El México de un apasionado

Los relatos de Manuel Arroyo-Stephens en ‘Mexicana’ evocan la pasión del editor por el país en el que pasó muchos años

Puesto con tejidos mexicanos en un mercado de Ciudad de México.Bjanka Kadic / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Mexicana se abre con un aterrizaje alucinado y febril en el DF, una llegada agitada, pero sin prisa, en la que las tardes discurren eternas y tranquilas entre tequila y tequila, con descubrimientos y encuentros tan dispares que tienen todo el sentido, con corridos y excéntricos personajes que colocan al narrador en su sitio. Y ese lugar no parece ser exactamente el que él habría elegido, sino el que le corresponde como español trasplantado en México. En el primero de los cinco relatos que componen este libro breve, intenso y bello se habla de Valle Inclán, hay referencias al exilio repu...

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Mexicana se abre con un aterrizaje alucinado y febril en el DF, una llegada agitada, pero sin prisa, en la que las tardes discurren eternas y tranquilas entre tequila y tequila, con descubrimientos y encuentros tan dispares que tienen todo el sentido, con corridos y excéntricos personajes que colocan al narrador en su sitio. Y ese lugar no parece ser exactamente el que él habría elegido, sino el que le corresponde como español trasplantado en México. En el primero de los cinco relatos que componen este libro breve, intenso y bello se habla de Valle Inclán, hay referencias al exilio republicano, y se convoca a los fantasmas de una procesión que incluye a pintores y artistas, fotógrafos de nota roja que llegan antes que nadie al lugar del crimen, y misteriosas mujeres que callan y calman. Hay un eco familiar y una mirada nueva sobre un mundo tan cercano y lejano que tiene algo de sueño.

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Este no es un libro de viajes, ni unas memorias, ni un álbum de recuerdos, no es una colección de excentricidades y curiosidades. Y sin embargo Manuel Arroyo-Stephens reunió en estas páginas sus muchos viajes por México, evocó la pasión que vivió con ese país y dio forma a algunos de sus recuerdos, sin perder de vista lo maravillosa y rabiosamente extrañas que pueden ser las cosas, y sin esconder su gusto por romper, cuando fuera preciso, algunos o todos los moldes. Se habla de un día de tanto calor que hasta la luna, cuando finalmente salió, “parecía cansada”, y del mar se subraya que “siempre recuerda a la muerte” y “su inmensidad es pretenciosa, resulta excesiva”. Hay un tono poético en estas páginas, tan sincero y elegante, tan ajeno a lo absurdamente barroco como el propio autor. El exquisito editor, fallecido el pasado mes de agosto, fundó el sello Turner; su pasión por los toros le llevó a ser apoderado de un matador y su fascinación por Chavela Vargas a lanzarse de promotor musical. Un trasunto de la historia con Chavela está en Mexicana, como también el velatorio de José Alfredo Jiménez, y la muerte, ahogado en el Pacífico, de Manuel Ulacia Altolaguirre. “Una muerte hermosa y significativa al menos para un poeta”, escribe Arroyo-Stephens.

Hay tragedia y hay amor en este libro, y una sensación de estar caminando al filo, de peligro ineludible que casi se palpa mientras se lee. Así, la casa que el narrador se construye en una playa en Guerrero está junto a un manglar con lagartos. “En México el peligro no suele estar en la superficie, donde todo es amable”, advierte, y su inteligente mirada muestra sin dramatismo la violencia y cómo llega por esas carreteras de asfalto y palpita cerca, respirando casi en tu nuca.

Escritor tardío, tras el libelo que publicó como anónimo, Contra los franceses, Arroyo-Stephens sacó en 2015 Pisando ceniza, un libro en el que hilaba historias biográficas, transformadas en forma de relatos. Formalmente, aquel libro fue más osado, las estrofas de ese poema no encajaban con un mismo ritmo. En Mexicana, en pleno dominio de sus facultades como narrador apasionante, Arroyo-Stephens avanza desde el descubrimiento hacia la marcha definitiva, confesando a medida que el amor va creciendo que es pudor ese “hacer y sentir como si no se hiciese ni se sintiese nada”. No se trata de una canción de enamorado con México, pero hay en estas páginas editadas póstumamente mucho de bolero y corrido. Tan sentido, tan lindo.

MEXICANA

Autor: Manuel Arroyo-Stephens.


Editorial: Acantilado, 2021.


Formato: 106 páginas.



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