Oso joven explora A Fonsagrada

Trabajadores de una cantera fotografían un ejemplar de corta edad en una pista

Imagen tomada con el móvil por un vecino de Vilarín (A Fonsagrada).MANUEL GÓMEZ

"Porque el teléfono que tengo es muy bueno, que si no...", responde Manuel Gómez, joven trabajador de una cantera de A Fonsagrada y vecino de Vilarín (uno de los tres vilarines que hay en el municipio) cuando se le pregunta cómo fue capaz de retratar a un oso que corría que se las pelaba, pista adelante, buscando una escapatoria. El animal, de corta edad y asustado, buscaba poner bosque de por medio y alejarse de aquel coche que lo sorprendió el lunes a las tres menos cuarto de la tarde, cuando este ejemplar de oso pardo negro como el carbón andaba tranquilamente por el camino que lleva a la m...

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"Porque el teléfono que tengo es muy bueno, que si no...", responde Manuel Gómez, joven trabajador de una cantera de A Fonsagrada y vecino de Vilarín (uno de los tres vilarines que hay en el municipio) cuando se le pregunta cómo fue capaz de retratar a un oso que corría que se las pelaba, pista adelante, buscando una escapatoria. El animal, de corta edad y asustado, buscaba poner bosque de por medio y alejarse de aquel coche que lo sorprendió el lunes a las tres menos cuarto de la tarde, cuando este ejemplar de oso pardo negro como el carbón andaba tranquilamente por el camino que lleva a la mina da Silvela. Manuel y otros compañeros acudían al trabajo, después de comer, en el vehículo de la empresa.

El plantígrado intentó varias veces escapar ladera arriba, pero la pared de vegetación que limita la pista era "demasiado vertical". "Quería subir y no podía", cuenta el vecino, así que siguió corriendo hacia adelante (de ahí que en ninguna de las fotos se le pueda ver la cara) y enseguida "se tiró por un talud" que encontró. Fue visto y no visto. Aunque las imágenes del móvil quedan ahí para sumarse a algunas otras, también captadas en Galicia, de las que va teniendo constancia la Fundación Oso Pardo, y que certifican algo que se pronosticó hace ya unos cuantos años: el oso pardo procedente del alto Sil (León) y el alto Narcea (Asturias), que conforman la subpoblación occidental de esta especie en España, avanzaría cada vez más claramente hacia las montañas de Navia de Suarna, Cervantes, Negueira de Muñiz y, después, hasta O Courel, Pedrafita, A Fonsagrada y, ya en Ourense, la comarca de Valdeorras.

Esta población con hembras reproductoras asentadas entre Asturias y León es la más grande de la Península. "Suma unos 200 ejemplares, y sigue creciendo", explica el presidente de la Fundación con sede en Santander, Guillermo Palomero. La otra población, entre Cantabria y Palencia, la forman unos 30 osos "y también va en aumento". Pero la que linda con Galicia ejerce cada vez más presión sobre los montes gallegos y los animales, que no entienden de jurisdicciones ni fronteras administrativas, "se asoman" cada vez más a los municipios situados al Oeste. Hace años solo se veían huellas o se descubrían furtivas visitas a los panales muy de vez en cuando. Pero este verano fueron retratados varios ejemplares, e incluso fue grabado en vídeo un oso tumbando una colmena a las dos y cuarto de la madrugada, a principios de julio, en la parroquia courelá de Seceda.

Palomero y dos expertos más de la Fundación Oso Pardo vieron ayer por la mañana las fotos tomadas por el vecino de A Fonsagrada. Creen que es, efectivamente, un animal joven, pero no tienen referencias suficientes en las imágenes para calcular su edad. Podría responder, dicen, al perfil más habitual de los osos que se han dejado ver en Galicia, los conocidos como "jóvenes exploradores", animales de más de año y medio (la edad a la que su madre, o los machos que la rondan, expulsa de su lado a la camada de entre uno y tres oseznos para volver a reproducirse) y menos de cuatro. Porque entonces, entre los cuatro y los cinco años, los osos vuelven en busca de las hembras y "se incorporan a la reproducción", sigue describiendo Palomero. Los exploradores, mientras tanto, buscan nuevos territorios que recorrer, "primero todos los hermanos juntos y más tarde, separados". Recorren en un día largas distancias y llegan a acercarse a los núcleos de población (recientemente fueron vistos en Pedrafita); pero ellos tienen mucho más miedo del ser humano que a la inversa. Según los vecinos, el oso de pelo negro que vino a conocer el lunes A Fonsagrada "imponía". Manuel Gómez reconoce que tiene dudas, aunque calcula que "medía entre 1,40 y 1,50 metros de largo". Sin embargo, huyó en cuanto vio a los hombres, como si le persiguiera el diablo.

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