Voluspa Jarpa: “La frivolidad en el arte me daña”

La exposición de la artista chilena en la galería La oficina de Madrid pone en relación la intervención de Estados Unidos en Chile con el minimalismo de los años sesenta y setenta

El trabajo de la artista chilena Voluspa Jarpa (Rancagua, 1971) se basa en las historias que se guardan en los archivos. Su exposición Política de las formas, en la galería La oficina de Madrid (hasta el 24 de noviembre), pone en relación la intervención de Estados Unidos en Chile con el minimalismo de los años sesenta y setenta.

¿Con qué tres palabras definirían su nueva exposición Política de las formas? Pasado en el futuro.

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El trabajo de la artista chilena Voluspa Jarpa (Rancagua, 1971) se basa en las historias que se guardan en los archivos. Su exposición Política de las formas, en la galería La oficina de Madrid (hasta el 24 de noviembre), pone en relación la intervención de Estados Unidos en Chile con el minimalismo de los años sesenta y setenta.

¿Con qué tres palabras definirían su nueva exposición Política de las formas? Pasado en el futuro.

Al echar la vista atrás a su trabajo, ¿cuáles diría que han sido sus obsesiones recurrentes? Trato de entender lo que ha pasado en la sociedad más allá de lo que la gente dice que ha pasado. Vivo en la tensión entre el documento de archivo y el testimonio subjetivo, creo que esa tensión es lo que siento como la huella de la colonialidad.

¿Cuándo supo que se dedicaría al arte? A los 11 años. Pasaba algunas noches en vela dibujando y pintando y solo lo hacía cuando mi familia estaba durmiendo.

¿Hay días que se arrepienta de esa decisión? Me arrepentí una sola vez: 2011 estaba invitada a dos bienales simultáneas y tenía muy clara la obra: la Biblioteca de la No-Historia. Cuatro meses antes de ellas no tenía dinero para financiarlas, eran unas obras que se diseminaban con la acción del público, pensé: “Sé cómo deben ser estas obras, no pueden ser menos de lo que imagino u no tengo plata para financiarlas. Esto es un claro signo que no debo seguir siendo artista”. Sin embargo, seguí siendo artista en la medida que luché por ello, con ayuda de mucha más gente. No podía sola.

¿Qué obra de arte ajena le habría gustado crear? Siempre me ha parecido misterioso el Étant Donnés, de Marcel Duchamp.

¿Qué es lo más bonito que le han dicho sobre su trabajo? Pues con esa pregunta se me vienen dos momentos en mi cabeza: todas las cosas que vivo mientras estamos involucradas haciendo el trabajo con las personas que colaboran para que este sea una realidad, en este sentido es un proceso como orquestal. Y también en la recepción del trabajo, las personas que se emocionan con los fragmentos de verdades que aparecen en él. Me emociona compartir conocimiento.

¿Y lo más extravagante? Que mi trabajo no es exactamente arte, pues implica demasiada información y el arte no es conocimiento concreto.

¿Qué ha aprendido del mundo del arte que no se pueda aprender en un libro? El proceso material creativo de las artes visuales es completamente vertiginoso e implica una gran entrega, no es traducible a las palabras y ese proceso queda como huella en las obras que las personas después ven.

¿En qué museo se quedaría a vivir? Me ha pasado paulatinamente que cada vez disfruto menos de los museos, sobre todo los enciclopédicos y coloniales, me producen una gran vergüenza. Pero me quedaría a vivir en el ala de las Pinturas Negras de Goya en el Prado, me han fascinado desde niña y nunca me ha dejado de fascinar, como otras cosas que si me han dejado de interesar.

¿Qué libro tiene abierto en la mesilla de noche? Estoy leyendo en este momento todos los libros de Rita Segato, a quien he tenido el placer de conocer recientemente y la considero una autora de una lucidez y agudeza que me emocionan. Así que estoy leyendo Escenas de un pensamiento incómodo: género, violencia y cultura en una óptica decolonial y todos los demás.

¿Uno que no pudo terminar? No he podido terminar Desear desobedecer-Lo que nos levanta, 1, de Georges Didi-Huberman, pero espero hacerlo.

¿Qué libro recomendaría para aprender sobre arte contemporáneo? Un pequeño libro que se llama A la zaga: decadencia y fracaso de las vanguardias del siglo XX, de Eric Hobsbawm, plantea un interesante descalce entre las formas del arte y la historia dura.

¿Cuál es la película que más veces ha visto? Andrei Rublev, de Andrei Tarkovski, y La naranja mecánica, de Stanley Kubrick.

¿La que le recuerda a su infancia? La naranja mecánica la vi a los 12 años y quedé impactada.

¿La última serie que vio del tirón? Las veo compulsivamente, para no pensar, así que después las olvido.

Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? Maldigo del alto cielo, de Violeta Parra, la artista chilena más grande que ha existido.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? La opinión ajena.

¿Qué encargo no aceptaría jamás? Decorarle la casa a alguien. La frivolidad en el arte me daña.

¿Cuál es el suceso histórico que más admira? Las independencias de América Latina, las del pasado y las que vienen.

De no haberse dedicado al arte, sería… Matemática o hacker.

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