado muchas de las calles de la ciudad. “Pero como hace con todo, ni juzga ni estigmatiza”, concluye Segura.

Mirada moderna e innovadora

Carme Garcia se apuntó en 1956 a un curso de fotografía para mujeres de la Agrupación Fotográfica de Cataluña (AFC). “Si aprendía a revelar, ahorraría dinero y podría hacer más”, dijo en una de las pocas entrevistas que concedió. A partir de este curso (al que se apuntaron 54 mujeres) se creó el Grupo Femenino dentro de la AFC que se reunía los miércoles. “Fueron capaces de crear unas imágenes modernas e innovadoras, que llevaban aire fresco a la antigua entidad y provocaron la admiración de todos los que las veían”, explica Victoria Bonet, que realiza una tesis sobre la AFC. Entre ellas estaban Milagros Caturla, C. Beneseit, Josefina Escoda, M. Bartrina, M. A. Benavent, Lolita Franco, Montserrat Vidal Barraquer y la propia Carme Garcia.

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