El jubilado que dirigía una banda de butroneros

Un expocero de 76 años señalaba los bancos más fáciles de robar, la llegada de la policía y las vías de escape

Material incautado a la banda de ladrones desarticulada por la policía.Policía Nacional

Antonio O. S., un expocero de 76 años, era líder de una de las bandas de butroneros más violentas de la capital. Este jubilado aprovechaba sus conocimientos de la red de alcantarillado para que sus cuatro compinches entraran en sucursales bancarias y se apoderaran de todo el dinero que había en las cajas fuertes. Este supuesto delincuente cuenta con numerosos antecedentes por delitos similares. Ya fue detenido en una operación policial similar en verano de 2013.

La banda liderada por el expocero la formaban otros tres hombres y una mujer, todos ellos de nacionalidad colombiana. Las inve...

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Antonio O. S., un expocero de 76 años, era líder de una de las bandas de butroneros más violentas de la capital. Este jubilado aprovechaba sus conocimientos de la red de alcantarillado para que sus cuatro compinches entraran en sucursales bancarias y se apoderaran de todo el dinero que había en las cajas fuertes. Este supuesto delincuente cuenta con numerosos antecedentes por delitos similares. Ya fue detenido en una operación policial similar en verano de 2013.

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La banda liderada por el expocero la formaban otros tres hombres y una mujer, todos ellos de nacionalidad colombiana. Las investigaciones de esta banda comenzaron el pasado 31 de julio cuando se produjo un atraco en la sucursal de Bankia del número 33 de la calle del Doctor Esquerdo (distrito de Salamanca). Un grupo de encapuchados irrumpió a primera hora de la mañana en la caja de ahorros, tras hacer un agujero en una de las paredes del establecimiento. A esta accedieron desde la red de alcantarillado público. Cuando entró el primer empleado, lo encañonaron con armas de fuego y lo maniataron.

Los asaltantes obligaron a este empleado de Bankia a que desconectara la alarma y que desbloquease los retardos de los cajeros automáticos y las cajas fuertes. El botín ascendió a unos 50.000 euros, según fuentes policiales. Los ladrones huyeron por el mismo butrón por el que se colaron en la sucursal. Para no ser descubiertos por la policía y no levantar sospechas, salieron a la calle a lejos de la sucursal. Allí les estaba esperando el jefe de la banda.

El grupo se caracterizaba por estudiar al detalle cada atraco. Los integrantes vigilaban durante semanas la entidad y estudiaban el alcantarillado público de la zona para encontrar la forma más rápida de acceder y de huir, en caso de ser detectados por la policía o los empleados.

Para ello, se servían de los planos de la red que tenía el líder de la banda. Este se encargaba durante el atraco de controlar el exterior de la sucursal. Avisaba a sus compañeros de la llegada de los empleados o de la presencia de la policía por los alrededores del banco, según fuentes policiales.

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La forma de actuar de este grupo puso a los investigadores de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid sobre una banda ya desarticulada en julio de 2013, a cuyo frente estaba Carlos Iglesias, el conocido con el alias de Robin Hood de Vallecas. Iglesias compaginaba su trabajo en una pescadería con la dirección de un grupo formado por 10 atracadores que también entraban en los bancos a través de butrones. Entre sus integrantes, estaba Antonio O. S., que al igual que el padre de Iglesias había sido pocero en la capital. Los agentes les imputaron entonces siete robos con violencia e intimidación en bancos de la capital, cometidos desde octubre de 2010.

Como habían pasado cuatro años desde la desarticulación del grupo del Robin Hood de Vallecas, parte de ellos ya habría quedado en libertad tras cumplir condena. O podrían haberse fugado de algún centro penitenciario durante un permiso penitenciario. Esto último ocurrió con dos de los integrantes, sobre los que pesaban varias órdenes de detención por diversos delitos. Según los investigadores, empleaban gran violencia durante el atraco y no dudaban en agredir a los empleados en caso de que no cumplieran sus órdenes o se resistieran.

Las pesquisas llevaron a los policías hasta varios pisos de la capital, Fuenlabrada y Humanes. Allí fueron arrestados y trasladados a la brigada. Los agentes registraron las viviendas de los dos últimos municipios, donde localizaron dos armas de fuego y numeroso material utilizado para cometer los atracos. Entre ellos, sistemas hidráulicos, mascarillas, guantes, gafas de protección, ganzúas, destornilladores y linternas. El juez ordenó el ingreso en prisión de los dos arrestados que se habían fugado de la cárcel.

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