Copas del Mundo, tres estrellas y Messi: los argentinos se tatúan la pasión mundialista
Los tatuadores argentinos ven colapsadas sus agendas ante el aumento de la demanda tras la victoria de la selección de fútbol en Qatar
El fútbol y la amistad son dos pilares de la identidad argentina. De la combinación de ambos durante las intensas semanas del Mundial de Qatar —entre gritos de gol, minutos de sufrimiento y cánticos de “muchachoooos, ahora nos volvimos a ilusionar”— nacieron miles de promesas si la selección salía campeona. Cuando Messi besó la ansiada Copa del Mundo, los teléfonos de los tatuadores comenzaron a sonar. No han parado desde entonces. Muchos han agotado los turnos para las próximas semanas. En algunos casos, la lista de espera es de hasta un año. La copa, tres estrellas —una por cada mundial de Argentina— y los retratos del capitán de la Albiceleste están entre los tatuajes más demandados.
“Por Messi lo que sea”, dice Alexis Laube, de 18 años, antes de tumbarse en la camilla del estudio Coven, de Emily Lago. Es su primer tatuaje. Está nervioso, pero decidido. Tiene que cumplir la promesa que hizo con un amigo después del primer partido de Argentina, cuando perdió sorpresivamente frente a Arabia. “Fue más un shock que una tristeza porque quién se iba a imaginar una derrota”, dice. Ese día, con el ánimo por los suelos, Laube y un amigo prometieron tatuarse si Argentina ganaba el Mundial.
La Copa del Mundo que Lago le graba arriba del tobillo será el recuerdo permanente del primer título mundialista festejado por los centennials argentinos, que apoyaron a Messi desde niños a pesar de la permanente sombra que ejercía sobre él Diego Armando Maradona. “El gol que más grité fue el tercero de Messi en la final”, afirma en la puerta del local, al recordar que a lo largo del Mundial sufrió mucho e incluso hubo momentos en los que se desmayó y otros en los que se puso a llorar y no podía respirar. Tras la victoria contra Francia, se apresuró a buscar dónde podía cumplir la promesa.
Diversidad de público
“El domingo 18, cuando ganamos, recibí muchísimos mensajes. Y me sorprendió, porque tengo un público más que nada femenino y no me esperaba esta locura. Esta semana tatué a varones, mujeres e incluso familias, padres con hijos que vinieron a cumplir promesas”, cuenta Lago. Esta tatuadora con ocho años de experiencia asegura que el furor mundialista es algo inédito: “A veces recibo varios pedidos de la misma temática, por ejemplo cuando viene una banda a Buenos Aires, como Coldplay o Harry Styles, pero una locura así nunca la viví”.
Un panorama parecido describe la tatuadora Jimena Castillo Beltrán. “El domingo y el lunes todo el mundo llamaba y lo quería para ya, ya, ya. Gente que incluso no es futbolera, pero que había hecho una promesa o que se quería tatuar para recordarlo”, explica. Castillo Beltrán está especializada en botánica, pero ahora tiene agotados los turnos hasta febrero por encargos mundialistas. “En mi caso lo que más estoy tatuando son soles de Mayo, por el de nuestra bandera, y la fecha, 18-12-22″.
El tatuador Gian Scianca cree que lo que ocurre “tiene que ver con el fútbol, pero lo trasciende”, porque también está vinculado a la recuperación de cierta idiosincrasia y orgullo argentino después de años de mucho pesimismo. Entre quienes se acercan estos días a su estudio hay hombres de más de 40 años que cuando Argentina ganó los anteriores mundiales, en 1978 y 1986, no pensaron en hacerse un tatuaje y ahora sí contemplan la posibilidad de grabar un pequeño recuerdo en la piel.
La fiebre mundialista en Argentina no entiende de edades ni de géneros. La música Malena Pizarro y su pareja, Martina Feldkamp, son fanáticas del futbol y pasaron parte de su luna de miel en Qatar para alentar a la selección en los dos primeros partidos, contra Arabia Saudí y contra México. Viajaron hasta allí pese al miedo que les provocaban las leyes locales, que prohíben la homosexualidad. Pizarro, integrante de un equipo de fútbol 8, se tatuó el número 10 cuando Argentina ganó la Copa América y en noviembre todas las jugadoras prometieron que se harían un nuevo tatuaje si la Albiceleste conquistaba el Mundial.
“Como soy muy bostera [hincha de Boca Juniors] cuando vi a Messi hacer el gesto de Riquelme, el del Topo Gigio, pensé ‘ya está’, me hago ese, pero luego me pareció que la imagen más simbólica era la de Messi besando la copa. Y me lo tatué en la pierna izquierda, que es su pierna, a modo de homenaje, aunque soy diestra”, cuenta Pizarro, que juega como delantera.
Retratos hiperrealistas
Messi es el protagonista indiscutible del boom de tatuajes. En el caso de los estudios especializados en retratos hiperrealistas, sus agendas están colapsadas. César Molina, más conocido como Yeyo, tiene un año de lista de espera. Con más de medio millón de seguidores en Instagram, este tatuador de 35 años se ha hecho muy conocido por sus detallistas retratos de Messi y Maradona, los dos ídolos del fútbol argentino. Completar un trabajo le lleva un día entero, en algunos casos dos, y desde que publicó la imagen de una pierna decorada con la Pulga besando la copa no ha dejado de recibir encargos para repetirla.
El furor es tan grande que los tatuadores trabajan estos días en cualquier lugar, desde casas hasta bares. “Un tatuaje es para toda la vida y sé que de este no me voy a arrepentir”, dice Federico Gómez en el club Otra Historia, donde este martes una fila de jóvenes, cerveza en mano, hacía fila frente a la camilla de un tatuador. “Me estoy haciendo la Copa para recordar cada día la alegría que sentí cuando salimos campeones”.
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