Maroto y los futuros pactos, las incógnitas a resolver

La mayoría nacionalista se asegura el triunfo ante las dudas sobre el nivel de implantación de Podemos

Bilbao -

Vitoria y Gipuzkoa son las incógnitas por resolver en las urnas del 24-M después de tres largos meses de debate político, incluida una inevitable por anodina campaña electoral. La solidez del pulso de Javier Maroto al resto de fuerzas y la capacidad de convicción del PNV para armar una mayoría que impida la continuidad de la izquierda abertzale en el poder de Gipuzkoa fluyen como las únicas dudas e...

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Vitoria y Gipuzkoa son las incógnitas por resolver en las urnas del 24-M después de tres largos meses de debate político, incluida una inevitable por anodina campaña electoral. La solidez del pulso de Javier Maroto al resto de fuerzas y la capacidad de convicción del PNV para armar una mayoría que impida la continuidad de la izquierda abertzale en el poder de Gipuzkoa fluyen como las únicas dudas en una llamada a las urnas en la que se perfila el dominio del PNV en al menos cuatro de las seis instituciones locales y forales.

Aquella tenue polémica abierta sin pretenderlo por Maroto durante una entrevista en la Cadena Ser de Euskadi en la que cuestionó las ayudas sociales a quienes nunca querían integrarse en la vida laboral y social de Alava se ha convertido en el globo sonda más determinante para la suerte de unos comicios, después lógicamente del denominado plan Ibarretxe. El impacto sociopolítico de la denuncia del alcalde de Vitoria ha acabado por sacudir la paz ciudadana y, sobre todo, convulsionado un proceso electoral.

La suerte del 24-M en Vitoria ensancha sus lecturas políticas. Un triunfo de Maroto apuntalaría al PP en el momento de mayor urgencia política y aplacaría el demoledor impacto que podría suponer para la estabilidad de Arantza Quiroga un previsible naufragio en el resto de los territorios vascos. Además, alargaría el pulso del alcalde de Vitoria con el Gobierno vasco porque las tesis del fraude y de un reparto injusto tendrían el refrendo de una parte importante de la sociedad alavesa.

La victoria de Maroto, de suyo, abriría un curioso proceso negociador entre el resto de fuerzas derrotadas para aquilatar un candidato de consenso que reuniera los 14 escaños suficientes para conformar una mayoría absoluta alternativa. Se abriría paso, por tanto, un gobierno tripartito de inusual configuración porque incorporaría, en principio, a nacionalistas, soberanistas y socialistas unidos principalmente por la animadversión al alcalde en funciones.

Urkullu y las inversiones, apoyos decisivos en favor del voto al PNV

Ahora bien, si Maroto no aguanta el tirón se asistiría, en cambio, a una debacle popular de magnitud suficiente para exigir una catarsis en la organización y, sobre todo, la búsqueda urgente por necesaria de un nuevo posicionamiento ideológico en el marco de una sociedad que ya no mira hacia atrás en un marco de ausencia de la violencia de ETA.

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Mientras, en Gipuzkoa, el PNV valorará su suerte. Cuenta en sus previsiones con la recuperación de la alcaldía de San Sebastián casi tres décadas después y así asestar un golpe político a la izquierda abertzale en una plaza de hondo calado político. Apenas le bastará la victoria para asegurar la alcaldía a su candidato, Eneko Goia, sabedor de que EH Bildu solo tiene enemigos en el resto de los competidores.

 Pero la prueba de fuego está en la carrera por la Diputación. Ahí es donde se enmarca el auténtico mano a mano entre las dos fuerzas mayoritarias de este país. El lehendakari, Iñigo Urkullu, lo entendió con suma rapidez. Así se explica que fuera el primero en reclamar un gobierno foral diferente con una invitación explícita a la suma de distintas voluntades que acabaran con el poder de la coalición soberanista. Incluso, que Urkullu haya desplegado una incansable actividad en los actos electorales del PNV en Gipuzkoa, al igual que ha hecho en Álava para evidenciar cuáles son las auténticas apuestas de este partido.

La interminable participación de Urkullu en esta campaña fue reconocida, de hecho, por el propio presidente del EBB, Andoni Ortuzar, en el masivo mitin de La Casilla. El líder del PNV destacó cómo el lehendakari había "doblado jornada" muchos días para proyectar una imagen de hechos, principalmente centrada en el ámbito económico. Los nacionalistas se han visto favorecidos por la sucesión de inversiones anunciadas durante la campaña electoral que les puede incrementar la incorporación del denominado voto útil.

En esta apuesta por Gipuzkoa, sobre todo, y Álava, desde Sabin Etxea se subraya el "espíritu de unidad" que se ha alcanzado en el desarrollo de la campaña en los tres territorios. "Ha sido un mensaje unitario como jamás se había conocido", han destacado miembros del equipo electoral del PNV. "La foto del mítin de clausura de Bilbao lo dice todo", ha subrayado la misma fuente.

¿Resultados en Gipuzkoa? Ninguna de las fuentes consultadas en la jornada de reflexión se atreve a dar un pronóstico. Eso sí, el PNV asegura convencido de que "las diferencias serán escasas y no serán como hace cuatro años", cuando Bildu sorprendió con un espectacular resultado que congeló todo ánimo en la dirección nacionalista de impedir su derecho a formar gobierno. "Se ha visto por su parte una campaña vergonzosa con Bidegi hasta el último día, mientras nosotros hemos hablado de inversiones y de aprovechar la recuperación económica", advertía este sábado una fuente nacionalista, convencido de que "es la mejor manera de atraer a los indecisos hacia el voto útil".

En los  últimos comicios municipales, celebrados el 22 de mayo de 2011, el porcentaje de participación en Euskadi se situó en el 63,61%, casi tres puntos por debajo de la media nacional (66,16%). Bizkaia (64,13%) y Álava (63,69%) mejoraron la media vasca, pero en Gipuzkoa la afluencia a las urnas fue menor, concretamente del 62,73%. En las tres capitales vascas, San Sebastián obtuvo el nivel más bajo de participación en las municipales de hace cuatro años (59,55%), mientras que los más altos se dieron en Vitoria (61,51%) y en Bilbao (61,14%).

A este nivel de respuesta puede contribuir la incorporación de las nuevas formaciones, en especial Podemos y, en Vitoria, Ciudadanos. No obstante, durante la campaña electoral se ha detectado en el País Vasco un índice de respuesta a los actos de estas candidaturas muy por debajo de las registradas en el resto del Estado español. Además, en el caso de Podemos se asiste a un conglomerado de marcas que complica su apuesta unitaria.

En cuanto a su cuota de representatividad, Podemos estará en condiciones de jugar un papel preponderante en algunas instituciones, en especial en Vitoria. Al mismo tiempo, su respuesta ante la invitación a posibles pactos marcará la adecuación su línea política a corto plazo, siquiera hasta las elecciones generales, pero, sobre todo, su grado de identificación con la izquierda abertzale, la auténtica preocupación de su líder nacional, Pablo Iglesias.

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