‘El sentido artístico de los animales’: el ‘punctum’ de la naturaleza

El libro del filosófo francés Étienne Souriau, publicado originalmente en 1965, describe sorprendentes comportamientos creativos de la fauna y ayuda a repensar el arte contemporáneo

Un par de ejemplares de cacique lomiamarillo ('Cacicus cela'), haciendo su nido.Kike Calvo (Kike Calvo/Universal Images Grou)

Existe una graciosa justicia al comprobar que muchos comportamientos del mundo animal son también los de los artistas, igual que, valga la chanza, éstos han ido esparciendo su territorio al de los políticos, científicos, filósofos o astrofísicos. Observamos hechos estilísticos en la coreografía del urogallo macho, en las ciudades colgantes de los pájaros caciques y en las acrobacias del gibón. Además de poseer gracia formal, parecen resistentes a las oleadas multiculturalistas y condicionamientos sociales (a menos que tengamos en cuenta los efectos de la revolución industrial en el mundo natur...

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Existe una graciosa justicia al comprobar que muchos comportamientos del mundo animal son también los de los artistas, igual que, valga la chanza, éstos han ido esparciendo su territorio al de los políticos, científicos, filósofos o astrofísicos. Observamos hechos estilísticos en la coreografía del urogallo macho, en las ciudades colgantes de los pájaros caciques y en las acrobacias del gibón. Además de poseer gracia formal, parecen resistentes a las oleadas multiculturalistas y condicionamientos sociales (a menos que tengamos en cuenta los efectos de la revolución industrial en el mundo natural).

¿Podría hablarse de una obra de arte creada por y para las bestias? En El sentido artístico de los animales, el filósofo francés Étienne Souriau (1892-1979) opinaba que sí. Este pequeño tratado, publicado originariamente en 1965 y ahora rescatado por la editorial Cactus, no puede ser más oportuno en pleno auge animalista, pero también de panesteticismo y museos por doquier. Además de describir sorprendentes casos de teatralidad y autoconciencia animal, animará al lector a repensar algunas cuestiones (ya nada urgentes, es verdad) sobre la creación contemporánea.

Souriau es un observador atento del “entusiasmo” del cuerpo animal: “Si bien hace falta evitar todo antropomorfismo al estudiarlos, no está mal hacer un poco de zoomorfismo al estudiar al ser humano, cuya lucidez y poder de razonar con mucha frecuencia se exageran”. La danza de combate de la serpiente de cascabel bien podría haber inspirado las coreografías de Merce Cunningham; el pergolero satinado que solo pone elementos azules en su jardín y se maquilla la pechera con ese pigmento recuerda al ultramarino de Yves Klein, o las torres de tierra adobada de las termitas tendrían su correlato en la Sagrada Familia de Gaudí. No faltan las obras únicas —con permiso de Walter Benjamin—, como el nido más célebre que existe, conservado en el Museo de Soleura, hecho por la pajarita de las nieves a base de resortes de reloj tomados, sin duda, de los residuos de una fábrica suiza.

El punctum de la naturaleza también muerde al poeta, como se lee en la fórmula baudeleriana de la gracia en el andar femenino: “Se diría que es una serpiente que danza en el extremo de un bambú”.

El sentido artístico de los animales 

Autor: Étienne Souriau.


Traducción: Pablo Ires.


Editorial: Cactus, 2022.


Formato: tapa blanda (127 páginas. 12 euros).

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