A la caza del teatro peligroso
Los primeros estrenos de la nueva temporada prometen un otoño caliente: un monólogo sobre el consentimiento sexual interpretado por Vicky Luengo y repaso a la reciente historia de España a través de Fraga
Parece que el teatro se ha vuelto peligroso. Es paradójico que un arte que no convoca hoy multitudes despierte tantos recelos en ciertas fuerzas del orden: justo esas mismas que ningunean a los creadores llamándolos “titiriteros”. Pero si tan poco valor les conceden, ¿por qué se han retirado de algunas programaciones públicas obras como Muero porque no muero, Orlando, La infamia o El mar? Llámese cancelación, censura o “falta de presupu...
Parece que el teatro se ha vuelto peligroso. Es paradójico que un arte que no convoca hoy multitudes despierte tantos recelos en ciertas fuerzas del orden: justo esas mismas que ningunean a los creadores llamándolos “titiriteros”. Pero si tan poco valor les conceden, ¿por qué se han retirado de algunas programaciones públicas obras como Muero porque no muero, Orlando, La infamia o El mar? Llámese cancelación, censura o “falta de presupuesto”, los “titiriteros” siguen siendo una amenaza a pesar del alcance minoritario del teatro. Por suerte.
“Has puesto una bomba bajo los cimientos de un edificio que hemos construido fatigosamente: la realidad”, le dice un amigo al dramaturgo Luigi Pirandello en la película La inspiración. El gran Pirandello, recién estrenada en Filmin tras pasar fugazmente por los cines españoles la pasada primavera. El filme imagina el proceso de creación de Seis personajes en busca de un autor, la obra con la que Pirandello no solo dinamitó la frontera entre realidad y ficción, sino el propio concepto de realidad. Ahí está el peligro. Dejó tan aturdidos a los espectadores en su estreno en Roma en 1921 que lo abuchearon con cólera.
No es por dar pistas al enemigo (¿o sí?…) pero entre los muchos espectáculos que se van a estrenar este otoño en España encontramos algunos potencialmente peligrosos. El primero se presentó hace una semana en Avilés y comenzará su gira el 31 de agosto en los Teatros del Canal de Madrid: Prima Facie, un reciente monólogo de la australiana Suzie Miller, protagonizado por Vicky Luengo. El meollo aquí es el concepto jurídico de “consentimiento”. Una ambiciosa abogada entre cuyos clientes se encuentran agresores sexuales se enfrenta a sus propios argumentos legales cuando ella misma sufre una violación: no gritó, no se defendió, no hubo violencia… ¿cómo demostrar en un tribunal que no hubo consentimiento? Cuestión candente. Si Jodie Comer se ha llevado un Olivier y un Tony este año por su interpretación en la producción anglosajona, Luengo tiene muchas papeletas para llevarse otros cuantos en España. Ya verán.
Otro estreno que promete calentar el otoño es Iribarne. Sí: Fraga Iribarne, Manuel. Pero no se confundan, no es un biopic ni una parodia. “Es un intento (irreverente) por comprender cómo hemos llegado hasta aquí caminando de la mano de uno de esos personajes secundarios pero increíblemente imprescindibles de la Hermosísima Historia de Esta España Mía”, escriben en su presentación Esther F. Carrodeguas y Xavier Castiñeira, autora y director de la obra. Una pista: Carrodeguas es la autora de Supernormales, pieza que nos dejó pasmados cuando se estrenó hace dos temporadas por su acercamiento sin prejuicios a la sexualidad de las personas con discapacidad. Por cierto, esta producción arranca en octubre gira por España. Iribarne empieza sus representaciones en el Valle-Inclán de Madrid el 12 de octubre.
Para el 20 de septiembre se espera en el Lliure de Barcelona la nueva bomba de la compañía La Calòrica. Al menos eso esperan sus seguidores después de espectáculos como Las aves (sátira desternillante sobre la democracia) o De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda (epoyeya ecologista que entrelaza un congreso de negacionistas con una comunidad de vecinos que tiene un problema de cañerías y un váter reventado). En Le congrès ne marche pas nos invitan a sumergirnos en el Congreso de Viena (1814) y el intento de los gobernantes europeos de volver al estado anterior a la Revolución Francesa después de la que había liado Napoleón.
Otra apuesta bastante segura es Asesinato y adolescencia, con texto de Alberto San Juan y dirección de Andrés Lima. El equipo artístico que produjo Prostitución se adentra ahora en “el turbulento universo de la adolescencia” después de un proceso de investigación con chavales de hoy. Se estrena el 28 de septiembre con producción del Teatro Español de Madrid. Un día después en el María Guerrero se presentará La madre de Frankenstein, adaptación de la penúltima novela de Almudena Grandes antes de su muerte en 2021, quinta de su serie de Episodios de una guerra interminable. Memoria del franquismo y sus consecuencias individuales. Es una coproducción del Centro Dramático Nacional (CDN) y el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) con dirección de Carme Portaceli y un reparto encabezado por Blanca Portillo. El 6 de octubre arrancan en el Arriaga de Bilbao las representaciones de Festen, adaptación de la película homónima de Thomas Vinterberg con dirección de María Goiricelaya, metiéndose en el charco de los abusos sexuales y el incesto.
Pero el peligro no solo está en los temas. También en las formas y la plástica. En la ruptura de las reglas tradicionales del relato o la representación para darle un bofetón a la realidad. Como Pirandello. Buceando en el lenguaje no verbal como la nueva obra de Pablo Messiez, Los gestos, a partir del 1 de diciembre en el Valle-Inclán. Desarmando los mitos clásicos como la Electra de Fernanda Orazi, que volverá al Teatro de la Abadía en diciembre. Burlando a la verdad como suele hacer el dúo Nao Albet y Marcel Borràs, que estrenan trabajo el 10 de octubre en el TNC. Con posturas e imágenes que desafían la gravedad como las que practica la compañía La Veronal, cuyo nuevo espectáculo, Firmamento, se verá en el Festival Temporada Alta de Girona y el Mercat de les Flors de Barcelona. O las de los belgas Peeping Tom, que visitarán también el Temporada Alta, los Teatros del Canal y el Central de Sevilla.
Hay sugerentes propuestas en los tres grandes festivales del otoño. El de Madrid, del 9 al 26 de noviembre: Villa, de Guillermo Calderón; Encuentros breves con hombres repulsivos, Daniel Veronese, basada en textos de David Foster Wallace; Amadora, de Tulsa y María Velasco; Who Killed my Father, de Ivo van Hove; Ink, de Dimitris Papaioannou, entre otras. El Temporada Alta (del 30 de septiembre el 9 de diciembre) aún no ha presentado su programa, pero ya se sabe que va a acoger el nuevo espectáculo de Angélica Liddell, Vudú (3318) Blixen, en el que la artista recreará su propio funeral. Y el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (del 20 de octubre al 5 de noviembre) ha avanzado también algunos nombres: Xavi Bobés, Gabriel Calderón o Manuela Infante.
Dos últimos avisos. El ciclo que la sala Beckett de Barcelona dedicará a José Sanchis Sinisterra y la celebración del décimo aniversario del Teatro del Barrio de Madrid, una sala que nació con un propósito y no se ha movido de ahí en esta década: “La realidad tiene siempre algo maravilloso: por terrible que sea, puede ser transformada”. Mucho mérito.
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