‘Una melodía de muerte y destrucción’, de Ivy Pochoda: una novela negra furiosa y combativa

La autora estadounidense vuelve a mostrar su capacidad para crear un camino literario ajeno a cualquier otra corriente dentro del género

Retrato promocional de la autora Ivy Pochoda Author Photo 2020 (c) Maria KanevskayaMaria Kanevskaya (SIRUELA)

Es probable que los lectores que lleguen por primera vez a Ivy Pochoda a través de estas páginas se sientan un poco perdidos, en particular si se trata de aficionados a la novela negra. No se preocupen, han aterrizado en otro planeta literario, uno que brilla sin necesidad de estrellas que le den calor, un universo autónomo dentro del género, ...

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Es probable que los lectores que lleguen por primera vez a Ivy Pochoda a través de estas páginas se sientan un poco perdidos, en particular si se trata de aficionados a la novela negra. No se preocupen, han aterrizado en otro planeta literario, uno que brilla sin necesidad de estrellas que le den calor, un universo autónomo dentro del género, el planeta Pochoda. Sigan. No se arrepentirán.

Florence Florida Baum es una reclusa de una prisión de mujeres en Arizona. Estamos al principio de la pandemia y la vida en la cárcel se complica. Además, esta niña bien de fondo oscuro tiene una amenaza constante, Diana Diosmary Sandoval, alias Dios. La primera parte, la carcelaria, tiene ya esa potencia de la literatura de Pochoda, que vimos en Esas mujeres (Siruela, 2023): voces que no sabes de dónde vienen, temblores en el lector, potencia a raudales, mujeres que se valen por sí mismas, sin mediaciones masculinas, enseñando los dientes.

La libertad será solo el principio de algo. A Dios y a Florida les une un oscuro secreto, uno que apela directamente a la gran pregunta de la novela negra: ¿qué tenemos ahí dentro, muy al fondo, que nos hace pasar en ciertas circunstancias ciertos límites? Porque hay que avisar al lector de dos aspectos esenciales de esta historia. Por una parte, no es un procedimental —a pesar de la presencia, muy potente, de una mujer policía—,tampoco una novela enigma, sino que bordea el género y lo retuerce. Por otra parte, Florida y Dios no tienen una sola cara, no son solo víctimas, ni perpetradoras, no son de una pieza y nunca serán mujeres fatales. Hay furia contenida y furia desatada, contra los monstruos interiores y contra las barbaridades del sistema. Se siente sobre ellas el peso de un mundo diseñado por hombres, de su violencia y desconsideración, pero no esperen llanto aquí. Ahora bien, cuidado: la autora no juzga ni justifica, en un ejercicio literario complicado del que sale viva gracias al poder de las voces que pueblan el relato.

Un poco antes de la mitad el libro da un salto. Podría haberse quedado en una road movie alocada con dos mujeres aplastadas por el peso de la culpa, el pasado y la violencia de sus actos. Pero entonces no estaríamos ante una novela de Pochoda, que incluye aquí al personaje que da equilibrio a todo: la inspectora de policía Lobos (cuántos habrían hecho ocho novelas solo con este personaje), una mujer con una enorme rabia contenida que tiene un origen común al de Florida y Dios, pero contra el que ella lucha de otra forma.

La Calle cinco, en Skid Row, uno de los escenarios fundamentales de la novela de Pochoda.MediaNews Group/Los Angeles Dail (MediaNews Group via Getty Images)

Queda el contexto, porque Florence, Florida, huye a Los Ángeles, su casa, una ciudad en constante destrucción, que en la novela aparece como un lugar fantasma atravesado por los efectos de la pandemia (y no tan distinta a la del Harry Bosch de Michael Connelly o la del reciente y vibrante Silencios que matan, de Jordan Harper). La protagonista se adentra en los asentamientos masivos de personas sin hogar, no tan lejos de la mansión familiar, y el lector alucina, conoce otras formas de violencia, se ahoga con la protagonista en esa ciudad apocalíptica.

“Al final lo hecho, hecho está, y no hay manera de deshacerlo. Que otros busquen la moraleja si quieren”, dice uno de los personajes hacia el final, un remate justo y nada reparador, violento también, de una historia que no pretende tranquilizar conciencias.

Uno de los grandes méritos de Ivy Pochoda es que no hace una sola concesión al espectáculo, pero el lector queda igualmente atrapado; no utiliza el ritmo del thriller, pero no se puede parar de leer, es imposible escapar a su hechizo. Una melodía de muerte y destrucción no es Esas mujeres (Siruela, 2022), uno de los libros más potentes del género en la última década, pero no deja de ser turbador y magnífico.

Una melodía de muerte y desutrcción

Ivy Pochoda
Siruela, 2025
304 páginas, 24,95


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