UGT denunciará a los representantes de CC OO en Panrico por agresión

Las tensiones entre los dos sindicatos llevan a suspender la negociación con la empresa y Trabajo

Las cosas se ponen feas en Panrico. Y no es por divergencias entre la empresa y los trabajadores, sino por el conflicto que enfrenta a los representantes de los sindicatos CC OO y UGT. Si ayer lunes las partes reconocían que la reunión de mediación celebrada en la dirección de Relaciones Laborales había sido "tensa", hoy UGT ha anunciado que denunciará una agresión por parte de un representante de CC OO. El resultado más inmediato es que se ha suspendido la reunión en la que esta mañana debían proseguir...

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Las cosas se ponen feas en Panrico. Y no es por divergencias entre la empresa y los trabajadores, sino por el conflicto que enfrenta a los representantes de los sindicatos CC OO y UGT. Si ayer lunes las partes reconocían que la reunión de mediación celebrada en la dirección de Relaciones Laborales había sido "tensa", hoy UGT ha anunciado que denunciará una agresión por parte de un representante de CC OO. El resultado más inmediato es que se ha suspendido la reunión en la que esta mañana debían proseguir las negociaciones con la empresa, con la dirección de Relaciones Laborales de la Generalitat como mediador, para evitar el cierre de la planta de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Oriental), donde trabajan 464 personas.

Como suele ocurrir, las versiones de unos y otros sobre lo ocurrido ayer durante la reunión no tienen nada que ver. UGT controla el comité intercentros y su presidente, Juan Santo, mantiene que hubo una agresión a alguien de su sindicato "cuando salía de la reunión". Por su parte, el portavoz del comité de empresa de la planta de Santa Perpètua de Mogoda, Pedro Izquierdo, de CC OO, admite que la tensión llevó a algunos compañeros a perder las formas, pero niega la mayor y reta a UGT: "Si hubo una agresión, entiendo que se denuncie". Algo más clarificador, el responsable del área de Agroalimentaria de CC OO, Miguel Ángel Domínguez, reconoce que hubo "empujones, lo normal en momentos de tensión". Fuentes de la Generalitat y de la empresa no se posicionan sobre ninguna de las dos versiones, pero confirman que hubo gritos, "amenazas" y algún contacto físico.

El conflicto entre los dos sindicatos complica la posibilidad de alcanzar un acuerdo que permita salvar la fábrica del Vallès. Panrico, controlada por el fondo Oaktree, asegura que la planta que elabora Donuts en Santa Perpètua de Mogoda está abocada al cierre por los elevados costes laborales, el 40% superior al resto de fábricas de la compañía en España, con una elevada tasa de absentismo y ultima un expediente de extinción. La postura de UGT es que alguna rebaja hay que aceptar. "Bajo ningún concepto lo que dice la empresa, pero algo que sea mejor que irnos todos al paro a cobrar 1.000 euros", en palabras de Juan Santo. CC OO, por su parte y sin olvidar que es el sindicato que controla la fábrica desde hace décadas, ha puesto sobre la mesa 50 prejubilaciones como alternativa a la rebaja salarial global. Pedro Izquierdo defiende que esta medida y la contratación de nuevo personal a menor coste compensaría los costes laborales que la propiedad pretende reducir.

Histórica empresa catalana, Panrico abrió la planta de Santa Perpètua en la década de 1960. Antes de Oaktree, su último dueño fue la banca acreedora, ya que su anterior dueño, el fondo de capital riesgo Apax Partners, que adquirió el 100% de la firma en 2005, no logró hacer realidad sus ambiciosos planes que pasaban incluso por su salida a Bolsa.

Con el conflicto sindical de fondo, la postura de la empresa parece inamovible. Fuentes de Panrico se apoyan en dos argumentos de peso: la planta cerró 2011 con unas pérdidas “insostenibles”, de 200 millones de euros (en 2010 perdió otros 229) y arrastra una deuda de 350. Además, los costes laborales son el 40% superiores al resto de plantas españolas de la firma “e incluso de la competencia”. Total: “inviable”. Su propuesta es indemnizar a los trabajadores por la parte de sus salarios que corresponde a la llamada “mochila”: complementos y pluses que arrastra históricamente buena parte de la plantilla. Si se les indemnizara por este concepto y se les dejara de pagar la mochila, “los costes todavía seguirían por encima del 15%, pero se evitarían los despidos y se mantendría el 100% de la plantilla”, indican las mismas fuentes, que aseguran que en Santa Perpètua los empleados trabajan 55 días menos que la media de la industria catalana.

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