Andalucía envejece

Las proyecciones demográficas del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) apuntan a un escenario sombrío si no se corrige la tendencia. En medio siglo, la población bajará de los 8,4 millones hasta 7,6 millones de habitantes, de los que un 33,6%  tendrá más de 65 años. Este problema, común en Europa, obliga a establecer mecanismos que garanticen la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, salud, educación o dependencia con una población activa menor y un colectivo de jubilados que dema...

Las proyecciones demográficas del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) apuntan a un escenario sombrío si no se corrige la tendencia. En medio siglo, la población bajará de los 8,4 millones hasta 7,6 millones de habitantes, de los que un 33,6%  tendrá más de 65 años. Este problema, común en Europa, obliga a establecer mecanismos que garanticen la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, salud, educación o dependencia con una población activa menor y un colectivo de jubilados que demandará más gasto en servicios.

La mayor esperanza de vida y una numerosa población que superará los 65 años (el doble que el porcentaje actual, del 12,6%), unidas al descenso en el número de nacimientos, dibuja un escenario complicado demográficamente donde los menores de 16 años pasarán de los 1,5 millones (17,4% del total de habitantes) a 964.838 en 2070 (un 12,6%).

El consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, ha subrayado, en la inauguración de las primeras jornadas “Envejecimiento demográfico y Estado del bienestar, la necesidad de abordar estos retos. En este sentido, según ha comunicado la Consejería, un grupo de expertos analizará la situación y diseñará un plan de actuación para asegurar los servicios que garantizan "la equidad y los factores económicos de competitividad”.

Arellano ha destacado que en el futuro, la cuestión no será el número de empleos sino la calidad de los mismos y si serán "capaces de sustentar el modelo de país”. A este factor hay que sumar el cambio climático, que puede poner en riesgo recursos tan básicos como el agua, o la distribución territorial de las ciudades, tendente a concentrar la mayor población en el litoral. "Es algo perjudicial tanto para el equilibrio de la economía como en términos de eficiencia de los servicios públicos, que tendrán que atender grandes zonas escasamente pobladas", ha afirmado.

El consejero ha advertido que la inmigración ordenada puede ser una solución parcial, pero ha subrayado que “lo lógico será crear las condiciones en los países de origen para que su población pueda permanecer en ellos y que eso sea una oportunidad para el desarrollo económico de Europa".