“Las mataron por lesbianas”: el asesinato de tres mujeres quemadas vivas conmociona a Argentina
Cuatro mujeres que compartían habitación en Buenos Aires fueron víctimas de un ataque con un cóctel molotov y sólo una sobrevivió. Integrantes del colectivo LGBTI+ piden justicia y alertan contra el aumento de los discursos de odio
“Señor, señora, no sea indiferente, matan a lesbianas en la cara de la gente”, cantaron el lunes por la noche más de 200 personas frente a la plaza Colombia de Buenos Aires, en el barrio de Barracas. A dos calles de allí, un humilde hotel familiar fue el escenario de un triple crimen. En la madrugada del lunes 6 de mayo, un hombre arrojó una botella llena de líquido inflamable a la habitación 14 y le prendió fuego, según la reconstrucción de testigos. Dentro había cuatro mujeres, de las que solo una ha sobrevivido.
Pamela Cobbas, de 52 años, falleció horas después del ataque. Su pareja, Mercedes Roxana Figueroa, de la misma edad, murió el miércoles, tras agonizar durante 48 horas con quemaduras en el 90% de su cuerpo. Los médicos intentaron sin éxito salvar la vida de Andrea Amarante, de 42 años, durante una semana. Murió el domingo. La única que sigue con vida es la pareja de Amarante, Sofía Castro Riglos, de 49 años. Está fuera de peligro y ya ha declarado ante la justicia, pero sigue hospitalizada.
“Las prendieron fuego por lesbianas. Las prendieron fuego por lesbianas pobres. Las prendieron fuego por lesbianas pobres haciendo comunidad, haciendo refugio”, leyó una integrante del colectivo Asamblea de Lesbianas de Barracas en la movilización. La portavoz de la asamblea denunció que el crimen estuvo agravado por las condiciones precarias de vivienda de las mujeres asesinadas. Compartían las cuatro una habitación sin baño, por la que pagaban 50.000 pesos (unos 50 dólares). En la puerta del hotel se ha improvisado un pequeño altar, con flores y velas encendidas para recordar a las víctimas.
Amarante era sobreviviente de la tragedia de Cromañón, como se conoce en Argentina al incendio en una sala de conciertos de Buenos Aires en el que fallecieron 194 personas en 2004.
“Fue lesbicidio. Justicia por las compañeras”, podía leerse en un gran círculo rojo colgado en la base del mástil de la plaza donde se realizó la manifestación. “No es libertad, es violencia”, había escrito en una pancarta una de las participantes en la protesta. “Basta de lesbicidios”, exigía otra. El triple crimen ha provocado una gran conmoción en la comunidad LGBTI+ de Argentina, que lamenta su escaso eco mediático.
El principal sospechoso es Justo Fernando Barrientos, de 67 años, quien alquilaba una habitación cercana a la de sus presuntas víctimas. Según el testimonio de otros inquilinos, los gritos de las mujeres despertaron a todo el mundo pasada la medianoche. Cuando las vieron envueltas en llamas intentaron apagarlas con un extintor. Como no lo lograron, las llevaron hasta la ducha más cercana. El incendio intencional se extendió por parte del edificio y hubo que evacuar a una treintena de personas.
Barrientos fue detenido tras haber querido suicidarse con una sierra. Fue atendido por lesiones cortantes en el cuello en un hospital, pero cuando recibió el alta quedó detenido. Aún no ha declarado ante el juez, que busca determinar si es imputable o padece algún trastorno mental.
Crimen de odio
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional denuncian que los delitos cometidos contra lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI+) son delitos tipificados como crímenes de odio. “Están motivados por el odio hacia la orientación sexual de las víctimas, quienes pertenecen a un colectivo estructuralmente violentado y discriminado”, recordó Amnistía este lunes en un comunicado. La organización reclama que la justicia realice una investigación exhaustiva con perspectiva de género que “contemple la identidad de las víctimas y la motivación del ataque”. Al mismo tiempo, considera responsabilidad del Estado “garantizar que las personas LGBTI+ puedan vivir libremente su identidad y su sexualidad sin ser víctimas de violencia y abstenerse de promover discursos que inciten al odio”.
La Fundación Huésped advirtió que “las declaraciones que niegan las consecuencias de las agresiones a las personas de la comunidad LGBTIQ+ habilitan y promueven la impunidad que acepta la violencia en todas sus formas, incluyendo aquella que atenta contra la vida”.
El Gobierno de Javier Milei asegura que todo acto de violencia es repudiable por igual. “Me parece muy injusto sólo hablar de este episodio cuando la violencia es algo mucho más abarcativo que simplemente una cuestión contra un determinado colectivo”, respondió este lunes en rueda de prensa el portavoz presidencial, Manuel Adorni. “Hay muchas mujeres y hombres que sufren violencia y son cosas que no pueden seguir pasando”, agregó Adorni.
Horas después, a través de las redes sociales, el portavoz presidencial respondió a una diputada de izquierda que le exigía hablar de lesbicidio con una captura de la búsqueda fallida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE): “La palabra lesbicidio no está registrada en el diccionario”. Ante la consulta de una usuaria, la RAE contradijo a Adorni: “Lesbicidio’ es un neologismo bien formado a partir de ‘lesbi(ana)’ y el elemento compositivo ‘-cidio’ para para designar el asesinato de una mujer lesbiana por su orientación sexual”.
#RAEconsultas «Lesbicidio» es un neologismo bien formado a partir de «lesbi(ana)» y el elemento compositivo «-cidio» ('acción de matar'; v. https://t.co/1IMv1VPwcd) para designar el asesinato de una mujer lesbiana por su orientación sexual.
— RAE (@RAEinforma) May 14, 2024
Este martes, Milei subió a Instagram un post en el que puede leerse “No amigo… decir la verdad no es generar odio. Que vos odies la verdad es otra cosa”. El mensaje fue interpretado como una toma de posición de Milei ante quienes critican al Gobierno por negarse a calificar el ataque como crimen de odio y por habilitar la difusión de mensajes contra el colectivo LGBTI+ desde personas cercanas, como su biógrafo oficial, Nicolás Márquez. En diálogo con EL PAÍS, Márquez se opuso a que las parejas homosexuales adopten, una posibilidad contemplada por las leyes argentinas, por considerar que provoca secuelas psicológicas como “intentos de suicidio, tendencia a la homosexualidad en un porcentaje más alto y a la drogadicción”.
En noviembre, en la recta final de la campaña electoral, Milei aseguró no tener reparos en la elección sexual de las personas al ser consultado sobre el matrimonio homosexual, pero hizo una comparación polémica: “Si vos querés estar con un elefante... Si tenés el consentimiento del elefante, es tu problema y del elefante. No me opongo a que dos personas del mismo sexo se casen”. Diana Mondino, a quien entonces ya había designado como su canciller, también usó una comparación despectiva: “Como liberal estoy de acuerdo el proyecto de vida de cada uno. Es mucho más amplio que el matrimonio igualitario. Déjame exagerar: si vos preferís no bañarte y estar lleno de piojos y es tu elección, listo, después no te quejes si hay alguien que no le gusta que tengas piojos”, señaló Mondino.
Entre las voces que se han alzado para exigir justicia por el triple crimen de Barracas está la del expresidente Alberto Fernández. “Semejante atrocidad no puede silenciarse. Nos interpela como sociedad”, publicó en X, antes Twitter. “El hecho debe ser investigado y juzgado con perspectiva de género. Todos debemos repudiar lo ocurrido como lo que fue: un crimen de odio en tiempos en el que los discursos de discriminación y odio emanan del mismo gobierno nacional”, continuó.
Según el informe anual del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, el año pasado en la Argentina se registraron 133 crímenes en los que la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto para los ataques. En 2022 se registraron 129 crímenes de odio y en 2021, 120.
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