De penitencia sin vacaciones

La crisis hunde los viajes de las familias catalanas La abundante nieve salva la Semana Santa en el Pirineo

Sofía, junto a sus hijos pequeños, en su casa de Cerdanyola.gianluca battista

Las de Semana Santa serán otras vacaciones para olvidar. Salvo la montaña, ningún destino, ningún tipo de alojamiento y ningún negocio arrancó la semana con optimismo. Tampoco las agencias de viaje, a pesar de que son menos a repartir: en febrero la caída del gigante Orizonia se llevó por delante también a su cadena de agencias Vibo (antigua Viajes Iberia). La Asociación Catalana de Agencias de Viajes (ACAV) estima una caída del 5% de las reservas. Y desde la cadena hotelera Sercotel, por ejemplo, aseguran que son los peores resultados en 20 años. “La situación económica y la caída del consumo...

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Las de Semana Santa serán otras vacaciones para olvidar. Salvo la montaña, ningún destino, ningún tipo de alojamiento y ningún negocio arrancó la semana con optimismo. Tampoco las agencias de viaje, a pesar de que son menos a repartir: en febrero la caída del gigante Orizonia se llevó por delante también a su cadena de agencias Vibo (antigua Viajes Iberia). La Asociación Catalana de Agencias de Viajes (ACAV) estima una caída del 5% de las reservas. Y desde la cadena hotelera Sercotel, por ejemplo, aseguran que son los peores resultados en 20 años. “La situación económica y la caída del consumo son los principales motivos, pero esta vez también ha influido el calendario: este año Semana Santa cae antes y no invita a ir a la playa todavía”, dice el presidente de ACAV, Francesc Carnerero.

Los Checa son de esas familias a las que les ha tocado apretarse el cinturón. Se acabaron los viajes que hacían por estas fechas a alguna casa rural y las vacaciones a Extremadura para visitar a los abuelos. Con cinco hijos —uno de ellos universitario y otros dos todavía en pañales— y un solo sueldo en casa, a Manel y Sofía no les ha quedado más remedio que sacrificar sus vacaciones de Semana Santa.

Sofía, de 39 años y licenciada en filología hispánica, perdió su trabajo de administrativa y, aunque cobra el subsidio del paro, entra menos dinero en casa: “Antes, nos íbamos de vacaciones con mi paga extra de Semana Santa. Ahora, ya no la tengo y no podemos permitirnos gastar más de la cuenta. Me está costando mucho encontrar trabajo y tenemos que ahorrar porque no sabemos si la cosa va a empeorar”, explica. Para verano, la pareja ha buscado alternativas más austeras. Participó en un concurso de la Generalitat y consiguió una semana en Cabrera de Mar (Maresme) con todo incluido por 450 euros.

En la Costa Dorada solo han abierto unos seis hoteles de cada diez

Por estas fechas, el turismo internacional escasea y no desdibuja las estadísticas, por lo que Semana Santa es un buen termómetro para detectar la salud económica de las familias. La fiebre continúa siendo alta. Y no baja pese a que los precios llevan años ajustándose por la caída de la demanda. Las economías domésticas están para pocos viajes, que cuando son posibles vuelven a concentrarse en una única época del año. Quienes salen por Semana Santa reducen el viaje a tres o cuatro días. Y a destinos cada vez más próximos.

En Barcelona, la ocupación de los apartamentos turísticos, un segmento muy familiar, da una idea de cómo están las cosas: solo será del 62,2%, cuando el año pasado era del 87,1%, según Apartur. En la Costa Dorada solo han abierto seis de cada 10 establecimientos, el 10% menos que la temporada anterior, según la Asociación Hotelera Salou-Cambrils-La Pineda. Los empresarios prevén que bajen las pernoctaciones y lo achacan a la “crisis económica y política”. Y eso, recuerdan, que no han tocado los precios.

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En la provincia de Girona, la ocupación rondará las cifras no muy alentadoras de 2012. También bastantes hoteles han decidido no abrir: hasta el 15% estarán cerrados, según la Federación de Hostelería de Girona. “De entre nuestros socios, un 10% no abrirá”, explicó Martí Sabrià, presidente de la Asociación Costa Brava Centre. “La gente tiene ganas de salir, pero el consumo está como está”, ilustraba. Aun así, este año no será peor que el anterior. La ocupación rondará entre el 85% en la Selva Marítima (Blanes, Lloret, Tossa, Calella) y el 55% en la ciudad de Girona o la costa del Alt Empordà. Las nevadas de las últimas semanas han ayudado a los hoteles de La Cerdanya, que rondarán un 75% de ocupación.

En el Pirineo, las nevadas han causado un desembarco de esquiadores masivo

Prácticamente al margen queda el Pirineo de Lleida. Allí, la acumulación de nieve ha supuesto durante las vacaciones de Semana Santa un desembarco masivo de esquiadores o de aficionados a los deportes de aventura. El Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida preveía una ocupación de alrededor del 80% en el periodo comprendido entre Viernes Santo y Lunes de Pascua, del 29 de marzo hasta el 1 de abril. En cambio, la ocupación entre el Domingo de Ramos y Jueves Santo no pasó del 50%.

La Federación de Casas de Turismo Rural prevé un comportamiento más homogéneo y calcula una media de ocupación del 80% durante los cuatro días festivos. Estas previsiones se podrían mejorar en el último momento en función de la climatología y de las ofertas. Donde sí habrá una ocupación casi plena, del 95%, será en los bungalows de los campings.

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