Capital del sol naciente

La cultura nipona tiene en Madrid focos de divulgación cada vez más concurridos La celebración hasta julio del año dual España-Japón hace más amplia la oferta

Clase de ikebana, el arte floral japonés, en la escuela Bonsaikido.Álvaro García

Hace cuatrocientos años un galeón llamado Date Maru (o San Juan Bautista en versión española) salió de Japón con destino a la lejana Europa. Recorriendo primero el Pacífico, recalando en México (entonces Nueva España) y atravesando entonces el Atlántico, llegó al país de Felipe III más de un año después de su partida, con el fin entablar unos acuerdos comerciales que se quedaron en agua de borrajas. Sin embargo, la llamada Embajada Keicho fue el primer contacto diplomático entre ambos países, el que ahora se celebra durante el año dual España-Japón auspiciado por ambos gobiernos, y que termina...

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Hace cuatrocientos años un galeón llamado Date Maru (o San Juan Bautista en versión española) salió de Japón con destino a la lejana Europa. Recorriendo primero el Pacífico, recalando en México (entonces Nueva España) y atravesando entonces el Atlántico, llegó al país de Felipe III más de un año después de su partida, con el fin entablar unos acuerdos comerciales que se quedaron en agua de borrajas. Sin embargo, la llamada Embajada Keicho fue el primer contacto diplomático entre ambos países, el que ahora se celebra durante el año dual España-Japón auspiciado por ambos gobiernos, y que termina en julio.

“El interés en España por Japón es cada vez más amplio y profundo”, explica Hiroyuki Ueno, director de la Fundación Japón, una especie de Instituto Cervantes nipón, “además, no solo se ocupa en las disciplinas más modernas y populares como el cine, el manga, el anime o la gastronomía, sino que también de las expresiones más tradicionales”. Asimismo, según Ueno, en Japón, a pesar de que existen los sempiternos estereotipos de los toros y el flamenco, cada vez hay más conocimiento de España, “sobre todo a través de empresas con presencia internacional como Zara”, recalca el director.

Madrid, a donde llegó la delegación japonesa encabezada por Hasekura Tsunenaga hace cuatro siglos para entrevistarse con el Rey, tiene cada vez los ojos más rasgados y las actividades dedicadas al país del sol naciente, tanto con motivo del año dual como de forma permanente, van en aumento. Lo que sigue es una selección de las más destacadas.

Camino hacia la iluminación. “Las artes zen son caminos para llegar a la iluminación, al satori”, explica José Manuel Blázquez, uno de los fundadores de la escuela de artes zen y bonsái Bonsaikido. “Son actividades manuales que en realidad son escusas para limpiar la mente y vivir en el momento preciso; para el autoconocimiento. A través de ellas también encontramos la serenidad”. Algunas de estas tradicionales artes japonesas son bastante conocidas, otras no tanto. La ceremonia del té, o chado, es una forma ritual de preparar el té verde japonés que practicaban los samuráis para conmemorar momentos señalados. El shodo es el arte de la caligrafía japonesa, que también era practicado por samuráis, “se dibujan frases o poemas zen japoneses. El que era mejor con el pincel también era el mejor con la espada”, explica Blázquez.

Rincón de la tienda/restaurante Yoka Loka.Álvaro García

El origami es la papiroflexia, una disciplina que “se enseña en las escuelas, dentro de las matemáticas, porque mejora la visión espacial”; el kitsuke es el complejo arte de ponerse un kimono, el ikebana es el arte floral, el karensanshui el arte de los jardines y el suiseki consiste en encontrar piedras que representen un paisaje. Y, cómo no, el célebre bonsái, que, según explica el profesor, “no es simplemente un árbol pequeño en una maceta. Tiene que mantener las proporciones y representar con fidelidad una escena natural”. Todas estas artes se pueden practicar en la escuela Bonsaikido y otras instituciones, como el centro Arte y Cultura de Japón (donde también se enseña lengua japonesa). Además, para admirar la famosa (y nutrida) colección de bonsáis en la que se ocupaba el presidente Felipe González en sus años en la Moncloa, puede visitarse el Real Jardín Botánico, al que la cedió en 1996.

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Figuras creadas según la técnica japonesa de papiroflexia.Álvaro García

Sesiones de cine y música. Durante todo el año dual la Fundación Japón organiza en la Filmoteca el ciclo 36 directores japoneses, una muestra de cine japonés clásico y actual. “La selección se realizó mediante la votación de los aficionados al cine japonés en ciclos, festivales y mediante nuestra web”, explica Alejandro Rodríguez, coordinador de Arte y Cultura de la Fundación, “así se seleccionaron 18 películas de 18 directores. Luego, otros 18 especialistas complementaron esa películas con otras”, apunta. Algunas de las más votadas fueron Los siete samuráis de Akira Kurosawa, Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu, o El más allá de Masaki Kobayashi. La diferencia con la gestualidad, las inflexiones vocales, la forma de interpretar o de narrar occidental puede alejar a cierto público del cine japonés, “pero también puede ser un aliciente para acercarse a él”, según Rodríguez. “Existen directores con mucha difusión aquí, como Kitano o Miyazaki, cuyas películas tienen una gran repercusión, o Hirozaku Kore-Eda, que suele ser estrenado en cines”. Durante marzo, en la Filmoteca se podrán ver conocidos filmes como Akira de Katsuhiro Otomo o Zatôichi de Takeshi Kitano, entre otros. Además, y saltando al plano musical, el día 22 de marzo, actuará en el Círculo de Bellas Artes el grupo Ryoma Quartet, que fusiona la música tradicional japonesa con los ritmos más actuales.

Isla vegetal. En una parte de la enorme Nave 16 de Matadero hay un enorme mapa de las islas de Japón rodeadas de un mar de sal gorda. Se trata del proyecto expositivo Un jardín japonés: topografías del vacío de la artista Esther Pizarro y comisariado por Menene Gras de Balaguer. Las ocho islas del país asiático aparecen aquí cubiertas de vegetación, que se torna más roja en las zonas de mayor densidad geográfica y más verde en las más deshabitadas. Algunos bonsáis señalan la situación de las ciudades más populosas. La obra, que se puede ver hasta el 20 de abril, forma parte de la celebración del año dual y está producida por Matadero y Casa Asia, iniciando una nueva línea de intervenciones a gran escala que se realizará en el centro cultural.

Rincón de la tienda/restaurante Yoka Loka.Álvaro García

Más allá del pescado crudo. Hubo un tiempo en el que al español de a pie eso de comer pescado crudo le resultaba algo extraño, cuando no asqueroso. Pero, en tiempos globales, la comida japonesa ya no resulta algo exótico en Madrid. Los restaurantes florecen por doquier, desde clásicos como el Musashi, a muy lujosos como los Kabuki o 99 Sushi, en forma de take away, como Maki Take, o en cadenas como Sushi Club o Udon, por citar solo algunos. Platos como la sopa ramen, cotidiano y popular de Japón, se puede probar en Oishii Ramen. Pero quizás lo mejor sea aprender uno mismo a hacerse la comida. Yoka Loka es una tienda/restaurante de productos japoneses en el mercado de Antón Martín. Yoka Kamada, la fundadora, montó un pequeño puesto hace seis años y ahora ya ha ocupado tres, lo que da un toque exótico al tradicional mercado. Ahora mismo Yoka está pasando un mes en Japón, pero normalmente ofrece cursos para iniciarse en este nutritivo arte: del sushi a la tempura, pasando por la sopa de miso o el yakisoba.

Todo para el otaku. “Aunque en Japón el término tiene un aspecto despectivo, como de persona antisocial o introvertida, aquí entendemos otaku como un aficionado al manga y al anime”, explica Antonio Carrera, de la tienda Omega Center. Aunque en todas las librerías de cómic madrileñas encontramos estos productos nipones, aquí están especializados en ello: es, pues, el paraíso del otaku, donde venden además todo lo relacionado: figuritas, pósteres, videojuegos, etc…, de clásicos como Bola de Dragón o Saint Seiya hasta Evangelion. “Los españoles cada vez se implican más con estas cosas”, explica. “Por ejemplo, el festival Bon Odori, que se celebra todos los veranos en el Colegio Japonés de Pozuelo, tiene más visitantes cada año”. En la Fundación Japón también tienen una colorida biblioteca de libre acceso en la que empaparse de las expresiones más populares de esta cultura del otro lado del mundo, tan lejana pero tan cercana al mismo tiempo.

Lugares para una inmersión nipona

Fundación Japón.La institución, creada en 1972, promueve el intercambio cultural entre Japón y otros países del mundo. Organiza cursos, charlas y diversos programas de divulgación Almagro, 5, 4ª planta. www.fundacionjapon.es

Casa Asia. Otra de las referencias del intercambio cultural en la capital. Alcalá 62 (dirección provisional). www.casaasia.es

Bonsaikido. La escuela de Bonsái y Artes Zen ofrece cursos de cultivo de árboles en miniatura y de otras artes japonesas como el ikebana o el origami (papiroflexia). Pº de la Castellana, 100. www.bonsaikido.com

Arte y Cultura de Japón. Imparte talleres de las diferentes manifestaciones artísticas japonesas así como cursos del idioma. Juan Ramón Jiménez, 12. www.arteyculturadejapon.com

Yoka Loka. Es a la vez una tienda y restaurante de productos japoneses. Mercado de Antón Martín. Planta baja. Santa Isabel, 5. www.yokaloka.com

Omega Center. Tienda especializada en manga, anime y objetos relacionados. www.omegacenter.es

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