Las fotografías que revelaron al mundo cómo era la Antártida
Una exposición reúne por primera vez las imágenes tomadas por el capitán Scott y los fotógrafos Ponting y Hurley durante dos de las expediciones más legendarias al Polo Sur
El 1 de junio de 1910 partía de Londres un ballenero de 57 metros de eslora y 9,6 de manga. En su interior, 64 hombres emprendían una misión heroica rumbo a los gélidos mares de la Antártida. Se trataba de la legendaria expedición Terra Nova. Al frente de la tripulación se encontraba el capitán de la Marina Real Británica Robert Falcon Scott (1868-1912). Se trataba de la segunda y última hazaña de este héroe popular por tierras ignotas, de las que nunca regresó. Tampoco pudo ve...
El 1 de junio de 1910 partía de Londres un ballenero de 57 metros de eslora y 9,6 de manga. En su interior, 64 hombres emprendían una misión heroica rumbo a los gélidos mares de la Antártida. Se trataba de la legendaria expedición Terra Nova. Al frente de la tripulación se encontraba el capitán de la Marina Real Británica Robert Falcon Scott (1868-1912). Se trataba de la segunda y última hazaña de este héroe popular por tierras ignotas, de las que nunca regresó. Tampoco pudo ver cumplido el sueño que iluminaba su imaginación y la de los tripulantes: ser los primeros en alcanzar el Polo Sur, pues el explorador noruego Roald Amundsen le tomó la delantera por 34 días. Más afortunado fue el fotógrafo y cineasta Herbert G. Ponting (1870- 1935), que formó parte de la aventura como fotógrafo oficial y pudo regresar a Inglaterra con más de mil imágenes del misterioso y gélido continente: el diario visual de una gesta heroica sin final feliz.
Tampoco resultaría exitosa la formidable empresa concebida por Ernest Shackleton a bordo del Endurance: cruzar el continente antártico de punta a punta por primera vez, adentrándose en mares helados y desconocidos peligros, navegando entre icebergs tan grandes como castillos, en un clima que registra la temperatura más fría de la Tierra. No había obstáculo capaz de frenar la determinación de este intrépido expedicionario irlandés, para quien el único fracaso posible era no estar dispuesto a explorar. Frank Hurley (1885-1962) fue contratado como fotógrafo oficial junto a 27 hombres que atendieron a un anuncio publicado por The Times que decía: “Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Se presentaron más de 5.000 aspirantes. En un principio, las fotografías del artista australiano debieron de haber servido para revelar al público la realidad de un territorio sin explorar; sin embargo, pasaron a ser el testimonio de una proeza de supervivencia cuando el barco quedó atrapado en el hielo y lentamente sucumbió en las oscuras aguas del mar de Weddell. Forzados a abandonar el barco, se pudieron salvar 200 negativos de cristal. Tras meses de supervivencia entre hielos, la expedición consiguió llegar a la isla Elefante. Allí tuvo que esperar a ser rescatada durante otros cuatro meses, mientras Shackleton y cinco de sus hombres se aventuraron de nuevo por embravecidos mares en busca de ayuda. Todos ellos sobrevivieron.
Endurance and The Great White Silence reúne por primera vez las fotografías de Ponting y Hurley junto con las del capitán Scott. Imágenes que componen el primer capítulo de la fotografía polar. La exposición ha sido organizada por la galería británica Atlas. Debido al cierre temporal motivado por la pandemia, las imágenes pueden verse a través de su página web. Se trata de 34 fotografías impresas con la técnica de platino-paladio, proceso de impresión muy popular entre los fotógrafos del siglo XIX y principios del XX. Son paisajes que conectan con la idea sublime del romanticismo, donde la naturaleza manifiesta su majestuosidad, belleza, fuerza y misterio. “Dejando de lado las extraordinarias historias que las acompañan, estas imágenes figuran entre las grandes fotografías de paisaje, comparables desde el punto de vista fotográfico a la obra de los grandes fotógrafos de paisaje del siglo XX”, destaca Ben Burnett, director de la galería.
Ponting gozaba ya de un prestigio como fotógrafo cuando se embarcó en la aventura de Scott. Entre 1904 y 1905 cubrió la guerra ruso-japonesa para Harpers Weekly. En 1910, publicó In Lotus Land Japan, un libro ilustrado que consolidó su fama como fotógrafo y escritor de viajes. Sus imágenes sirvieron para entretener a los miembros de Terra Nova en las charlas que organizaba. A pesar de que la película fotográfica había sido ya inventada, su afán perfeccionista le llevaba a utilizar placas de vidrio, que proporcionaban una mayor calidad a costa de largos periodos de exposición, a los que se veían sometidos, no sin queja, sus modelos, acción que pasó a ser conocida entre la expedición como “ponting”. En varias ocasiones llego a arriesgar su vida para tomar una fotografía, consciente de su valor para un público intrigado por la vida en los confines de la tierra. Contaba con un cuarto oscuro instalado en el campamento base, en cabo Evans, en la isla de Ross. Las imágenes en movimiento captadas a través una cámara Newman-Sinclair, adaptada especialmente a la expedición, componen 90ºSouth (1933), la versión sonora de The Great White Silence (1924), un clásico del cine documental. El artista británico pasaría sus últimos 20 años dando a conocer su obra, como homenaje al valor y coraje de sus compañeros expedicionarios.
Ponting puso rumbo a Inglaterra un mes antes de la muerte de Scott. Su edad, 42 años, le salvó de pasar a formar parte de la pequeña expedición emprendida por el capitán y cinco de sus hombres hacía el Polo Sur. Llegarían el 17 de enero de 1912. Tras la decepción de descubrir que Admunsen había estado allí emprendieron el camino de vuelta al campamento base. Ninguno sobrevivió al viaje de regreso. “El final no puede estar lejos. Es una lástima, pero no creo que pueda escribir más”, narraba Scott, el 29 de marzo, en su diario. Ocho meses más tarde fue localizado muerto en una pequeña tienda de campaña, junto con dos integrantes de la expedición. Antes de partir, Ponting enseñó a Scott a utilizar la cámara. Parte de estas imágenes fueron realizadas entre septiembre y diciembre de 1911, y una pequeña expedición de apoyo se encargaba de llevar los negativos al campamento base. Fueron halladas hace unos pocos años dentro del archivo del fotógrafo británico y ahora se incluyen en la exposición.
“Ponting y Hurley eran fotógrafos muy distintos”, señala Burdett. “Ponting es más formalista en sus planteamientos. Hurley es más libre, más en la línea de los primeros fotógrafos de reportaje. Su imagen más conocida, la del Endurance en la noche, es totalmente modernista en concepto y supuso hacer uso de múltiples flashes de magnesio. Esto es algo que Ponting nunca se hubiese planteado”. Un miembro de la tripulación describía a Hurley como “un guerrero con una cámara, dispuesto a ir a cualquier lugar y hacer cualquier cosa para obtener una fotografía”.
En una de las últimas anotaciones de su diario, Scott escribía: ”No creo que ningún ser humano haya batallado con lo que nosotros nos hemos enfrentado en este último mes”. Cuando el director del Instituto Scott de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge, Julian Dowdeswell, formó parte de la expedición al mar de Weddell 2019 (cuyo fin consistía en estudiar el cambio climático y rescatar el Endurance, cuyos restos, se estima, permanecen a cerca de 3.000 metros de profundidad) experimentó “la auténtica desolación del lugar, su inaccesibilidad y la continua variación y amenaza de la capa de hielo. Pude constatar el aislamiento del Endurance durante su deriva, y el impacto que su hundimiento debió de tener en los hombres de Shackleton”.
Endurance and The Great White Silence. The Antarctic Photographs of Frank Hurley, Herbert Ponting and Captain Scott. Atlas Gallery. Londres. Hasta el 1 de abril.