La expectativa por ver a Messi provoca broncas en Bolivia: “No podemos apoyar a dos selecciones”
Argentina gana sin su capitán en una La Paz paralizada para recibir a los campeones del mundo. Hubo enojo de los jugadores bolivianos y una ola de críticas contra el alcalde
Argentina goleó a Bolivia (0-3) en la ciudad de La Paz tras días de expectativa en la capital boliviana. Desde el domingo, los paceños esperaron a la selección campeona del mundo en el aeropuerto, en los alrededores de su hotel y hasta en las laderas alrededor del estadio donde Lionel Messi y compañía entrenaron antes del partido de este martes. Las entradas se habían agotado desde hace dos meses, pero los paceños se quedaron con las ganas. Messi no jugó, pero aun así Argentina venció ante un estadio lleno. La expectativa con la que la ciudad esperó a la selección argentina había picado el ambiente antes del partido. “No podemos apoyar a dos selecciones”, había advertido antes del partido el capitán boliviano, Marcelo Martins Moreno (Santa Cruz de la Sierra, 36 años). “Vimos cómo apoyaron a la selección de Argentina cuando llegaron. Sobre ese tema... después del partido vamos a hablar”.
Las palabras del capitán boliviano, tercer goleador histórico de las eliminatorias sudamericanas, calaron en parte del público. Tras días buscando a la selección argentina, cientos de paceños fueron a apoyar a sus jugadores la noche del lunes en las puertas de su hotel. No alcanzó. Argentina dominó, incluso contra el miedo a los 3.600 metros sobre el nivel del mar, y ganó con goles de Enzo Fernández, Nicolás Tagilafico y Nicolás González. La campeona del mundo comienza la eliminatoria con puntaje ideal. Bolivia, que no juega un Mundial desde 1994, perdió sus dos partidos, y la ilusión de ocupar uno de los seis cupos y medio que se repartirán las diez selecciones sudamericanas para el Mundial de 2026 ya empieza a quedar lejos.
Bolivia perdió por 5-1 contra Brasil en su primer partido, pero esperaba hacerse fuerte de local ante Argentina. Tras décadas de malos pasos en las eliminatorias, vencer en La Paz es la única gran estrategia del equipo. También donde descansa su último gran orgullo: en abril de 2009, Bolivia venció por 6 a 1 a la Argentina dirigida por Diego Maradona en la primera visita de Messi al país. Esa tarde, Martins marcó el primero.
Los bolivianos solían recordar la hazaña durante cada visita que la selección argentina, pero este año las cosas cambiaron. Cientos de fanáticos bolivianos esperaron a los rivales el domingo por la noche en el aeropuerto de El Alto, a unos 40 minutos en coche desde el centro de La Paz, y el lunes, otro puñado escaló las laderas que rodean al estadio de The Strongest, en el sur de la ciudad, para ver el entrenamiento argentino. Las entradas para el partido se agotaron en un solo día a finales de julio, un hecho que la Federación Boliviana de Fútbol celebró como récord. “¡Bolivia no tiene nivel! Mejor apoyar al que va a ganar”, resumía una joven boliviana en una entrevista con el canal argentino TyC Sports. Llevaba puesta la camiseta del nuevo equipo de Messi, el Inter de Miami.
No todos los bolivianos se rindieron ante el rival, y la Messimanía dividió a los fanáticos en la ciudad de La Paz. La furia de los detractores se concentró en el alcalde paceño, Iván Arias, por un mural y un par de pancartas que desplegó su Gobierno para recibir a los campeones del mundo. “Messi, sos grande” y “Bienvenidos, campeones”, fueron los mensajes del Gobierno paceño a la selección argentina. El tema se volvió agenda política este martes: subida a la ola de críticas, una concejala municipal anunció que iniciaría una investigación sobre dónde salieron los fondos para las pancartas, otro fue hasta el Palacio Municipal a regalarle la camiseta de la selección boliviana, y le reclamó: “Que se coloque la casaca de los bolivianos y no la de los argentinos”. Arias terminó pidiendo perdón.
“¿Ustedes creen que los miles de jóvenes que han esperado en el aeropuerto, que anoche han ido a dormir frente al hotel o se han trasladado al estadio de The Strongest son muchachos que no aman a la selección?”, cuestionó el alcalde antes del partido. “Simplemente, están orgullosos de que vengan a La Paz”. Pudo ser amor a los campeones del mundo, bronca contra los fracasos de la selección local, o una oportunidad única: desde principios de mes que el fútbol boliviano está paralizado. La Federación acaba de anular los torneos profesionales de este año tras detectar una “gravísima red de corrupción” que involucra a dirigentes, árbitros y jugadores amañando partidos. Con la liga local en suspenso, los bolivianos se habían quedado sin el deporte más popular del país. Esperaban a Messi para calmar las ansias. Tuvieron que conformarse con verle acompañando a sus compañeros desde el banco de suplentes.
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