La conjura de los siete hechiceros

El espectáculo ‘The Illusionists’ concentra durante tres días a un grupo internacional de magos en Madrid

El mago británico James More durante su número Impaler (empalado), en el que acaba ensartado en una espada.

“No es fácil definir cuándo se produce la magia, pero cuando ocurre, todo el mundo lo nota”, dice Luis De Matos. Sabe de lo que habla. Este ilusionista portugués, uno de los magos más respectados del mundo, ejerce de maestro de ceremonias de The Illusionists: Live from Broadway, espectáculo que reúne a siete prestigiosos ilusionistas de todos los rincones del mundo y que se estrena hoy en Madrid (Palacio Municipal de Congresos; cinco funciones hasta el domingo; entradas desde 32 euros).

Hace cinco años la productora (Encore Productions) decidió unir el talento de siete artistas: el mencionado Luis De Matos; Gaetan Bloom, mago y showman francés, que en 2006 recibió el premio especial del Campeonato del Mundo de Magia; Andrew Basso, italiano, campeón mundial de escapismo y una “rockstar” de la magia; Josephine Lee, hechicera británica que ostenta el récord de velocidad de ilusionismo (realizó, junto a Hans Klock, un truco de ilusionismo en cinco minutos y nadie ha superado la marca); James More, también británico, que consiguió más de 80 millones de visitas en...

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Lee sin límites

Hace cinco años la productora (Encore Productions) decidió unir el talento de siete artistas: el mencionado Luis De Matos; Gaetan Bloom, mago y showman francés, que en 2006 recibió el premio especial del Campeonato del Mundo de Magia; Andrew Basso, italiano, campeón mundial de escapismo y una “rockstar” de la magia; Josephine Lee, hechicera británica que ostenta el récord de velocidad de ilusionismo (realizó, junto a Hans Klock, un truco de ilusionismo en cinco minutos y nadie ha superado la marca); James More, también británico, que consiguió más de 80 millones de visitas en YouTube en su actuación en Britain's Got Talent; el mexicano Leonardo Bruno, mago desde los siete años, cuando ganó el reconocido premio TAOM; y el coreano Yu Ho- Jin, considerado un elegante y artístico manipulador. “Nos conocíamos del mundillo de la magia, de competiciones y espectáculos”, cuenta More, “pero todo partió de la producción: buscaban magos contemporáneos para la audiencia del siglo XXI”.

Y cuando se juntaron, se produjo la magia: The Illusionists es el espectáculo de ilusionismo más vendido de la historia de Broadway. “También hemos actuado en la Sidney Opera House; en el Auditorio Nacional de México o en el Shaftesbury Theatre de Londres”, apunta Josephine Lee, la única representante femenina del grupo. Desde que arrancaron, el show ha sido visto por más de 10 millones de espectadores y girado por 200 ciudades de 25 países. Las cifras que exhiben evidencian que tienen tirón. “La magia tiene tirón”, corrige Lee, “es una disciplina que desde sus orígenes siempre está cambiando y evolucionando, adaptándose a todo lo que va llegando”.

El primer registro que se tiene del ilusionismo aparece en el papiro egipcio de Westcar, donde se explica cómo Dedi, supuestamente el primer mago del mundo, deleitaba a los faraones cortando la cabeza a un ganso para poco despúes hacerlo revivir. Una hazaña semejante a la que David Copperfield realizó en 1983 cuando hizo desaparecer la Estatua de la Libertad ante la televisión. O a la de Antonio Díaz, el Mago Pop, cuando usa el móvil para elegir una geolocaliczación y acaba apareciendo en la ciudad escogida. A pesar del tiempo, el más difícil todavía es la norma en el ilusionismo.

Los siete magos 'The Illusionists' posan ayer en el Auditorio del Campo de las Naciones. JAIME VILLANUEVA

El boom actual creo que se ha producido gracias a Internet”, dice Lee. Ahora, miles de personas tienen acceso al ilusionismo. No solo para ver vídeos , sino también para aprender con tutoriales o a compartir conocimientos entre sí. "La Red me parece clave para que cada vez haya más personas interesadas esta disciplina", agrega Lee.

Durante The Illusionists, algunos magos desaparecen; otros realizan huidas imposibles; los hay que juegan —aparentemente de manera temeraria—con fuego y otros que lo hacen, elegantemente, con cartas. Uno de los ilusionistas incluso llega a aparecer ensartado en una espada en medio del escenario. Seducen al público con estos trucos.

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En el mundo de los magos existe un mercado de trucos, que se pueden comprar y vender. “Si eres músico, compras violines, pianos o partituras. Pero tener los instrumentos no te convierte en músico. Tampoco cantar en un karaoke te hace cantante. En nuestro caso, no basta con adquirir un buen truco: puedes tenerlo, pero si no sabes usarlo, no vale de nada”, continúa el ilusionista portugués. “De hecho, puedo desvelar ahora mismo todos mis trucos; creo que si los magos los mostrásemos se nos valoraría más”, añade. Considera que cuando se llega a un cierto nivel profesional es porque se tiene algo más: “Se tiene toque”.

El maestro de ceremonias de The Illusionists considera que la magia se compone de tres elementos: “Los trucos —una puerta falsa o una caja con doble fondo— que se usan, pero nadie los ve. No son magia. La ilusión, que envuelve al truco con humo, luces y demás... Eso tampoco es magia. Magia es cuando se produce la conexión entre el público y el mago. Y eso no se puede vender”.

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