Opinión

Exploradores ante el vértigo

Diagnósticos sobre el presente que provienen de experiencias del pasado hablan de que vivimos una loca aventura colectiva

No hace falta buscar demasiado, el diagnóstico está hecho: “Tanta desigualdad es corrosiva para la sociedad" (EPS 2/6/2013). Las palabras corresponden al hoy muy coreado Jim Robinson, profesor de Harvard, por ser la versión original, junto con Daron Acemoglu, de la idea (no nueva para los sociólogos clásicos) de las “élites extractivas”. Aquí ha popularizado esta idea hasta hacérsela propia, el financiero Cesar Molinas, que retrata a los partidos políticos, sin referirse a otras élites extractivas del vértigo económico.

Robinson, en la estupenda entrevista de Joseba Elola, piensa como t...

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No hace falta buscar demasiado, el diagnóstico está hecho: “Tanta desigualdad es corrosiva para la sociedad" (EPS 2/6/2013). Las palabras corresponden al hoy muy coreado Jim Robinson, profesor de Harvard, por ser la versión original, junto con Daron Acemoglu, de la idea (no nueva para los sociólogos clásicos) de las “élites extractivas”. Aquí ha popularizado esta idea hasta hacérsela propia, el financiero Cesar Molinas, que retrata a los partidos políticos, sin referirse a otras élites extractivas del vértigo económico.

Robinson, en la estupenda entrevista de Joseba Elola, piensa como tantos que “Las cosas no seguirán como hasta ahora. Habrá una reacción violenta”. Resume así lo que muchos cavilan: “Alguien tiene que pagar la deuda. ¿Quién sino esa gente que se hizo rica?”. Mejor formulado imposible: el cambio de época, la reacción social, incluso violenta, el deber de que paguen los que tienen dinero y quienes nos metieron en el lío, son ya nuevos estereotipos y tópicos mil veces repetidos. ¿No es previsible una trayectoria de vértigo con tales antecedentes?

Diagnósticos sobre el presente que provienen de experiencias del pasado hablan de que vivimos una loca aventura colectiva

Documentos que avalan estos cambios, sus circunstancias y consecuencias, hay muchos, algunos muy interesantes. Uno de los últimos publicados es El precariado. Una nueva clase social (Pasado&Presente) del catedrático británico Guy Standing: miserables en países ricos, el nuevo hito del capitalismo popular thatcheriano. Otro, Corrupción, corregida y aumentada (Icaria) del catedrático de sociología José María Tortosa, quién se da el gusto de ampliar un libro suyo de hace ¡20 años! sobre el mismo asunto. O Por qué dejé Goldman Sachs (Deusto) testimonio real del bróker sudafricano arrepentido Greg Smith, un novelón de la vida real.

Capítulo aparte merece, por su visión independiente y fiable, La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo (Icaria), del muy estimable colega Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia en Berlín, escrito con otros dos periodistas, Angel Ferrero y Carmela Negrete. Alemania, un país que vuelve a dar miedo como ejemplo de una Europa que, también, da miedo. ¿A quién no? El libro es un viaje real por el precipicio en el que nos movemos, o nos mueven.

Otro estereotipo consolidado, del que Vargas Llosa o Azúa acaban de darse por enterados
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Hay un bullir de ideas, de experiencias compartidas, de reconocerse en las barbas del vecino: el populismo italiano, que es un fenómeno peculiar, reflejo acaso de un porvenir en el que todos los gatos son pardos; o el caso común de líderes que creen vivir en una película: de cumbre en cumbre, de puesta en escena y argumentario mal aprendido, de exhibición banal y futurología imposible. Lo anunció el francés Guy Débord en 1967. Para él la cultura del espectáculo (envoltorio de la cultura del dinero) equivalía a un modo de vida. “Ser conocido al margen de las relaciones espectaculares equivale ya a ser conocido como enemigo de la sociedad” decía, y profetizaba: “Lo que se comunica (a través del espectáculo) son las órdenes; y, muy armoniosamente, aquellos que las han dado son también los que dirán lo que piensan de ellas”. ¿Suena, verdad? Otro estereotipo consolidado, del que Vargas Llosa o Azúa, siempre en vanguardia, acaban de darse por enterados.

En alguna parte he leído: “Aspiramos, por el bien de todos, a un mayor respeto y dignidad, a una mayor responsabilidad y a más valores éticos” (siento no tener más referencia que un parcial recorte de revista). ¿Quién no comparte estas aspiraciones y temores? Pero claro, una cosa somos usted y yo, ciudadanos comunes, y otra son las luminarias que nos lustran. Si esta frase la dijera Rajoy ¿merecería credibilidad? ¿La diría Artur Mas? Por cierto, en 2003, otro colega, Gregorio Morán, llamó a Mas “el príncipe virtual” en un aleccionador libro de artículos de tema catalán: La decadencia de Cataluña contada por un charnego (Debate).

Diagnósticos sobre el presente que también provienen de experiencias del pasado hablan de que vivimos una loca aventura colectiva. Aquí encajan los prototipos humanos que están en los libros: Héroes, aventureros y cobardes (RBA) del querido Jacinto Antón, un periodista explorador de lo que puede dar de sí la condición humana para bien o para mal. Exploremos pues el vértigo. Hay que leer.

Margarita Rivière es periodista.

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