Análisis

Fichas de Monopoly

Con la sentencia del caso Tellería en la mano es fácil imaginarse a un fontanero del PNV y a dos amigos ertzainas reunidos en un txoko jugando al Monopoly ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Con la sentencia del caso Tellería en la mano es fácil imaginarse a un fontanero del PNV y a dos amigos ertzainas reunidos en un txoko jugando al Monopoly con las fichas particulares de los personajes más conocidos de la sociedad alavesa. En realidad, habría que agradecer a la resolución judicial que nos haya quitado un peso de encima: el supuesto espionaje queda reducido a un desestresante hobby consistente en saber únicamente qué tipo de vida hace el vecino. Tampoco es nuevo. En los primeros años de la Transición, un astuto político vasco, ahora ya retirado, y su activo jefe de prensa tenían la misma diversión de Tellería, y no había detalle que se les escapara sobre cualquier rival ni periodista que se preciaran. Vaya, que acabaron por hacer escuela. Eso sí, en aquellos tiempos nunca dudaban en usar los datos cuando se les llevaba la contraria.

Ahora, en Vitoria, Aitor Tellería, Carlos Lau y Jesús Acha habían buscado un nuevo entretenimiento en lugar de jugar todas las tardes al mus: se cruzaban las fichas de los alaveses vips para que no se les olvidara quién es quién. Solo eso. Habría que convenir que tanto control informático en el disco duro para que todo se reduzca a un vulgar Sálvame. Queda claro, por tanto, que no había ninguna aviesa intención en esta versión babazorra del juego del Monopoly. Desde luego, así lo cree el juez tras concluir que el aguerrido fiscal no ha podido demostrar un presunto delito en su tormentosa búsqueda de pruebas en la madeja de la Ertzaintza, para delirio inenarrable de abogados defensores y afiliados gerenabarrenistas del PNV.

Sin duda, ha sido un calvario judicial y mediático para los tres acusados, ya absueltos. Es la cara amarga de una justicia lenta que parece consumirse buscando pruebas de un presunto delito cuando, paradójicamente, todo era un juego para pasar el rato. ¿Para qué querían estas fichas Tellería, Lau y Acha más que para entretenerse en sus frecuentes ratos libres? Lo tenían que haber dicho el primer día y así se hubieran evitado tanto sufrimiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En