Haití, la selección de fútbol que no juega de local: “El Gobierno nos pidió que busquemos otro país”
El entrenador hispano-argentino Gabriel Calderón pelea por una plaza al Mundial 2026 y cuenta cómo es dirigir una selección en el exilio
De Haití suele decirse que es el país más pobre de América y de Occidente, con un Estado ausente, una capital gobernada por mafias que reemplazaron a un presidente asesinado y un territorio maldecido por desastres naturales. En esa comarca de adversidades, una de las pocas reivindicaciones nacionales es el fútbol, sus selecciones nacionales. ...
De Haití suele decirse que es el país más pobre de América y de Occidente, con un Estado ausente, una capital gobernada por mafias que reemplazaron a un presidente asesinado y un territorio maldecido por desastres naturales. En esa comarca de adversidades, una de las pocas reivindicaciones nacionales es el fútbol, sus selecciones nacionales. La femenina acaba de participar en su primera Copa del Mundo y la masculina pelea por conseguir una plaza en la Copa América 2024 y el Mundial 2026. La clasificación automática de los tres organizadores de la próxima Copa del Mundo, México, Estados Unidos y Canadá, aumenta las expectativas del segundo orden de la Concacaf.
El entrenador del seleccionado de hombres y uno de los asesores del equipo femenino es el hispano-argentino Gabriel Calderón Pellegrino, nacido en 1986 en Sevilla, cuando su padre, también Gabriel –futbolista de la Albiceleste en los Mundiales España 1982 e Italia 1990-, jugaba como delantero del Betis de España. Aunque vive en Madrid, Calderón Pellegrino no deja de visitar Argentina, país en el que residen sus padres –su madre también es argentina- y lo siente propio. El lunes pasado, a horas de volar de Buenos Aires a Surinam, donde este jueves Haití enfrentará al equipo local por la Liga de Naciones de la Concacaf, el director técnico más joven de un seleccionado de América –a fin de mes cumplirá 37 años- habló con EL PAÍS de cómo es conducir a la selección más errante de América, al punto que hace dos años no juega como local en su tierra.
La historia de Haití es también la historia de una selección en el exilio. De hecho, Calderón Pellegrino –que en mayo de 2022 pasó a integrar el Comité de Normalización, dispuesto por la FIFA, que administra temporalmente la Federación Haitiana de Fútbol, y que el 1º de mayo de 2023 asumió al frente del equipo masculino- aún no pisó el país al que dirige.
Pregunta. ¿Cómo es jugar de local en otros países?
Respuesta. Jugábamos de local en República Dominicana hasta esta concentración, pero ya se anuló. El Gobierno haitiano nos pidió, por favor, que busquemos otro país porque hubo problemas políticos internos que no conozco bien, un pequeño conflicto diplomático, entre República Dominicana y Haití, y se cerró la frontera que comparten en la misma isla (La Española). Por eso este domingo iremos a jugar a Trinidad y Tobago como locales, entre comillas, ante Jamaica.
P. ¿Esas dificultades forman parte del combo de dirigir a Haití?
R. Estábamos acostumbrados a Santo Domingo (la capital dominicana). Llevábamos un año y medio y por lo menos conocíamos a la gente del hotel. Pero al no ser nuestro país, o el país de los jugadores, tampoco es lo ideal, sobre todo porque Haití es un país muy futbolero. [De local] llena su estadio, hay mucha más pasión y apoyo; en cambio en Santo Domingo muy poca gente va al campo. Trinidad y Tobago también será un país nuevo para nosotros.
P. En ese contexto, el último partido de Haití en su país, en Puerto Príncipe, fue en junio de 2021. No llegó a dirigir como local.
R. No, nunca dirigí ningún partido en Haití. Eso fue hace dos años y ahora el país está en una situación de inseguridad y de crisis social política-económica muy grande, y no permiten jugar. No hay ninguna actividad futbolística: también la liga local se detuvo hace ya bastante tiempo.
P. ¿Cómo se explica que, en ese contexto de desgobierno, bandas criminales y terremotos, Haití esté en el puesto 87 del ranking FIFA, por arriba de la mitad de tabla de todos los países?
R. Se explica muy fácilmente: es un país de fútbol. Haití sufre mucho, porque encima le tocó soportar desastres naturales y tiene dificultades desde siempre, pero también es el único país del Caribe que es únicamente de fútbol. Es como si estuviéramos hablando de Argentina, Uruguay o Brasil, donde el fútbol es el deporte rey, el único que se practica. En Haití aman al fútbol y es curioso porque en República Dominicana, que comparte isla, es todo lo contrario. Además de la pasión y el nivel cultural, hay muy buenos futbolistas, se nota en los chicos en la calle: ese talento que vemos en Sudamérica también se ve allí.
P. El fútbol nace en los barrios. ¿En Haití sigue habiendo fútbol callejero o el caos lo detuvo todo?
R. Hay mucho fútbol. Las que se detuvieron fueron las competiciones oficiales, la Primera División y la Segunda, y la actividad de los clubes, pero se armaron ligas locales, de barrio, en especial fuera de Puerto Príncipe (la capital), donde se focaliza el problema social. En el interior del país la situación es bastante más tranquila y ahí se juega mucho, también a nivel femenino.
P. ¿Cómo elige a los jugadores?
R. Uso una plataforma de datos y análisis en la que seguimos a todos los haitianos o binacionales. Hay muchos jugadores que nacen y se crían en el exterior pero, como son de padres haitianos, tienen la nacionalidad. También consulto en la Federación o con gente afín. Cuando puedo, me desplazo, voy a verles jugar y saco conclusiones. Hoy todos los jugadores de la selección juegan en ligas competitivas del exterior, como Francia, Holanda, Portugal, Israel, la MLS y Canadá: ahí se desarrollan bien. Eso hace que haya una selección bastante competitiva. Todo lo externo, lo que rodea al equipo, es complicado: el país, la infraestructura, la organización, los recursos. Eso limita un poquito llegar un poco más lejos. Este equipo da para más. Podríamos llegar muy lejos.
P. ¿Qué significa el fútbol, sus selecciones, para Haití?
R. Significa mucho, suponen una alegría y una vía de escape para los problemas cotidianos de la gente. Cada vez que juega el equipo, el masculino y el femenino, se detiene el país. Valoran a las dos por igual, las siguen mucho. Saben que sus jugadores compiten a buen nivel. El hecho de jugar torneos de alto nivel, como la Copa Oro o la Liga de las Naciones, y enfrentar a selecciones fuertes como México, hace que la gente pueda salir un poquito de sus problemas cotidianos.
P. Haití fue uno de los nueve representantes de América en el último Mundial femenino. ¿Cómo se explica?
R. Estuve muy cerca de este equipo, que estaba dirigido por un francés. Acompañé a las jugadoras al Mundial como miembro de la Federación y entrenador y consejero técnico de la masculina. La selección femenina de Haití compite en un nivel superior que el de los chicos porque tiene mejor ranking: en Concacaf está mejor posicionado el equipo de mujeres que el de hombres. Si en el masculino estamos más o menos detrás de los grandes, como Estados Unidos, Canadá, México, Costa Rica, Panamá y Jamaica, las chicas están entre un segundo y tercer lugar. Hizo una buena campaña en el Mundial: perdieron todos los partidos pero por un gol, y siempre de penal. Nos fuimos con la cabeza alta. Hay futbolistas muy buenas que juegan en Francia.
P. ¿Se pueden planificar objetivos para la selección masculina? ¿O es un día a día constante?
R. La Liga de las Naciones nos permitiría clasificar a la Copa América. Tenemos que pasar nuestro grupo [compite con Honduras, Cuba, Granada y las ya citadas Jamaica y Surinam] y en noviembre habrá un playoff inicial y en marzo otro, el último: hay seis plazas para Concacaf. Es un objetivo que nos hemos puesto pero entendemos que no somos favoritos. El Mundial es un sueño muy difícil pero nada es imposible. Para clasificar a un Mundial hacen falta estabilidad y muchas cosas, más allá de jugadores buenos.
P. ¿Conoció Haití?
R. No, llegué en mayo de 2022. La FIFA puso a un Comité de Normalización al frente de la Federación local, que ya se había desplazado a Santo Domingo, y entonces no he tenido oportunidad de ir a Haití.
P. Siete de los diez entrenadores de las selecciones de Sudamérica son argentinos: Uruguay, Chile, Paraguay, Colombia, Venezuela, Bolivia y la propia Argentina. En las Eliminatorias pasadas, otros compatriotas también dirigieron Perú y Ecuador. Diego Cocca comanda a México, que a su vez reemplazó a Gerardo Martino. Aunque nació y vivió en España, tenés sangre celeste y blanca. ¿Por qué tantos argentinos?
R. Argentina es una potencia desde siempre. Eso genera confianza en los países en los que el fútbol está en un nivel, entre comillas, inferior, y confían para que vayan sus técnicos. Además los argentinos se adaptan al exterior, tienen personalidad y carisma, son gente de fútbol y ayudan al desarrollo. Pasa también con los españoles desde el boom de 2008. Antes no existía esa tradición de muchos españoles en el exterior.
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