La capital del cine

Pocos certámenes cuentan con tanto respaldo del público como el que tiene el donostiarra La venta de entradas crece con respecto a 2011 pese al IVA

Varias personas hacen cola para adquirir una de las entradas para el Zinemaldia.JESÚS URIARTE

Frente a los gigantes, o algunos de ellos, como Venecia y Cannes, el Festival de Cine de San Sebastián puede y tiene el deber de presumir de público. De hecho, como ha explicado insistentemente su director, José Luis Rebordinos, a lo largo de todo el verano, a los asistentes están dedicados los cinco Premios Donostia de la 60ª edición. Una máxima que ha repetido en el anuncio de cada uno de los galardonados y una forma de reconocer el compromiso de los espectadores con la cita en tiempos de crisis, de permitirles disfrutar de grandes nombres del celuloide y compartir con ellos una pasión en co...

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Frente a los gigantes, o algunos de ellos, como Venecia y Cannes, el Festival de Cine de San Sebastián puede y tiene el deber de presumir de público. De hecho, como ha explicado insistentemente su director, José Luis Rebordinos, a lo largo de todo el verano, a los asistentes están dedicados los cinco Premios Donostia de la 60ª edición. Una máxima que ha repetido en el anuncio de cada uno de los galardonados y una forma de reconocer el compromiso de los espectadores con la cita en tiempos de crisis, de permitirles disfrutar de grandes nombres del celuloide y compartir con ellos una pasión en común: el disfrutar de una buena película.

De momento, y sólo atendiendo a los datos, la venta de entradas se ha incrementado respecto a 2011, a pesar de la subida del IVA en cultura a un tipo del 21%. Hasta anteayer se habían vendido 70.386 tickets, 5.755 más que el año pasado y 6.036 si se compara con 2010. Sólo en el primer día de venta, el pasado domingo, el Zinemaldia despachó 50.000 entradas. Las cifras además apuntan que casi la mitad del presupuesto de la cita, de alrededor de 7,4 millones de euros para 2012, lo aportan los diversos patrocinios y lo recaudado en taquilla. El resto lo sufragan las instituciones.

Casi 71.000 entradas se habían vendido hasta el pasado miércoles

“Sin público, el festival de San Sebastián hace tiempo que hubiera desaparecido”, confiesa rotundo Rebordinos. “Hubiera desaparecido en algún momento concreto de su historia, porque sin público no hubiera podido sobrevivir”. El director se refiere a aquellos años negros en los que todo pareció volverse en contra de la cita donostiarra, cuando cundió “el desprestigio internacional y nadie lo apoyaba”, a excepción, claro está, de ese público fiel, menos numeroso que en la actualidad, pero que invencible consiguió que el festival, aunque renqueante, pueda celebrar este año su 60 aniversario.

“El público es hoy uno de sus grandes activos”, resalta Rebordinos. Un valor “que gusta mucho” precisamente a los diversos directores y actores que llegan a San Sebastián a presentar sus últimos trabajos. La calidez del público donostiarra, su comportamiento ejemplar y entrega es uno de los reclamos que la organización utiliza para convencer a las estrellas de que el Zinemaldia es el mejor lugar para dejarse caer.

“Cuando un director sale del Kursaal y se encuentra a 1.800 personas esperándole para aplaudir su obra al acabar la sesión... Es algo muy bonito, porque grandísimos e importantísimos festivales como Cannes sólo están abiertos a los profesionales”, remarca el director del certamen, “y no es lo mismo el aplauso de la crítica o un periodista que el de una persona que ha pagado su entrada”.

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De las principales citas europeas San Sebastián y Berlín son las dos únicas en las que la oferta se reparte entre industria y prensa, y público. El director habla sobre seguro, conoce la importancia de la complicidad con los asistentes como exresponsable de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de la capital guipuzcoana, un festival cuya dinámica reposa casi exclusivamente en los espectadores.

Otra muestra de ese poder de atracción del público en el Zinemaldia es aquella imagen, en 2007, del actor Richard Gere arrodillado sobre el escenario del auditorio del Kursaal. El actor, que estrena hoy en la inauguración de la present edición El fraude junto a Susan Sarandon quiso agradecer de esa manera al público los cinco minutos de ovación que le dedicó cuando recogió el Premio Donostia.

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