‘La ligereza’, de Juan Cárdenas: el arte como aspiración “a la condición elemental del pan”

Los cuatro ensayos reunidos por el escritor colombiano reflexionan sobre el discurso estático simplificado, complaciente, que tergiversa el concepto de lo popular y demoniza la singularidad

La capilla de la Virgen del Rosario en Puebla, México, consagrada en 1690.Hugo Ortuño (GETTY IMAGES)

En los cuatro ensayos de La ligereza se concentran tantas reflexiones iluminadoras por centímetro cuadrado de texto que no sé bien por dónde empezar. Quizá Juan Cárdenas juega con la acepción metabólica y anglosajona de lo light, que no es lo “desgrasado”, sino lo envenenado con el “veneno cremoso de la ideología dominante”. Frente a esa ligereza, a menudo confundida con la anorexia estilística, Cárdenas pone el contraejemplo de las ligerísimas catedrales góticas que flotan pese a los arbotantes, la piedra y...

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En los cuatro ensayos de La ligereza se concentran tantas reflexiones iluminadoras por centímetro cuadrado de texto que no sé bien por dónde empezar. Quizá Juan Cárdenas juega con la acepción metabólica y anglosajona de lo light, que no es lo “desgrasado”, sino lo envenenado con el “veneno cremoso de la ideología dominante”. Frente a esa ligereza, a menudo confundida con la anorexia estilística, Cárdenas pone el contraejemplo de las ligerísimas catedrales góticas que flotan pese a los arbotantes, la piedra y los pilares. El autor escribe “no todo lo ligero es transparente”, “la falta de claridad no es necesariamente pesada”. Defiende el barroco latinoamericano frente a la austeridad como nueva marca del canon: abigarramiento, multiplicidad y celebración, multiplicación de panes y peces, que no justifica toda verborrea, pero ejerce de contrapeso contra un discurso estético simplificado, complaciente, que tergiversa el concepto de lo popular y demoniza la singularidad, a veces no nítida, de la palabra literaria. “Todo gran arte aspira a la condición elemental del pan”: esa aspiración, en la que quiero creer, no excluye escrituras que indaguen más allá de la fórmula funcional, del eslogan, de la estructura sujeto verbo predicado. Punto. En la época de la motosierra y sus barbaries simplificadoras, esta manera de entender el arte y pensar la realidad se nos revela profunda y necesariamente política. Con La ligereza iniciamos conversaciones y desdecimos frases hechas sobre la cultura que alimentan un modo de pensamiento que la está aniquilando.

Retrato del autor colombiano Juan Cárdenas. LISBETH SALAS (EDITORIAL PERIFÉRICA)

Cárdenas escribe desde la extrañeza obligatoria de la lengua que usa —esa percepción especial de la lengua es un signo de identidad literaria— y desde su condición de extranjero perpetuo: colombiano en Madrid y retornado a Colombia, Cárdenas hace de la vuelta una performance y enuncia desde ese umbral, desde una crisis y una inadaptación, que está en la base de la novela misma. Busca un nuevo pacto de lectura y escribe con una lengua hermosísima que combina la alegre narratividad autobiográfica con el fundamento sólido de la erudición. Su uso del español hace de estos ensayos una joya; también su habilidad para llevarnos de un lugar a otro visibilizando una retícula textual y cultural indisoluble de nuestro cuerpo y nuestra identidad mutantes. Aquí se entrelazan, en movimiento perpetuo, tan fugaz como contagioso, una cuenta de Tik Tok con fragmentos televisivos ochenteros, la memoria personal, la historia de un hombre que tiene el privilegio de refugiarse en el campo durante la pandemia, los Caprichos de Goya, la toma de posesión del presidente Petro y la aparición de la espada de Bolívar frente a la que se levantó todo el mundo menos Felipe VI, la anticipación pasoliniana de “los aparatos deseantes del actual régimen neoliberal” y su peligrosa idea de la pobreza como garantía de salud moral, el cuestionamiento del realismo en El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María Arguedas, el concepto de cultura atávica de Éduard Glissant basado en una relación ontológica con el territorio, cultura de la génesis y el colonialismo, de los relatos que aspiran a la restitución de ese orden atávico: la telenovela, Juego de Tronos, la búsqueda de lo que nunca existió, la imposibilidad de la fundación y el viaje errático que define la narrativa de Faulkner y la literatura latinoamericana… Después del gozoso ejercicio intelectual, Cárdenas cierra su libro con el relato de una violencia y de un misterio. Quizá no deberíamos renunciar a la profundidad en la interpretación ni a sus placeres. Sospecho que solo en esa profundidad descansa la ligereza inherente a la hipótesis de una cultura democrática.

La ligereza

Juan Cárdenas
Periferia, 2024
136 páginas, 13,50 euros

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