Carlos Rubio | arquitecto

“Será un icono de Madrid, un parque elevado con 50 cerezos o almendros”

El responsable de la reforma defiende que su proyecto recuperará La Cebada para el peatón

Proyección del futuro jardín aéreo de La Cebada.

“La plaza de La Cebada era hace siglos la más grande de Madrid, mayor que la plaza Mayor incluso, hasta que se construyó en ella el antiguo mercado de hierro [1875]. Actualmente había desaparecido, ocupada por el edificio de hormigón. La vamos a recuperar, incluyendo además un edificio singular, diferente arquitectónicamente al resto del barrio pero con tirón, con la vocación de convertirse en un icono de la ciudad”. Así explica el arquitecto Carlos Rubio (Barcelona, 1950) la reforma de esa zona de Madrid, de la...

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“La plaza de La Cebada era hace siglos la más grande de Madrid, mayor que la plaza Mayor incluso, hasta que se construyó en ella el antiguo mercado de hierro [1875]. Actualmente había desaparecido, ocupada por el edificio de hormigón. La vamos a recuperar, incluyendo además un edificio singular, diferente arquitectónicamente al resto del barrio pero con tirón, con la vocación de convertirse en un icono de la ciudad”. Así explica el arquitecto Carlos Rubio (Barcelona, 1950) la reforma de esa zona de Madrid, de la que es responsable junto a Enrique Álvarez-Sala. Madrileño de toda la vida, profesor de la Escuela de Arquitectura hasta hace unos años, cuando lo dejó para centrarse en la torre Sacyr en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, y corresponsable del parque Madrid Río, Rubio explica por teléfono a esta diario las principales características de su proyecto.

Pregunta. Ha sido un proyecto complicado…

Ha sido largo. Hace seis años ganamos el concurso internacional de ideas que convocó el Ayuntamiento, que por entonces planteaba hacer la reforma con fondos propios. Luego fue consciente de que no tenía dinero y de que la solución era licitarlo. Se hicieron estudios de viabilidad, pero se introdujeron poco cambios. Se redujo la altura de la zona deportiva, porque en principio se planteó construir una cancha de baloncesto pero se vio que no era necesario porque en el barrio no había gente organizada en equipos, y se cambió por una sala multiusos. Así se ganó una planta por debajo, a la altura de la calle del Humilladero.

Respuesta. ¿Y qué ha cambiado ahora?

Se ha ganado una planta comercial en lo que antes era el semisótano, ocupado por dársena de carga y descarga. Así se ha podido enterrar una planta todo el edificio, y se ha convertido la última en un parque. No es que se haya puesto sobre la azotea, sino más bien se levantará sobre la última planta, a la que se le quitará la cubierta.

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P. ¿De quién ha sido idea?

R. Del Ayuntamiento de Madrid.

P. ¿Cuánto costará levantar el centro comercial y el polideportivo?

Rondará los 40 o 45 millones y se tardará en construir alrededor de 30 meses. El que se haga con la concesión deberá ser un gestor que vaya colocando las distintas piezas. Hay 13.500 metros cuadrados de superficie comercial, 8.900 de usos deportivos, 15.000 de aparcamiento, más los 4.200 de las zonas verdes en la planta superior.

El futuro parque, visto desde el aire.

P. ¿Qué tipo de centro comercial albergará el complejo?

R. En la planta baja habrá un mercado, al que puede incorporarse hasta 60 puestos. Tampoco todos los que hay ahora [alrededor de un centenar] han manifestado su interés por hacerlo, muchos son gente mayor, sus hijos no quieren seguir con el negocio y prefieren cobrar una indemnización por la concesión y retirarse. [En 2010, el Ayuntamiento calculó que podría verse obligado a pagar hasta 17 millones a los comerciantes].

Los comerciantes nunca estuvieron contentos con cómo quedó el mercado, se construyó para 200 puestos pero nunca se llenó, en su momento de máximo esplendor tenía 120 abiertos y siempre parecía medio abandonado. Ahora está en condiciones penosas, pero se sacan un dinero extra con el aparcamiento.

El proyecto prevé crear una planta baja con dos o tres pescaderías, dos o tres fruterías, mantequerías, etcétera. Eso ahora tiene mucho tirón turístico. Debajo se podría poner un Mercadona, un Carrefour, un Eroski, algo así. Y encima aún quedarán dos plantas comerciales que no tienen que dedicarse a alimentación.

P. ¿Y el polideportivo?

Así quedará la entrada del centro comercial.

R. En la planta baja se pueden instalar tiendas asociadas al uso deportivo. Se baraja además dar locales allí a las asociaciones de barrio que ahora están gestionando el patio de La Cebada. Encima estaría la planta con salas deportivas; encima, una técnica, con la vasija de la piscina; y en la última, las piscinas: una de 25x12 metros, otras de 15x6 metros y otra de burbujas o de rehabilitación, más pequeña. Y en la azotea, el parque, a 14,6 metros de altura sobre la plaza.

P. ¿Qué árboles se podrían plantar allí?

R. Hay previstos 52 árboles y 1.000 metros cuadrados de pradera. Usaremos el mismo sistema que en la avenida de Portugal, donde se plantaron cerezos sobre el aparcamiento. Habrá 60 centímetros de relleno de tierra para el césped, y los árboles se pondrán sobre parterres elevados alrededor de 1,8 metros del suelo, cuyos bordes servirán a modo de bancos con respaldo. Pensamos plantar cerezos y almendros, que tienen una forma de florecer muy espectacular.

P. ¿Cómo será el parque?

R. Será el primero de estas características en Madrid, pero ya hay uno en París, en Nueva York, en Chicago. Se accederá por escaleras mecánicas, más un ascensor para minusválidos y cuatro escaleras de emergencia. Tendrá un quiosco de bebidas y una terraza-restaurante.

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P. ¿No puede plantear problemas de movilidad construir un complejo tan ambicioso en un área tan densa del centro?

R. La ocupación del suelo es similar o incluso menor a la actual. De hecho, habrá más espacio público, puesto que recuperaremos la plaza central, que había desaparecido. Y el espacio a sus pies se peatonalizará. El aparcamiento contará con un centenar de plazas para residentes y 200 de rotación. De hecho, el Ayuntamiento podría construir hasta cuatro plantas subterráneas, y sólo planea hacer dos, aunque eso puede cambiar si el concesionario que gane el concurso necesita obtener mayor rentabilidad.

P. ¿Qué opina de las voces que defienden el valor arquitectónico del edificio actual?

R. Es un malísimo mercado y siempre lo ha sido, pero siempre hay nostálgicos que lo defienden. Es una mole de hormigón que nunca ha gustado a nadie, no ha funcionado nunca. No tiene un solo acceso sin escaleras; es de una altura desmesurada para solo dos plantas; las bóvedas por las que debía entrar la luz están cegadas… Es un horror.

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