Un lugar fuera del tiempo

Una profunda tensión recorre los libros de Peter Stamm, que se introduce con gran talento en las vidas de personas aparentemente grises

El escritor suizo Peter Stamm.Ainhoa Gomà (Acantilado)

Así como el uso de los términos “belleza”, “trauma”, “compasión”, “delicia”, “hermoso”, “doloroso” y “conmovedor” en una contraportada sirve como señal de alarma para quienes prefieren no contribuir a la infantilización de una vida intelectual de la que los libros, hasta tiempos recientes, eran parte importante, decenas de textos y aún más filmes apuntan contra el subgénero del “cuento de Navidad”, en especial si éste transcurre en Nueva York, como sucede en el nuevo libro del escritor suizo ...

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Así como el uso de los términos “belleza”, “trauma”, “compasión”, “delicia”, “hermoso”, “doloroso” y “conmovedor” en una contraportada sirve como señal de alarma para quienes prefieren no contribuir a la infantilización de una vida intelectual de la que los libros, hasta tiempos recientes, eran parte importante, decenas de textos y aún más filmes apuntan contra el subgénero del “cuento de Navidad”, en especial si éste transcurre en Nueva York, como sucede en el nuevo libro del escritor suizo Peter Stamm (Scherzingen, en el cantón de Thurgau, 1963).

Portada de 'Marcia Vermont', de Peter Stamm.Acantilado

Marcia de Vermont no es exactamente un “cuento de Navidad”, sin embargo. Peter, el narrador, que es un artista visual, atraviesa el este norteamericano por carreteras nevadas y vacías y recuerda una Navidad de años atrás, en Nueva York, tal vez “la más rara” que ha vivido. Era joven, había fracasado en su tentativa de labrarse una reputación y no tenía dinero, pero conoció a “Marcia de Vermont”, una mujer que decía “necesitar mucho amor”, le compró comida y algo de beber, se acostó con ella y a la mañana siguiente conoció a su novio, David, casado con Michelle, con dos niños, también escritor. Marcia decía ser hija de padres “inmensamente ricos”, pero vivía en la pobreza; cuando, años después, Peter recibe una invitación para alojarse en una residencia para artistas que lleva el apellido de Marcia y se encuentra además en Vermont, recuerda las semanas de sexo y aventuras que vivió en Nueva York poco antes de regresar a Suiza y se pregunta qué fue de Marcia. Quizás la fiesta de Navidad de la residencia fuese la oportunidad de volver a verla y de que ésta respondiera todas las preguntas pendientes, que no han dejado de aumentar desde que Peter llegó a Vermont; pero el pasado no es sólo un país extranjero en el que hacen las cosas de otra manera, también es sitio al que es muy difícil regresar, o al que se vuelve siempre tarde.

No es un sitio al que, por otra parte, los personajes de Peter Stamm regresen a menudo: el que prolonga la guardia nocturna del hotel en el que trabaja para no tener que regresar a su hogar para leer los resultados de sus pruebas del cáncer, la maestra que tiene que llevarse a uno de los niños a casa porque sus padres no han venido a recogerlo y puede por fin decirse cosas a sí misma que llevaba años ocultándose, el dueño de un videoclub cuyo único recuerdo de importancia cabe en una cinta casera y el párroco que acoge a una adolescente embarazada y acaba casándose con ella en Los voladores (2010) están rotos; pero las causas de su desgarramiento no son reveladas por el autor, en buena medida, porque sus personajes parecen desconocerlas.

Portada de 'Los voladores', de Peter Stamm.Acantilado

Es lo que les sucede a los de Noche es el día (2016), una atractiva presentadora televisiva, su marido y un pintor misterioso que sólo retrata mujeres desnudas y se las arregla para que la presentadora pose para él: el accidente que va a volverlos irreconocibles incluso para sí mismos no se encuentra en el pasado, todavía está por suceder.

Peter Stamm tiene un enorme talento para introducirse en las vidas de personas aparentemente grises y conducirlas hasta el punto en que parecen poder comprender, por fin, algo acerca de sí mismas que desconocían, pero sin lo cual ya no pueden continuar, como las consecuencias medianamente predecibles de todo aquel sexo entre Marcia y Peter durante las semanas que estuvieron juntos. Nada va a ninguna parte en sus libros, por decirlo de alguna manera; pero el cambio que experimentan los personajes, y con ellos el lector, es notable: es lo que le sucede a la profesora de piano que pierde a su mejor alumno y fracasa como concertista, al hombre que carga con unos enseres personales de su mujer internada que ésta posiblemente ya no necesite, al joven agricultor cuya vida cotidiana se ve interrumpida por la celebración de un festival musical junto a su propiedad y la aparición de una joven, todos ellos personajes de A espaldas del lago (2014), así como al arquitecto insatisfecho, a su brillante aunque fría esposa y a la polaca fea y algo palurda con la que el primero comienza a acostarse sin saber inicialmente por qué en la novela Siete años (2011).

Portada de 'A espaldas del lago', de Peter Stamm.Acantilado

La tristeza sin dramatismo y el fracaso sin violencia de todos ellos se revelan como parte de un cierto triunfo, pero es difícil saber sobre qué. Quizás Peter comprende algo durante el tiempo que pasa en la residencia; es posible que descubra que dispone de una trascendencia de la que, según afirman, la producción artística sólo es un remedo: tal vez la joven de la recepción que vela por él cuando cae en cama, y parece saber más de él y de Marcia de lo que es posible, sea su hija, pero también puede suceder que no lo sea. En Monte a través (2019), por ejemplo, Astrid y Thomas están compartiendo la edición dominical del periódico y bebiendo una copa de vino; han regresado ese día de las vacaciones en la playa, han acostado a los niños y ya han revisado la correspondencia cuando Astrid entra a la casa; entonces Thomas deja a un lado el periódico, se lleva a los labios la copa pero no bebe, se pone de pie, atraviesa la verja, ya no deja de caminar hasta llegar al bosque, desaparece. Quizás tiene sus razones, pero también es posible que ni él las comprenda: un uso notable de la elipsis por parte del autor y la incapacidad para expresarse de sus figuras llevan a que una profunda tensión recorra todos sus textos, también Marcia de Vermont, traducida aquí con su solvencia habitual por José Aníbal Campos.

Stamm es autor de siete novelas, cuatro libros de relatos, siete obras teatrales y varios libros inclasificables, así como el recipiente de casi todos los premios literarios de su país y uno de los autores contemporáneos más importantes del catálogo de Acantilado. Muy poco en sus libros invita al lector a identificarse (por razones generacionales, por patriotismo) o a “conmoverse”, ni siquiera en un “cuento de Navidad” como este; pero (también por ello) sus libros resultan esenciales para el lector que, parafraseando a John Gardner, no se resigna a los reclamos publicitarios de un cierto tipo de edición literaria en español que, no siendo buena, se conforma con ser “menos visiblemente mala”. Peter Stamm es uno de los escritores contemporáneos más sensibles a la fragilidad de nuestras certezas, y nada parece más necesario en este momento que cuestionar las de una parte del negocio editorial que ya no cree en ese “lugar fuera del tiempo” que es la literatura (la expresión es de Peter), sino en fabricar pequeños habitáculos irrelevantes en los que el lector puede, a cambio de algo de dinero, pasar el rato.

LIBROS ESCOGIDOS DE PETER STAMM

Marcia de Vermont. Cuento de invierno

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2020. 88 páginas. 9 euros.

Monte a través 

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2019. 168 páginas. 18 euro.

Noche es el día

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2016. 176 páginas. 16 euros.

A espaldas del lago

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2014. 160 páginas. 16 euros,

Siete años 

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2011. 272 páginas. 20 euros.

Los voladores 

Peter Stamm. Traducción de José Aníbal Campos. Acantilado, 2010. 176 páginas. 16 euros.

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