‘¿Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad?’, un melodrama sobre el desdoblamiento de personalidad

Mireia Gabilondo entrevera de humor su obra sobre relaciones maternofialiales distantes y otros trastornos del alma, en la que sobresale la actuación fulgurante de Aitziber Garmendia

Karmele Aramburu (derecha) y Aitziber Garmendia, en '¿Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad?', de Mireia Gabilondo, en el Teatro María Guerreo.Bárbara Sánchez Palomero

Las relaciones maternofiliales pueden ser un Jardín del Edén, pero también un campo minado, como sucede en Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad? En este melodrama psicológico, escrito y dirigido por Mireia Gabilondo en el Teatro María Guerrero, Lucía es hija de Martina, una psiquiatra reputada, que a su vez es amiga...

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Las relaciones maternofiliales pueden ser un Jardín del Edén, pero también un campo minado, como sucede en Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad? En este melodrama psicológico, escrito y dirigido por Mireia Gabilondo en el Teatro María Guerrero, Lucía es hija de Martina, una psiquiatra reputada, que a su vez es amiga y supervisora de José Manuel, psicólogo con parálisis cerebral. Lucía y Martina mantienen una relación distante y dolorosa. Ambas están paralizadas emocionalmente, pero mientras que la madre encuentra una válvula de escape en el ejercicio de su profesión, la joven sufre un desdoblamiento de personalidad: Yoldi, su otro yo, es una chica simple, vitalista, bienhumorada, de las que nunca le crearían problemas a su progenitora.

La obra comienza con la irrupción de Yoldi en la consulta de José Manuel: viene a cuidarle las plantas, recomendada por Martina. Aitziber Garmendia, su intérprete, hace una entrada en escena fulgurante. Su caracterización es espléndida. Toda su fisonomía está cambiada: rictus, labios, ojos, entrecejo, en una transformación conseguida limpiamente, sin maquillaje. Está a un paso de ser La Tonta del Bote, criatura creada por Lina Morgan, pero sabe echar el freno a tiempo. Su personaje cómico tiene hondura. Telmo Irureta, su antagonista, es un actor a quien su movilidad reducida no le quita gracia: a todos sus antihéroes les presta su agudo sentido del humor, su manera precisa de colocar los chistes. Entre ambos comediantes se reproduce esa reacción química que existía ya a raudales en Sexpiertos, otra producción de Tanttaka Teatroa, aún en gira.

Como personaje, Yoldi tiene encanto y enjundia suficientes para ser el eje de la función, que podría haberse articulado perfectamente en torno a su carácter humorístico sencillo, pero Gabilondo ha optado por convertirla en uno de los dos polos de un caso de trastorno de identidad disociativo, cuya verosimilitud descansa por entero en la fantástica labor de su intérprete. No le ayudan ni la escasa justificación del trauma al que se achaca su personalidad desdoblada ni la frecuencia con la que Gabilondo pone frases de autor en boca de sus antihéroes. Las últimas escenas giran en torno a una moraleja harto subrayada, que está ya implícita en el largo título de la obra. Karmele Aramburu, intérprete de Martina, pone un punto final sorpresivo.

Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad?

Texto y Dirección: Mireia Gabilondo
Reparto: Karmele Aranburu, Aitziber Garmendia, Telmo Irureta y Candela Solé.
Teatro María Guerrero. Madrid. Hasta el 24 de noviembre.

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