‘Solo humo’, Juan José Millás se repite
El escritor, fiel a su estilo de desvelar la anormalidad de lo normal, pierde fuelle en una novela que arranca con brío pero se hace previsible
Hay distintas formas de fidelidad a uno mismo. La muy notoria de Juan José Millás consiste en su querencia por una serie de obsesiones de raíz romántica, reacentuadas por el psicoanálisis y el surrealismo (la fragilidad y multiplicidad de la identidad, la ósmosis entre lo real y lo imaginario o soñado, la inversión y quebranto de las relaciones lógicas, el azar objetivo, los desdoblamientos, simetrías y antagonismos) que, desde ...
Hay distintas formas de fidelidad a uno mismo. La muy notoria de Juan José Millás consiste en su querencia por una serie de obsesiones de raíz romántica, reacentuadas por el psicoanálisis y el surrealismo (la fragilidad y multiplicidad de la identidad, la ósmosis entre lo real y lo imaginario o soñado, la inversión y quebranto de las relaciones lógicas, el azar objetivo, los desdoblamientos, simetrías y antagonismos) que, desde Cerbero son las sombras (1975), han sustentado su ejecutoria de narrador y columnista. Suele someter tales obsesiones a una mirada desnaturalizadora, que rarifica lo observado y desvela la anormalidad de lo normal, haciendo visibles las junturas inestables de la realidad, esa cosa construida por consenso. Lo fantástico o asombroso, como en su maestro Cortázar, es algo que anda por ahí (unos otros lados que están en este) pero que requiere un cambio de óptica para ser atisbado. La técnica del extrañamiento le ha dado a Millás unos resultados formidables durante 40 años, pero también ha engendrado inevitables rutinas y lugares comunes que se avienen mal con una literatura refractaria al estancamiento y el cliché.
Como la novela rinde tributo a los cuentos de hadas, todos los elementos se cargan de significado y se dirigen hacia un desenlace acorde con el género.
Solo humo regresa al motivo del doble trasladándolo a un conflicto paternofilial póstumo: Carlos, tras la muerte de su padre, que lo había abandonado siendo niño, recibe en herencia su piso y su biblioteca, pero sobre todo la fantasía paterna —a través de un manuscrito hallado— de ser amante de su vecina y tener una hija con ella. El irresponsable Carlos padre dedicó su vida a leer “por responsabilidad”, pero su hijo, que se encuentra en su mesita de noche los cuentos de los hermanos Grimm, va a zambullirse en ellos para conocer la última lectura de su desconocido progenitor. Lo que le aguarda en esos relatos inesperadamente crueles es el prodigio de la transportación cognitiva que produce la ficción: disociada su mente de su cuerpo, penetra en el mundo imaginario como un fantasma y él experimenta con el pulso alterado las emociones y zozobras de los personajes. Ese viaje psicotrópico de Carlos le permite a Millás representar el poderoso arrebato de la lectura y dotar a la trama de un mecanismo de avance, puesto que el hijo, cautivado por una de las criaturas mágicas de los Grimm, el homúnculo que obra como duende doméstico, cree descubrir una vía para reencontrarse con su padre y ajustar con él cuentas pendientes. Y, como quiera que la novela rinde tributo a los cuentos de hadas (o más bien al Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim), todos los elementos se cargan de significado y se dirigen hacia un desenlace acorde con el género.
La ejecución narrativa de la novela es sencilla, con un deliberado tono menor que afecta tanto a la prosa como al esquemático engranaje argumenta
La ejecución narrativa de la novela es sencilla, con un deliberado tono menor que afecta tanto a la prosa como al esquemático engranaje argumental, pero ciertos ingredientes de la fábula y las sugerencias de sentido que despiertan no lo son. Ni lo es el eco hamletiano del hijo ante el espectro paterno ni lo es la imagen de la niña Macarena capaz de escapar de su cuerpo en forma de mariposa, ni la contraposición de las vivencias despertadas por la lectura de ficciones frente a las vivencias del acontecer real. Sin embargo, mi impresión es que el conjunto no cuaja, en especial a partir de la pretendida reencarnación del padre en Ignacio, el inquilino, que precipita el desquite del protagonista. La reiteración de los motivos y artificios de obras anteriores resta novedad y suma previsibilidad, y la novela, que arranca con brío, se va desinflando para quedarse a medio camino.
Solo humo
Autor: Juan José Millás.
Editorial: Alfaguara, 2023.
Formato: tapa blanda (192 páginas, 18,91 euros), e-book (9,49 euros) y audiolibro (17,99 euros).
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.