Tres canciones para impactar

Los festivales de jazz aspiran a cubrir el espacio dejado por las discográficas para mostrar jóvenes promesas Vitoria acoge joyas como Akinmusire

El pianista armenio Tigran Hamasyan, ayer, durante el concierto que ofreció en el Teatro Principal.L. RICO

Algunos son jóvenes, pero no tienen por qué serlo necesariamente. Su denominador común es la pasión por el jazz y ese don especial que hace que en tres canciones hagan despertar esa curiosidad de quienes distinguen la calidad de un solo vistazo. Es el número que dice necesitar Iñaki Añua, director del Festival de Jazz de Vitoria, para distinguir a los que apuntan maneras y para hacerles un hueco en el evento.

Son los nombres de aquellos músicos de jazz que aún no han alcanzado el estrellato otros como el octogenario Sonny Roll...

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Algunos son jóvenes, pero no tienen por qué serlo necesariamente. Su denominador común es la pasión por el jazz y ese don especial que hace que en tres canciones hagan despertar esa curiosidad de quienes distinguen la calidad de un solo vistazo. Es el número que dice necesitar Iñaki Añua, director del Festival de Jazz de Vitoria, para distinguir a los que apuntan maneras y para hacerles un hueco en el evento.

Son los nombres de aquellos músicos de jazz que aún no han alcanzado el estrellato otros como el octogenario Sonny Rollins o el omnipresente Joe Lovano, dos de los platos fuertes del festival de la capital vasca. En un momento en el que las discográficas llevan tiempo tocando fondo, sumidas en la crisis en general y en su particular batalla con Internet, los festivales, relata Añua, han cogido el testigo de las compañías para tratar de catapultar a las jóvenes promesas. Ya ocurre con el resto de géneros: a falta de contratos discográficos con muchos ceros, contacto directo con el melómano.

“Euskadi tiene una cantera excepcional de músicos, los tres festivales calan”

Añua no quiere ni oír hablar de generaciones perdidas de músicos de jazz por la crisis. Si no los lanzan unos, lo harán los otros, viene a decir. Pero nunca nadie. Por Vitoria han pasado decenas de músicos en los doce años que lleva en marcha el laboratorio de música en que se convierte cada año, por espacio de una semana, el Teatro Principal vitoriano, bajo el nombre Jazz del siglo XXI. Ayer era Tigran Hamasyan, un pianista armenio que con siete años empezaba a abrir sus ojos al mundo del jazz. Sus sonidos, que entremezclan sonidos de oriente con influencias de grupos como Black Sabbath, son desconocidos para muchos, pero ya aclamados por otros, sobre todo en círculos expertos. Desconocimiento que se diluye con los años, como demuestran ejemplos como la cantante Noa, que llegó a Vitoria cuando pocos pronunciaban su nombre. Algo semejante ha ocurrido con otros como Gonzalo Rubalcaba, Roy Hargrove —que participó en las primeras ediciones de la sección del Principal— o la propia Esperanza Spalding, que vuelve mañana como una artista consagrada. Esta edición pasarán por el teatro perlas como Ambrose Akinmusire, trompetista californiano llamado a ser una de las grandes promesas del panorama jazzístico, que en su primera gira, nada más cumplir la mayoría de edad, hace una década, recaló en Vitoria. O el sobrino del escritor Amin Maalouf, Ibrahim Maalouf, un libanés hijo de trompetista y pianista a cuya puerta han tocado nombres como Sting.

“Ganarían más dinero dedicándose al pop, pero el jazz les llena”

Hay, como no, nombres que se quedaron por el camino y que no lograron volver para pisar el escenario de los grandes, el de Mendizorroza, por perderse por los entresijos del que puede ser un espinoso camino o porque el jazz no pudo con todo, como es el caso de Thomas Chapin, un saxofonista americano que murió víctima de la leucemia dos años después de catar Vitoria. “No quiero presumir de ojo clínico”, asegura con calculada humildad Añua, “pero soy un gran aficionado, nos llegan discos todo el año; los que no terminan por consolidarse son los menos”. Tal es la necesidad de impulsar a los que la organización internacional de festivales, que agrupa a 17 eventos musicales de todo el mundo, está gestando una sección en los programas de todos ellos que se dedique precisamente a poner en valor a las jóvenes promesas y que es probable que lleve el nombre de la sección del festival vitoriano, según explica Añua. “Las universidades americanas están llenas de estudiantes de jazz… Ganarían más dinero dedicándose al pop, pero estudian jazz porque les llena, porque se sienten realizados”, defiende el director.

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¿Hay cantera en Euskadi? “La hay y es excepcional, con tres festivales de jazz magníficos en Euskadi, muy veteranos los tres... Eso cala”. Nombres como Gonzalo Tejada o Iñaki Salvador entran dentro de un amplio listado de músicos que Añua ensalza.

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