Una semana sin luz en el ‘bloque Venus’ de La Mina

Las administraciones prevén que entre mañana y el viernes se restablezca el suministro eléctrico del edificio

El edificio Venus, en la Mina.ALBERT GARCIA

“Los niños de la Venus llevan una semana comiendo bocadillos”, suspira Mari Castañer desde una cocina con la nevera vacía en el tercer piso del número 9 de la calle de Venus del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. Castañer es una los cientos de vecinos de los números 9 y 11 de esa calle que siguen sin suministro eléctrico. La compañía suministradora, Endesa, cortó la luz el pasado jueves debido al mal esta...

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“Los niños de la Venus llevan una semana comiendo bocadillos”, suspira Mari Castañer desde una cocina con la nevera vacía en el tercer piso del número 9 de la calle de Venus del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. Castañer es una los cientos de vecinos de los números 9 y 11 de esa calle que siguen sin suministro eléctrico. La compañía suministradora, Endesa, cortó la luz el pasado jueves debido al mal estado del cuarto de contadores y del edificio. El Consorcio de la Mina —formado por la Generalitat, Diputación y los ayuntamientos de Barcelona y Sant Adrià— prevé que mañana la compañía restablecerá el servicio a los vecinos del 11 que estén al corriente de pago. Los del inmueble contiguo tendrán que esperar al viernes. “Se tiene que sanear el edificio y garantizar la seguridad”, explican fuentes de la empresa. Mientras, Mari sigue alimentando a sus cinco nietos con bocadillos. Por la noche, ilumina su pequeño piso con velas.

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Tras una inspección rutinaria el pasado lunes, los técnicos de la compañía constataron que los contadores no solo se encontraban en un estado lamentable, sino que muchos estaban manipulados y enganchados al suministro público para no pagar la luz. De los 86 contadores de los dos bloques, solo 12 estaban al corriente de pago. “Los que no tengan suministro tendrán que tramitarlo desde cero”, añaden desde Endesa. Uno de los cuartos de contadores está apuntalado, la humedad se filtra desde el techo y las ratas se mueven entre los huecos de las paredes. “Aunque el mayor problema son los vecinos que sobrecargan los contadores”, explican fuentes del Consorcio.

“Justos por pecadores”

El presidente de la asociación de vecinos, Francisco Hernández, se queja “del cinismo” que, a su juicio, tuvo la eléctrica por no avisar qué día se cortaría el suministro. “De la noche a la mañana nos quedamos sin”, dice. La compañía, sin embargo, explica que el pasado lunes notificó el inminente corte de luz, aunque no especificó la fecha, “por cuestiones de seguridad de los operarios”.

“No es junto que paguemos justos por pecadores”, explica uno de los vecinos en relación al fraude eléctrico generalizado. Tampoco niega que en algunos pisos se cultive marihuana. “A veces tenemos cortes de luz debido a la cantidad de energía que consumen”, explica. Pero no todos los vecinos de bloque se han quedado sin electricidad. Algunos han empalmado la luz con bloques aledaños que sí disponen de corriente eléctrica.

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"Los niños están muy asustados"

El bar 'De la Castaña' se ha convertido en un punto de reunión de los vecinos afectados. Algunos explican cómo se han visto obligados a trasladarse a casa de familiares para poder cocinar e incluso dormir. “Por la noche los niños están muy asustados", explica Angustia C., de 53 años. “Mi nombre de pila ejemplifica lo que estamos viviendo”, añade. En el bloque también viven muchos jubilados, algunos de ellos no pueden bajar de de sus pisos porque el ascensor no funciona. Dos operarios del Consorcio explican que las mayores necesidades las tienen cuatro personas que necesitan de oxígeno y los minusválidos que residen en el bloque.

El problema del suministro eléctrico es uno más a la larga lista que acumula esta comunidad. El edificio Venus hace 15 años que se encuentra en un limbo legal, pendiente de que se derrumbe y las familias sean realojadas. En 2008, se preveía su reubicación en pisos protegidos, siempre y cuando las familias pagaran alrededor de 30.000 euros, imposible para muchos. “Se pasan la pelota de una administración a otra, en diciembre tenemos una reunión con el Consorcio para definir una hoja de ruta”, explica indignado el presidente de la Asociación.

En un descampado aledaño, al lado de un supermercado, algunos han decidido encender fogatas para poder comer caliente. Como Angustias C, que sin perder el sentido del humor, dice: “Nos han obligado a volver a ser nómadas, pero es injusto, que yo sepa no vivimos en el tercer mundo”.

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