Novagalicia mantiene su proyecto pese a las duras exigencias del decreto

La entidad necesitará cerca de 1.300 millones para reforzar sus dotaciones

Feijóo (a la izquierda, de espaldas) charla con afectados por las preferentes ayer en Santiago.JOSÉ CAROU

Contra todo pronóstico, el mundo no se vino abajo para Novagalicia Banco ayer pese a las duras condiciones que ha impuesto el Gobierno en la segunda reforma financiera de la era PP. Fuentes de la dirección mantienen que las nuevas provisiones que tendrán que afrontar por el elevado peso del ladrillo en su balance son “asumibles”, dentro de las alternativas que ofrece el propio decreto.

Tirando de calculadora, NCG mantiene créditos con promotores de 10.449 millones y de ellos, 5.020 son dudosos o están a un paso de serlo, por lo que cuentan con sus respectivas dotaciones. El crédito sano...

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Contra todo pronóstico, el mundo no se vino abajo para Novagalicia Banco ayer pese a las duras condiciones que ha impuesto el Gobierno en la segunda reforma financiera de la era PP. Fuentes de la dirección mantienen que las nuevas provisiones que tendrán que afrontar por el elevado peso del ladrillo en su balance son “asumibles”, dentro de las alternativas que ofrece el propio decreto.

Tirando de calculadora, NCG mantiene créditos con promotores de 10.449 millones y de ellos, 5.020 son dudosos o están a un paso de serlo, por lo que cuentan con sus respectivas dotaciones. El crédito sano, 5.429 millones, debería aumentar su colchón de provisiones en porcentajes que dependerán de las garantías de cada préstamo (suelo, edificios en construcción o construidos). Fuentes financieras apuntaban a que la cifra podría rondar los 1.300 millones de euros, aunque ni la propia entidad se atrevió ayer a estimar hasta que no conozca en detalle el contenido de la norma.

“Habrá que estudiar las salidas, pero hay más de una”, señalaba ayer una fuente de Novagalicia que, además, considera que “con esta reforma por fin se desatascará el crédito”. La alternativa más inmediata pasaría porque pidiese más dinero público a través de bonos convertibles (llamados cocos, se convierten en capital a favor del prestamista si no se remuneran). Aunque es una palanca de financiación muy cara, por la que se paga un 10% de interés, la entidad está abonando ahora un 7,9% por el dinero que ya ha inyectado el fondo de rescate. Y, lo más importante, el Gobierno no obligará a los bancos a fusionarse a cambio de ese nuevo manguerazo de capital. “El plan de negocio de Novagalicia es sólido, los inversores lo conocen. Además, tiene un balance limpio y cuenta con el Estado como socio. Otras entidades pueden tener más reparos en que el FROB entre en su capital, Novagalicia no tiene ese problema”, insistieron desde la financiera gallega.

El Gobierno ha dado un mes de plazo a la banca para que presente las medidas que va a tomar para cumplir con el decreto. En cuanto a la transferencia de los activos tóxicos a una empresa que los gestione —otra de las nuevas exigencias—, Novagalicia cuenta con un departamento que, simplificando, es lo más parecido al banco malo que el Gobierno ha obligado a crear. Convertido en sociedad inmobiliaria, que no estará ligada al banco, tendrá que desprenderse en un plazo breve de tiempo de las viviendas que se ha adjudicado la entidad. Lo mismo harán otros bancos en la misma situación, lo que presionará —por fin— a la baja los precios.

Sumado a todo lo anterior, Novagalicia tiene ya un déficit de capital principal importante que deberá solucionar. Tras la aplicación de los resultados negativos de 2011, de 169 millones, los 3.841 millones que forman ahora su columna vertebral suponen un 8% de los activos medidos por su riesgo, cuando el nivel mínimo es el 10%.

Visto lo visto, la solución para mantener el proyecto, pese a todo el optimismo que invade a la dirección, es tremendamente complicada. Incluso dentro del PP gallego crecen las dudas. Alberto Núñez Feijóo, que ayer participó en el programa La Ventana de la Cadena SER, evitó dar garantías sobre el futuro del banco. Acerca del espinoso tema de las preferentes, Feijóo señaló culpables: “Muy buena fe, los directores de oficinas que vendieron preferentes, no debieron de tener”. A la salida del programa, el presidente charló, en tono cordial, con un grupo de afectados que estaba entre el público, a los que prometió una entrevista oficial.

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