Condenado a tres años de cárcel un mayorista chino por estafar a Hacienda

El empresario admitió que “no hacía facturas” sobre una parte de las ventas

Una de las naves industriales en el polígono industrial de Badalona.GIANLUCA BATTISTA

El primer juicio contra la red de mayoristas chinos que estafó, presuntamente, 64 millones a Hacienda ha acabado en condena. Pan C., que regentaba una nave industrial de productos textiles en un polígono industrial de Badalona, ha sido condenado a tres años y dos meses de cárcel por haber defraudado, en 2010, un total de 331.342 euros al fisco. El empresario deberá devolver esa cantidad y pagar una multa del mismo importe.

La sentencia considera probado que Pan C. utilizó un programa informático para ocultar la mayor parte de las ventas y de las compras, lo que le permitía pagar menos i...

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El primer juicio contra la red de mayoristas chinos que estafó, presuntamente, 64 millones a Hacienda ha acabado en condena. Pan C., que regentaba una nave industrial de productos textiles en un polígono industrial de Badalona, ha sido condenado a tres años y dos meses de cárcel por haber defraudado, en 2010, un total de 331.342 euros al fisco. El empresario deberá devolver esa cantidad y pagar una multa del mismo importe.

La sentencia considera probado que Pan C. utilizó un programa informático para ocultar la mayor parte de las ventas y de las compras, lo que le permitía pagar menos impuestos. “Estamos ante un plan intencionada y directamente concebido para ocultar” los pagos a Hacienda, según la sentencia, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, dictada por el juzgado de lo penal número 20 de Barcelona. El juez le condena por dos delitos contra la hacienda pública —IVA e impuesto de sociedades— y argumenta que las cuentas oficiales “no tenían sentido económico y no reflejaban” la realidad de la sociedad.

El fiscal Ricardo Sanz-Gadea hacía extensivo el fraude al periodo comprendido entre 2008 y 2011 y pedía para el mayorista 16 años de prisión. El juez considera, sin embargo, que sobre el resto de años no ha quedado acreditado que la cuota defraudada superara los 120.000 euros —el umbral para considerarse delito—, aunque ha remitido el expediente a la Agencia Tributaria para que “depure responsabilidades” administrativas. El otro acusado —un trabajador de almacén que fue nombrado administrador sin ser consciente de ello— ha sido absuelto. “El jefe nos trata muy bien”, se limitó a decir en el juicio.

El caso de Pan C. y el del resto de implicados en la trama —la mayoría de procesos judiciales están aún en fase de investigación— comenzó en octubre de 2011, cuando diversos inspectores de Hacienda desembarcaron en un polígono de Badalona poblado por grandes naves industriales donde se venden todo tipo de productos para bazares del todo a cien y mercadillos ambulantes.

Cuando los inspectores se presentaron en su nave, Pan C. estaba en el bar. Le llamó su mujer para que volviera a toda prisa, explicó él mismo en el juicio. La inspección le dejó “muy preocupado”. En su declaración, negó que las compras se hicieran en negro, aunque admitió que las ventas se cerraban en efectivo y que, en una parte de ellas, “no hacía factura” “Un poquito”, matizó Pan C., que había abierto la nave cinco años antes. El mayorista afirmó que su empresa como “pequeña”, pero admitió que tenía clientes en Alemania y Portugal.

Uno de los indicios que el juez ha valorado es el hecho de que se hallaran 60.000 euros en el registro de la empresa, una cantidad “superior a la razonable” según las compras y las ventas declaradas. Pan C. afirmó que el dinero no era suyo, sino de un “familiar” que había venido a Badalona para “buscar un local”, aunque al final “no lo encontró y se marchó”. A diferencia de otros empresarios investigados, no compraba directamente a China, sino mediante intermediarios. “Los fabricantes no son buenos y envían mercancías distintas”.

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