‘A Quico Rivas’, de Fran G. Matute: biografía del conector de la movida madrileña

La documentación conservada en el Archivo Quico Rivas del Museo de Reina Sofía permite reconstruir completa la trayectoria de un activista de la modernidad artística primero en Sevilla y especialmente en el Madrid del arte y la literatura de los primeros años ochenta

'After Dis Berlin', de Quico Rivas. Cortesía de la Galería Guillermo de Osma.QUICO RIVAS (GALERÍA GUILLERMO DE OSMA)

Aquel fenómeno de lúdica transgresión llamado Movida madrileña fue desde muy pronto un mito de la cultura de la Transición en la que la nueva España se miraba obsesivamente para olvidar de donde venía. Pero pasa el tiempo, los mitos se desgastan y llega la hora de tomar perspectiva para estudiar aquella explosión de creatividad con sus luces y sus sombras, su valor y sus deslumbramientos. Si un personaje permite abordar una revisión de aquel ciclo que desembocó en una reinvención de Madrid es un secundario de lujo como ...

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Aquel fenómeno de lúdica transgresión llamado Movida madrileña fue desde muy pronto un mito de la cultura de la Transición en la que la nueva España se miraba obsesivamente para olvidar de donde venía. Pero pasa el tiempo, los mitos se desgastan y llega la hora de tomar perspectiva para estudiar aquella explosión de creatividad con sus luces y sus sombras, su valor y sus deslumbramientos. Si un personaje permite abordar una revisión de aquel ciclo que desembocó en una reinvención de Madrid es un secundario de lujo como Quico Rivas (1953-2008). Escribió entonces crítica de arte, también en estas páginas, hizo collages (como pudo verse recientemente en la Galería Guillermo de Osma), pero su función principal en la construcción de aquella enfervorecida modernidad fue la del conductor. Así lo caracteriza su biógrafo: “Tenía un poco mentalidad de araña que va tejiendo su red en todas direcciones, una red de contactos, de vínculos y, en ocasiones, afortunadamente, de amistades”. Es seguro que Rivas querría haber contado aquella historia porque conservó los papeles para escribirla.

Con sus papeles, el bondadoso mitómano Fran G. Matute ha escrito una breve biografía usando una cantidad indecente de documentación de archivo desconocida. Como estos versos. “Porque somos la escoria y llevamos / el odio grabado en la frente, / la maldad escrita en los ojos, / sembraremos el escándalo en este hospital”. Digamos que aquel joven de la contracultura sevillana jugaba con el fuego de la subversión. Los escribió a mediados de los setenta, cuando ya llevaba un cierto tiempo de activismo asociado a Juan Manuel Bonet, dispuesto a fundir el arte y la vida. De esa mezcla surgió una temprana militancia en la CNT. Y ya en Madrid, al impulsar el colectivo Margen en la orla de Acción Comunista, hicieron acciones contra la Ley de Peligrosidad Social con Bonet o Paloma Chamorro. Así derruían los fundamentos de una sociedad zombi.

'Caravana de camellos II' (2004), de Quico Rivas. Cortesía de la Galería Guillermo de Osma.QUICO RIVAS (GALERÍA GUILLERMO DE OSMA)

Liquidada, la subversión podía hacerse hedonista. Así definió la nueva hornada de artistas: “Por primera vez en muchos años, encantada con el tiempo —los ochenta— que le ha tocado vivir, y hasta el gorro o el moño, según los casos, del desencanto de sus hermanos mayores”. En esos primeros años de la década actúa y es reconocido como un creador de tendencias. Portadas de discos o exposiciones o conferencias o reportajes ilustrados con fotografías de Alberto García-Alix. Rivas estaba allí y conectaba.

Matute escribe esta biografía como una carta dirigida a su biografiado. Habla con él mientras le cuenta la vida que él no consiguió transformar en unas memorias. Y al avanzar en el relato, aparecen las preguntas que no pueden resolver ni los esquemas y borradores conservados en el Archivo del Museo Reina Sofía. “Todo el mundo parecía estar sentando cabeza menos tú, que seguías enzarzado con el tema de las cárceles y viviendo en el pasado con los fantasmas de Madrid”. Había quedado fuera de juego mientras su generación se integraba. Hay una frase de una de sus últimas intervenciones públicas que podría ser su testamento: “Lo que llamamos arte moderno ha dejado definitivamente de ser un espacio de riesgo y libertad, para devenir de nuevo en un asunto de Estado”.

A Quico Rivas 

Fran G. Matute  
Athenaica, 2024
112 páginas. 16 euros

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