PSOE y PSC se citan en junio para estudiar el pacto fiscal

Rubalcaba está al corriente del estado de las negociaciones con CiU

Algo parece que está empezando a cambiar en las siempre difíciles relaciones del PSC con el PSOE. Al menos esa es la idea que transmite la dirección de ambos partidos a propósito del pacto fiscal, para superar la inercia de la subordinación de la calle de Nicaragua a la de Ferraz. Los síntomas son positivos, pero está por ver si se concretan en las próximas semanas. El miércoles se celebra la cumbre de partidos convocada por Artur Mas para analizar el nuevo modelo de financiación de Cataluña (el actual vence en 2013) y en julio se votará en el Parlament la propuesta que el presidente de la Gen...

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Algo parece que está empezando a cambiar en las siempre difíciles relaciones del PSC con el PSOE. Al menos esa es la idea que transmite la dirección de ambos partidos a propósito del pacto fiscal, para superar la inercia de la subordinación de la calle de Nicaragua a la de Ferraz. Los síntomas son positivos, pero está por ver si se concretan en las próximas semanas. El miércoles se celebra la cumbre de partidos convocada por Artur Mas para analizar el nuevo modelo de financiación de Cataluña (el actual vence en 2013) y en julio se votará en el Parlament la propuesta que el presidente de la Generalitat presentará a Mariano Rajoy. En medio queda junio, cuando, en una fecha por concretar pero que podría ser dentro de un mes, se reunirán las cúpulas del PSOE y el PSC. Entonces se verá si el equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba avala la propuesta que defiende Pere Navarro.

La dirección del PSOE asegura que está al corriente de las negociaciones entre el PSC y CiU, pero considera prematuro pronunciarse. Ese análisis es compartido también por el PSC. “Estamos intercambiando información, pero nada más”, explica el Daniel Fernández, secretario de organización del PSC y diputado.

Desde el primer momento, el PSC ha informado al PSOE de su postura y ya le remitió la conferencia que Navarro ofreció en febrero, en la que fijó la posición del partido. La principal novedad era la reducción del 25% de la solidaridad fiscal de la Generalitat en el plazo de seis años, de manera que la mitad de lo que recaudase la Administración autonómica pasara directamente a las arcas de la Generalitat, y la otra, a la llamada bolsa común para distribuir entre el resto de las comunidades.

La propuesta del PSC ha ido concretándose más las últimas semanas y lo que seguramente será más difícil de digerir para el PSOE es que Cataluña salga del régimen común de la LOFCA. Eso implicaría que el pacto fiscal acordado se incorporaría como un modelo propio en el articulado de esa ley o como disposición transitoria, como ocurre con el País Vasco y Navarra, que tienen un régimen foral, y con el trato económico diferenciado que se da a Canarias, Ceuta y Melilla.

El otro punto que generará suspicacias será la llamada “llave de la caja”: si la ha de tener la Generalitat o el Estado, sea a través de una agencia tributaria catalana o de un consorcio compartido. A modo de presagio, el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra marcó territorio tachando de “invención absolutamente injusta” el pacto fiscal. El PSC le respondió con un argumento habitual de Mas: le invitó a pronunciarse sobre el concierto vasco, que apoya tanto el PSOE como el PP.

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