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Juan Mayorga: “Mi placer culpable es espiar lo que leen otros en el metro”

El dramaturgo y director de escena publica un ensayo filosófico sobre el pensamiento de Walter Benjamin

Dramaturgo y director de escena mayúsculo, amén de doctor en Filosofía y licenciado en Matemáticas, Juan Mayorga (Madrid, 1965) presenta Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Política y memoria en Walter Benjamin (Abada), un ensayo donde explora el pensamiento del alemán desde una perspectiva temporal de los cambios políticos.

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Dramaturgo y director de escena mayúsculo, amén de doctor en Filosofía y licenciado en Matemáticas, Juan Mayorga (Madrid, 1965) presenta Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Política y memoria en Walter Benjamin (Abada), un ensayo donde explora el pensamiento del alemán desde una perspectiva temporal de los cambios políticos.

En este libro cuelga el hábito de dramaturgo para ponerse el de filósofo. ¿Cuál es su relación intelectual con Walter Benjamin, el protagonista del ensayo? La filosofía es un plan de vida al que todos estamos convocados. Todos estamos llamados a ser filósofos, y yo procuro serlo en cualquier momento, también cuando hago teatro. Tuve la suerte de dedicar a Walter Benjamin mi tesis doctoral, en la que enfrenté su pensamiento a los de Carl Schmitt, Ernst Jünger y Georges Sorel. Desde entonces, no ha dejado de interrogarme.

¿Qué papel juega Benjamin en la composición de su imaginario literario? Obras como El jardín quemado, Himmelweg, La tortuga de Darwin, El cartógrafo o La colección son, en buena medida, una conversación con Walter Benjamin. En general, muchas preocupaciones y preguntas de mi teatro son benjaminianas.

¿A qué hora del día prefiere escribir? ¿Y en qué lugar prefiere hacerlo? Escribo a cualquier hora y en cualquier lugar. Soy un escritor de mochila, que carga con sus textos como la tortuga con su caparazón. Además, los llevo en la cabeza, así que puedo escribir mientras camino. No es necesario papel para escribir, igual que no hace falta tablero para jugar al ajedrez. La escritura es, como el ajedrez, memoria e imaginación.

¿Cuál es la mejor crítica que ha recibido? Un creador debe convertir en buena cualquier crítica que le hagan. Las mejores son las de quienes leen lo que tú no sabes que has escrito. Una obra sabe cosas que su autor desconoce. De ello trata mi obra El crítico, asimismo benjaminiana.

¿Y ha habido alguna que le doliera? Me duele ver que algo que he intentado comunicar no es recibido por personas que respeto. A menudo, acabo descubriendo que ello se debe a que no he hecho bien mi trabajo y me pongo a reescribir. Si una crítica te lleva a reescribir, es una buena crítica.

¿Un estreno reciente en teatro que le apasionara? Travy, el asombroso espectáculo de la familia Pla-Solina.

Cite sus tres dramaturgos de cabecera. Qué difícil. Diré Sófocles, Shakespeare, Calderón. Me duele no citar a Lorca.

¿Y sus tres filósofos? Diré Sócrates y Aristóteles —y así estaré nombrando a Platón— y Kant. Pero déjeme decirle que últimamente nadie me ha hecho pensar tanto como Simone Weil.

¿Qué libro tiene ahora mismo en su mesilla de noche? En mi mesilla, de noche y de día, siempre tengo Ilíada.

¿Uno que no lograra terminar? Cuando leo El mundo como voluntad y representación, llego a una frase —siempre la misma— en que tengo que detenerme y volver a empezar. Así una y otra vez.

¿Cuál es la librería más bonita del mundo? Me emocionan las librerías de pueblo o de ciudad pequeña, arcas de paz, libertad y resistencia que navegan contra viento y marea. Una muy bonita es La tienda de Lope, en Olmedo.

¿Un músico o grupo musical al que admire especialmente? Echo de menos a Nirvana.

¿El disco que se llevaría a una isla desierta? A mi mujer le gusta Tom Waits. A una isla desierta me llevaría Blood Money, de Waits, y a mi mujer.

¿Qué canción suena en bucle en su cabeza en este momento? Aunque es de noche, de Rosalía.

¿Cuál es la película que ha visto más veces? Con faldas y a lo loco.

¿Y una que le recuerde a su infancia? Shane, que en España se tituló Raíces profundas. Pienso mucho en ese niño y en el forastero que lo protege.

¿Qué actor querría que lo interpretara en una obra o biopic sobre su vida? Blanca Portillo.

¿La última serie que vio del tirón? He visto muy pocas series, y ninguna de tirón. La última que he visto entera es Adolescencia, que me interesó mucho.

Recomiéndenos un cómic. Maus, de Art Spiegelman. Por cierto, Spiegelman ha sabido expresar que la memoria del horror del Holocausto debería detener el horror de Gaza.

¿En qué museo se quedaría a vivir? El Prado, entre cuyos vigilantes tengo un amigo, el novelista Mohamed El Morabet. Pediría a Mohamed que me dejase dormir en la sala 049, bajo Noli me tangere, de Correggio.

¿Cuál es su podcast de cabecera? Escucho los de la BBC. No porque mi inglés sea bueno, sino para mejorarlo. Aprendo mucho con ellos.

¿Tiene algún placer culpable en materia cultural? Espiar lo que leen otros en el metro.

¿Cuál es su personaje histórico favorito? Jesús.

¿Qué trabajo no aceptaría jamás? Cualquiera que hiciese daño a otro ser humano.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? La velocidad.

De no haberse dedicado al teatro, le habría gustado ser… Creo que podría haber sido un buen profesor de matemáticas.

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