El arte combativo de Carolina Caycedo clama por el medio ambiente en el IVAM
‘Tierra de los amigos’ es la primera revisión en Europa del trabajo de la artista colombiana, centrado en la construcción de una memoria ambiental como espacio para la conservación y la justicia social
El río que recorre los Andes más septentrionales de América por el extenso valle del Magdalena y donde se asentaron culturas prehistóricas es conocido como Yuma, Karacalí o Guaca-hayo. Es la principal arteria fluvial de Colombia. En su origen, sirvió como vía para el intercambio comercial y cultural de distintos grupos indígenas y, más tarde, al ser encontrado y explotado por españoles, fue una de las puertas de saqueo y exportación a Europa. El Yuma reúne lo mejor y lo peor de la historia n...
El río que recorre los Andes más septentrionales de América por el extenso valle del Magdalena y donde se asentaron culturas prehistóricas es conocido como Yuma, Karacalí o Guaca-hayo. Es la principal arteria fluvial de Colombia. En su origen, sirvió como vía para el intercambio comercial y cultural de distintos grupos indígenas y, más tarde, al ser encontrado y explotado por españoles, fue una de las puertas de saqueo y exportación a Europa. El Yuma reúne lo mejor y lo peor de la historia nacional. En sus aguas se solapan la platanera, la masacre, el deterioro medioambiental, los intereses de grandes terratenientes y la resistencia de los campesinos, junto a procesos de urbanización, recolonización y desplazamiento. Un cuerpo de agua del que hay pocos relatos contrahegemónicos que mantengan ese cauce crítico vivo.
Uno de esos relatos lo ofrece Carolina Caycedo (Londres, 1978). Muchos de sus proyectos investigan las vías fluviales, su impacto político y cultural, y su desarrollo histórico, aunque en el caso particular del Yuma, la artista aborda el tema de El Quimbo, la construcción de la presa que obligó a desviar el río desplazando a la población indígena de la región. A través de una exhaustiva investigación y archivo, relata las destructivas consecuencias culturales y medioambientales de la construcción de presas, así como el deseo de dominar el curso de la naturaleza y la complicidad del poder estatal para sofocar el descontento social. Tiene formato vídeo y es de 2014. Realizado para la 8ª Bienal de Berlín, y todavía hoy en desarrollo, el proyecto responde al nombre de Tierra de los amigos, que es lo que significa Yuma en idioma muisca, el título también elegido para su actual exposición en el IVAM, que llega a Valencia tras pasar antes por el Museo Artium, de Vitoria, y el Baltic, en el Reino Unido.
Tender puentes no es sólo un interés institucional en esta exposición. Para la artista es una manera de estar en el mundo y pensar su práctica artística. Así vive y trabaja, con un pie en Colombia, su contexto de origen, y otro en Los Ángeles, donde tiene fijada su residencia. O con un pie en Oaxaca y otro en Hamburgo. O uno en Chile y otro en Medellín. Porque ella es una artista transnacional. Carolina Caycedo nació en Londres, sus padres en Colombia y su hija en Puerto Rico. Estudió en Bogotá, vivió en Nueva York y ha pasado temporadas en Guatemala, Brasil, Berlín y México. Hoy vive en la diáspora, pero su conexión con el territorio es fuerte. En las aguas del Yuma, su familia acumula historias y ella recuerdos de la infancia. Ese fue el detonante para dedicarle al río una tesis llamada Be Dammed (2014), germen de muchos de sus proyectos posteriores. Pero también en otros lugares aparentemente lejanos, como el mundo árabe, indígena o afro donde dice reconocer muchas de las actitudes e idiosincrasias que se dan en esas comunidades.
Lejos de pensar en términos de globalización, lo que ella reclama como artista es la solidaridad, el trabajo en red. A veces es literal, como en Espiral para sueños compartidos, una de sus obras más espectaculares, que a principios de año colgaban, también, del atrio del MoMA neoyorquino. La obra forma parte de una serie titulada Cosmoatarrayas. Atarrayas es el nombre que se da en Colombia a las redes de pesca artesanales redondas. Las utilizan personas y colectivos que están en primera línea de las luchas medioambientales, con quien colabora activamente, y cuyas redes ella manipula de forma lúdica en su estudio. A veces las tiñe y otras les cambia la forma.
La artista siempre reivindica que su trabajo no va sobre el agua, sino sobre la relación que tenemos los humanos con ella
La selección de las obras de la exposición, la mayor revisión del trabajo de Caycedo en Europa hasta la fecha, es muy cuidada y está llena de resonancias, bajo un magnífico trabajo curatorial de Catalina Lozano e Irene Aristizábal. No hay nada que falte ni sobre ni nada dejado al azar, y se agradece en proyectos que aúnan tantas capas de historias y tanto valor simbólico. Las obras merecen tiempo y pensamiento, imposible de desgranar aquí más detalles, aunque sí cabe destacar la nueva producción del Colectivo Cambalache, al que pertenece Caycedo y los artistas Alonso Gil y Federico Guzmán. Se trata de un dibujo de gran formato que remite a los montículos de fosfatos extraídos por la compañía marroquí Phosboucraa y al campamento de protesta de Gdeim Izik, que fue violentamente desmantelado por las fuerzas armadas marroquíes en 2010. Proyectos donde conviven varios tipos de agresión: la de los extractivistas ejercida sobre los territorios, la de las fuerzas estatales que permiten lo primero y la de los discursos coloniales que normalizan las explotaciones en nombre del progreso o la civilización. Una muestra que se presenta también como la oportunidad de proponer un diálogo entre diferentes contextos y entre la obra de Caycedo con luchas feministas, permitiéndole posicionar su trabajo crítico en diálogo con organizaciones y colectivos activos en el terreno. Chapó.
El tema del agua cada vez más copa el interés curatorial y académico de medio mundo, no sólo en el contexto latinoamericano, sino en exposiciones y bienales globales como Bodies of Water (la Bienal de Shanghái de 2021), Rivus (Bienal de Sídney, comisariada por José Roca en 2022), What Water Knows. The Land Remembers (Bienal de Toronto de 2022) o plataformas de investigación como TBA21 y Ocean Space. Carolina Caycedo es consciente de que su trabajo está “de moda” y que debe aprender a navegar las invitaciones que recibe. Por eso siempre reivindica que su trabajo no va sobre el agua, sino sobre la relación que tenemos los humanos con ella, la relación entre humanidad, comunidad y agua. Lo deja claro aquí con un proyecto magnífico no solo artístico, sino también pedagógico. He ahí su valor extra: que reafirma, reafianza y nos lleva a la confianza de nuevo. Una sale de su exposición con recarga afectiva, con ganas de alimentar esas u otras redes de apoyo, entendiendo el nivel de compromiso que tenemos con una misma y con los demás. El suyo es un espacio de valentía donde también encontramos la comodidad de compartir los retos que tenemos como comunidad. O lo que es lo mismo: agua para la vida.
‘Tierra de los amigos’. Carolina Caycedo. IVAM. Valencia. Hasta el 27 de octubre.
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