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Messi encendió, otra vez, la fiesta de Argentina

El 10 marcó de tiro libre contra un viejo rival de la infancia para despertar a un abúlico pero masivo público que asistió, contra Ecuador, al estreno de los campeones por una plaza en el Mundial

Lionel Messi celebra su gol contra Ecuador en las eliminatorias rumbo al Mundial de 2026.
Lionel Messi celebra su gol contra Ecuador en las eliminatorias rumbo al Mundial de 2026.Luciano González (EFE)

Lionel Messi acarició la pelota, que una vez más pasó sutil sobre la barrera para incrustarse en el arco ecuatoriano, entregándole tres puntos a la Argentina en el debut de los campeones del mundo en el proceso clasificatorio para el Mundial de 2026. El juego fue opaco y los de Scaloni, que estrenaban oficialmente su primer lugar en el ranking mundial, no lograban encender a la multitud hasta que apareció, nuevamente, la figura de su ángel guardián.

Tras el partido, víctima y victimario se abrazaron y Hernán Galíndez, el veterano portero del Aucas, se llevó la camiseta del 10, como una ofrenda que amortiguaba el dolor de la derrota. Ambos se conocieron de niños, cuando se enfrentaban en los torneos infantiles de Rosario. Lionel aún sin su tratamiento para ganar centímetros, Galíndez ya destacando por su altura. En una de las finales donde se midieron, el portero se llevó la bicicleta que premiaba al campeón, dejando con una lágrima a su rival. Luego se nacionalizaría ecuatoriano para volverse a tasar, ya de grandes, en este debut del camino mundialista.

Ecuador quedó más colista que nunca, pues inicia este proceso con tres puntos que la FIFA le quitó por la mala inscripción de Byron Castillo en la clasificatoria anterior, tras determinarse que el lateral había nacido en Colombia. Su nuevo entrenador es el español Félix Sánchez, ex adiestrador de Qatar, que pese a la millonaria inversión no logró ganar ni un punto en la Copa del Mundo que organizaron. Tampoco consiguió que Moisés Caicedo, por quien el Chelsea pagó 116 millones de euros, marcara diferencias en la cancha.

La primera jornada fue de pocos goles. Colombia le ganó por la mínima a su vecino Venezuela, completando doce partidos sin conocer la derrota, su tercera mejor racha histórica. Paraguay apenas pudo igualar con Perú pese a jugar con uno más durante todo el segundo tiempo, aumentando la presión sobre los mellizos Barros Schelotto, que en la dirección técnica no han logrado alimentar la ilusión de un país largamente ausente de los mundiales.

Con el aumento de cupos para Sudamérica, son diez países que luchan por seis plazas directas y una al repechaje, lo que aumenta las chances de los favoritos. Brasil, por ejemplo, iniciará su proceso ante Bolivia con un interino sentado en el banco. Fernando Dinitiz se hará cargo del proceso mientras se espera la llegada de Carlo Ancelotti, que no tendrá la misión de clasificarlo, sino derechamente de recuperar la Copa del Mundo para el scratch. Rompe así una larga tradición de técnicos locales para los pentacampeones, al igual que Marcelo Bielsa, un argentino que se pondrá al frente de Uruguay en el debut ante Chile con una tarea mayor: devolverle el protagonismo a los charrúas en el 2026.

En el arranque, el foco estuvo puesto en el precio de las entradas en las distintas canchas. Mientras Leonel Scaloni reclamaba por el valor que debió pagar por nueve tickets para sus cercanos, Arturo Vidal clamaba por una rebaja en los boletos para ver a la selección chilena en su debut de local, en una cancha que quedó arruinada por el concierto de Bruno Mars bajo la lluvia en Santiago.

La fiesta más linda del continente apenas arranca. Y con Messi poniendo, como siempre, la música.

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