León Benavente: “A veces la nostalgia es sabia. Otras es una trampa”
La antigua banda de Nacho Vegas, liderada por el cantante Abraham Boba, lanza su álbum más introspectivo, en el que afronta “cómo encarar la segunda parte del camino”
Hay ecos que guardan el secreto de toda una existencia. Por ejemplo, el que deja la puerta de casa al abrirse tras una larga ausencia. Puede ser un sonido definitivo: caluroso o frío, acogedor o solitario. Esta imagen de la puerta de casa abriéndose tras un viaje es recurrente en la conversación con Abraham Boba, compositor y cantante de León Benavente. Habla de esa puerta, distinta en cada uno de nosotros y que todos cruzamos a nuestra manera, como un umbral que marca casi el significado de u...
Hay ecos que guardan el secreto de toda una existencia. Por ejemplo, el que deja la puerta de casa al abrirse tras una larga ausencia. Puede ser un sonido definitivo: caluroso o frío, acogedor o solitario. Esta imagen de la puerta de casa abriéndose tras un viaje es recurrente en la conversación con Abraham Boba, compositor y cantante de León Benavente. Habla de esa puerta, distinta en cada uno de nosotros y que todos cruzamos a nuestra manera, como un umbral que marca casi el significado de una vida. No lo dice con solemnidad, pero sí se refiere a ella en varias ocasiones para explicar sus propios pasos vitales, que marcan a los de su banda y, gracias a su talento compositivo, a los de una generación retratada en canciones tan ácidas como humanas.
“Soy un hijo de mi tiempo”, explica el músico. “Las circunstancias en las que vives te atraviesan, aunque no quieras. No poder moverse a la misma velocidad que se mueve el mundo es algo que lleva existiendo toda la vida y en todas las generaciones. Está bien asumirlo y no forzar un camino ilógico”. A sus 46 años, Boba busca más que nunca encontrar un camino con lógica y, para ello, ha compuesto Era, el cuarto disco de León Benavente, el grupo formado por el bajista Eduardo Baos, el guitarrista Luis Rodríguez y el baterista César Verdú y que acompañó a Nacho Vegas durante casi una década hasta que su impacto artístico y comercial ha llevado a la banda en este álbum a ser por primera vez una entidad totalmente independiente. León Benavente sigue su propio camino, marcado ahora por una profunda mirada introspectiva sobre los desvaríos que traen los últimos tiempos. “Este ha sido el momento de enfrentarse a uno mismo y de pensar más hacia dentro que hacia fuera. Te planteas cosas de ti mismo que no estaban tan latentes”.
Era destapa esas cosas y, partiendo como una obra de un verbo conjugado en pasado, no deja de reflexionar sobre el mundo presente. Como se canta en ‘Di no a la nostalgia’: “Si no hay camino para regresar / sigue recto sin mirar”. “La nostalgia tiene un peso importante en nuestra generación”, reflexiona Boba. “A veces, la nostalgia es fuente de sabiduría e inspiración, pero en otras es una trampa. Te hace creer, al mirar atrás, que ya has dado lo mejor de ti, que no puedes tomar otra dirección”. Al escuchar a León Benavente, su generación es aquella en la que, como se escribe en ‘Líbrame del mal’, “la lluvia dura diluyó fantasías y conceptos de realidad”, en buena parte, porque la tecnología llegó “de golpe”. Y los males tienen que ver con los miedos. “Los mayores miedos tratan de cómo encarar la segunda parte del camino y de las decisiones que tomas en tu vida. A ponerte a pensar que, en un futuro, no eres todo lo querido que quisieses por tu ámbito o a ponerte a pensar en una palabra que lo engloba todo: soledad”. Una palabra que podría sonar como el eco de la puerta de casa al abrirse.
Desde que publicaron su primer disco, en 2013, León Benavente se ha caracterizado por ofrecer una certera radiografía de una sociedad marcada por la desafección política, la precariedad laboral y los vicios de la modernidad. Ahora, impulsados por esta introspección que puede reflejar una especie de “crisis de identidad”, Boba lo que busca es explorar discursos que “no vayan en una sola dirección”. “Reconozco que no soy excesivamente bueno para que mi materia prima sea la luminosidad. No tiendo a ser alegre. Prefiero otro tipo de material con el que trabajar. Tampoco diría que las canciones del grupo son tristes. Es verdad que los textos que escribo tienen un grado de reflexión, aunque, a veces, son expansivos y vitalistas, más allá de la mirada interior. También tienen cierto grado de hedonismo, que no de frivolidad, y de sentido del humor. También cierto grado de solemnidad, un adjetivo que en música es peyorativo, pero del que, a veces, no se puede escapar”.
Con la solemnidad más propia de un rock electrónico imponente, llevado a directos sin tregua, hay un existencialismo latente en las canciones de León Benavente. Una mirada que está atenta a lo que pasa alrededor, que no descarta el calificativo de política. “Nuestro primer disco tenía ecos del pos-15M y se empezó a hablar de que las canciones eran políticas. No lo veo negativo. Entonces, quizá, hablábamos de una forma más evidente de la política en sí. Es decir, de la política de los políticos y cómo sus decisiones nos influyen y afectan. Pero creo que la política sigue estando en las canciones y en nuestra forma de encarar el negocio. El tipo de banda independiente que somos y cómo afrontamos la carretera”.
Con su fuerza de diálogo interior, Era, que cuenta con las colaboraciones de Tulsa y Triángulo de Amor Bizarro, se antoja como un eco en la memoria de la misma generación retratada por el desvarío existencial. La búsqueda de conexión individual enlaza con la de conexión colectiva. “Nos pasamos la vida intentando pertenecer a la vida”, reflexiona Boba, quien lleva tres años viviendo solo en Val Miñor, el pueblo gallego de la comarca de Vigo donde nació. Dejó Madrid para no tener “tantas cosas pasando alrededor” e instalarse como “en una especie de experimento” en esta aldea presidida por un gran valle verde y “uno de los paisajes más bonitos de la geografía española”. Y en su casa de Val Miñor, desde donde ve la de sus padres comprada a medio hacer cuando él era niño, le pilló la pandemia. Bajo este techo en su aldea natal, se puso a escribir por primera vez poesía, que terminó publicada en el libro Esto no es una canción (Espasa). “El poemario surgió de tratar algo más íntimo, sin artificio. Me dejé llevar”, explica. “Cuando escribo poemas, quizás tengo menos armaduras”.
Sin armadura. Así suenan las mejores canciones de León Benavente cuando atraviesan el umbral. “Creo que es momento de prestar atención al ser humano. Lo humano tiene que seguir teniendo su importancia en este mundo”, afirma Abraham Boba. Y quizá sea la única forma de que el eco de la puerta de casa deje de ser incierto.
‘Era’. León Benavente. Warner Music.
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