“¿Cree en Dios y en la propiedad privada?”

La plana mayor del empresariado catalán no se contuvo al preguntar al líder de Podemos

Pablo Iglesias saluda al empresario Artur Carulla y se dirige a Antón Costas, en Sitges, este jueves.ALBERT GARCÍA

La plana mayor del empresariado catalán, que abarrotó la sala donde Pablo Iglesias habló este jueves en Sitges, no se contuvo al preguntar al líder de Podemos. “Algunas [cuestiones] son muy personales; aún estoy pensando si te las hago o no”, le advirtió el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, quien leía las preguntas que llegaban del público: “¿Cree en la propiedad privada?” “¿Cree en el esfuerzo y el talento?” “¿Cree en Dios?”

Iglesias supo sortearlas bien. “Dios es un significante en disputa”, respondió el secr...

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La plana mayor del empresariado catalán, que abarrotó la sala donde Pablo Iglesias habló este jueves en Sitges, no se contuvo al preguntar al líder de Podemos. “Algunas [cuestiones] son muy personales; aún estoy pensando si te las hago o no”, le advirtió el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, quien leía las preguntas que llegaban del público: “¿Cree en la propiedad privada?” “¿Cree en el esfuerzo y el talento?” “¿Cree en Dios?”

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Iglesias supo sortearlas bien. “Dios es un significante en disputa”, respondió el secretario general de Podemos, quien dijo creer en la “sensatez” del papa Francisco. También aseguró que cree en la cultura del esfuerzo.

Esas no fueron las únicas preguntas de los empresarios, muchos de los cuales aún recordaban cuando Iglesias se refirió el año pasado con desprecio a la reunión del Círculo de Economía, a la que no fue invitado entonces. “A nosotros no nos van a llevar a la reunión esta de Sitges a darnos caviar y vinos muy caros para hablar con nosotros”, dijo el líder de Podemos en aquel momento.

Costas tuvo que advertirle ayer de la hostilidad de algunos interrogantes que, en general expresaban la desconfianza que generan sus iniciativas económicas. “¿Son ustedes conscientes de lo poco creíbles que son sus políticas?”, le espetó un empresario. “¿No creen que algo bien habrán hecho los demás?”, dijo otro. No se quedaron ahí y también consideraron que su programa puede causar deslocalizaciones, que difícilmente puede ser financiado y que solo se cimenta en un aumento del gasto.

Iglesias habló de política industrial y de un nuevo modelo productivo, un discurso siempre bienvenido entre el empresariado catalán. Pero también trasladó su intención de crear una banca pública y un impuesto sobre la riqueza y de recuperar los de sucesiones y donaciones.

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