Leo Bassi es la bomba (atómica)
El payaso italofrancobritánico hace recuento de su vida artística en ‘70 años’, un espectáculo donde se entrecruzan el mundo del circo y el programa de ensayos con armas nucleares de los Estados Unidos
“No llevemos al niño a la explosión nuclear de mañana: vayamos a la del viernes, que será tres veces la de Hiroshima”, le dijo a su esposa Leo Bassi, pensando en ofrecerle lo mejor al pequeño Leo. Corrían los años cincuenta y cada uno de los impactos nucleares que el ejército de los EEUU iba desgranando sobre la superficie del desierto de Nevada, reunía a multitud de turistas, hamburguesa y coca-cola en mano, como si de fuegos artificiales se tratase. Todo el mundo quería fotografiarse con el hongo atómico detrás. Lo c...
“No llevemos al niño a la explosión nuclear de mañana: vayamos a la del viernes, que será tres veces la de Hiroshima”, le dijo a su esposa Leo Bassi, pensando en ofrecerle lo mejor al pequeño Leo. Corrían los años cincuenta y cada uno de los impactos nucleares que el ejército de los EEUU iba desgranando sobre la superficie del desierto de Nevada, reunía a multitud de turistas, hamburguesa y coca-cola en mano, como si de fuegos artificiales se tratase. Todo el mundo quería fotografiarse con el hongo atómico detrás. Lo cuenta con desparpajo Leo Bassi hijo en 70 años, espectáculo donde reflexiona sobre el paso del tiempo mientras repasa momentos fulgurantes de su carrera artística y de su peripecia vital.
La proyección de algunas postales de la época y de una película casera rodada por el padre de Bassi, ilustra lo a la ligera que autoridades y público se tomaron aquellas detonaciones: entre 1951 y 1962, la radioactividad emitida en Nevada fue diez veces superior a la producida por el accidente de Chernóbil. “Tiempo después, papá me dijo que ese rebosamiento energético mío tan característico se debe a la radiación”.
Leo Bassi (Nueva York, 1952) proviene de sendas familias de payasos malabaristas italofrancobritánicos. El Bassi Trío, del que sus padres hacían parte, era a su vez una pieza fundamental de Cèst la Vie, espectáculo de Louis Armstrong con el que viajaron de Nueva York a Las Vegas: Leo hacía el ganso con la orquesta detrás. Payaso incipiente, creció entre hippies, en medio de protestas por las intervenciones militares de EE UU: “Todos mis compañeros se fueron cortando el pelo. Les pasó lo que les está pasando hoy a los dirigentes de Podemos, que a este paso acabarán enviando la División Azul a Ucrania”, dice. Fue hippie, sí, pero nunca se dejó llevar por la molicie: con 25 años, llegó a ser el mejor malabarista antipodista del mundo. Tumbado boca arriba, mantenía seis balones en el aire al mismo tiempo. También hacía girar un piano sobre su eje, solo con sus pies. “Era más hábil con el balón que Leo Messi”, apostilla. Para dar fe, proyecta un vídeo cuyos números el asombrado público de la madrileña Sala Mirador aplaude como si acontecieran en vivo. Así, entre relatos risueños, observaciones punzantes y sorpresas variadas, volaron los minutos como si fueran pelotas de malabares: 70 años se nos hizo corto.
‘70 años: Leo Bassi’. Autor y director: Leo Bassi. Madrid. Sala Mirador, 26 y 27 de marzo, 12 de mayo y del 2 al 10 de junio. Torrelavega, 13 de mayo. Gandía, 4 de julio.
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