Crítica

Vuelve la trova cubana comprometida

El cantautor cubano Pedro Luís Ferrer regresa a Madrid después de un año de ausencia

Pedro Luis Ferrer, en una fotografía de 2005.bob sacha (corbis)

Durante una etapa feliz se puso de moda dentro el movimiento de la Nueva Trova cubana hacer epitafios irreverentes de los músicos y artistas más encumbrados, un simple divertimento para convocar las virtudes y defectos de los susodichos y, en vida, chotearse de ellos. La leyenda del cantautor Pedro Luis Ferrer decía: “Murió Pedro Luis Ferrer/ murió gordo como un cerdo/ murió sin saber por qué/ murió de no estar de acuerdo”. No le molestó a F...

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Durante una etapa feliz se puso de moda dentro el movimiento de la Nueva Trova cubana hacer epitafios irreverentes de los músicos y artistas más encumbrados, un simple divertimento para convocar las virtudes y defectos de los susodichos y, en vida, chotearse de ellos. La leyenda del cantautor Pedro Luis Ferrer decía: “Murió Pedro Luis Ferrer/ murió gordo como un cerdo/ murió sin saber por qué/ murió de no estar de acuerdo”. No le molestó a Ferrer la inscripción de su lápida, primero porque flaco no es — y muchas de sus canciones hablan de comida — y en segundo lugar porque lo de “no estar de acuerdo” es para él un orgullo y un ejercicio que ha practicado siempre, dentro y fuera de Cuba, con naturalidad.

Algunos todavía recuerdan una anécdota de los duros años setenta cubanos, cuando, después de tener un problema con funcionarios del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) renuentes a emitir su repertorio más crítico, Ferrer escribió Canción protesta al ICRT: “Si lo que tú haces no está mal hecho / lo que yo digo no está mal dicho / pues sólo digo lo que tú has hecho...” , bromeaba en sus primeras estrofas. Y continuaba con lógica demoledora: “Y si lo que haces está bien hecho / por qué te enfadas con lo que he dicho / si sólo digo lo que tú has hecho”.

Aquella décima fue toda una declaración de principios que dejó claro a la burocracia que Pedro Luis era un espíritu libre y que no podía uno fiarse de él. Lo confirmó la vida: los primeros desencuentros fueron tan sutiles que la censura ni siquiera se enteró, como cuando, allá por los años ochenta, Fidel Castro estaba empeñado en crear una nueva raza de vacas utilizando la ingeniería genética y Ferrer se descolgó con Inseminación artificial, canción guasona cuya letra pegadiza reclamaba el derecho de las vacas a “parir a la antigua”.

“Disentir es un acto natural, pero convertirlo en un oficio es exagerado”

En los noventa, con la crisis, llegaron las guarachas de doble sentido con mensajes como puñales. En 100% cubano, de los años noventa, denunciaba la discriminación del gobierno hacia los los nacionales en favor del turismo: “Como que mi Cuba es ciento por ciento cubana / mañana reservaré el mejor hotel de La Habana / luego me iré a Varadero, a separar una casa / con este dinero mío, que me lo gané en la zafra…”. En Abuelo Paco muchos vieron un retrato del líder cubano: “aunque sepas que no, / dile que sí, / si lo contradices, / peor para ti”, decía el estribillo. Y otra de sus canciones famosas hablaba del drama del exilio, de los que se van y los que se quedan: “Si no me voy de Cuba, / no dudes que partí / nadie tiene la culpa / de la ausencia y el fin...”.

“Disentir es un acto natural y el que vea en ello algo perverso está enfermo. Del mismo modo, convertir eso en una hipertrofia y autodefinirse por ello, como si disentir o ser disidente fuera un oficio, pues tampoco”, considera Pedro Luis en vísperas del concierto que dará el 25 de abril en Madrid a guitarra limpia un año después de su última visita.

Durante una época larga, en los noventa, Pedro Luis Ferrer estuvo prohibido en los espacios oficiales de Cuba y él mismo organizó en desagravio una “Gira por patios y azoteas de La Habana”. También, en alguna ocasión en Miami se han molestado con él por no alimentar el discurso anticastrista al uso, pero, dice, las consecuencias de “no estar de acuerdo” nunca le han preocupado.

Su rebeldía siempre la ha compaginado con la búsqueda de las esencias musicales de Cuba y la experimentación con ritmos tradicionales, algunos casi olvidados, como el changüí o el nengón, y de este trabajo han surgido discos como Rústico o Natural. Un tesoro de la música cubana.

Pedro Luís Ferrer actúa el 25 de abril a las 9 de la noche en la sala Ni Tan Tarde (calle Huertas 53).

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