Ecuador busca presidente entre dos herederos
Los ecuatorianos eligen entre Daniel Noboa, hijo de un magnate, y Luisa González, la ficha política de Rafael Correa
Daniel Noboa y Luisa González son, en esencia, herederos. El primero es hijo de un magnate que se presentó cinco veces a las elecciones. El archimillonario Álvaro Noboa invirtió decenas de millones de dólares en campañas y nunca logró el triunfo. La segunda recibe la herencia del expresidente Rafael Correa que, a pesar de haber dejado el poder hace ocho años, sigue liderando un movimiento político con deseos de volver al Gobierno. Ecuador elige este domingo entre dos legados en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
El escenario más probable, de acuerdo a las encuestas, es que ambos se disputen la segunda vuelta en abril. Lo mismo ocurrió en 2023, en unos comicios anticipados que se celebraron por la muerte cruzada en la Asamblea ecuatoriana que decretó el anterior presidente, Guillermo Lasso. Su mandato fue un enorme fracaso. Era un banquero que, supuestamente, convertiría al Gobierno del país en una empresa con beneficios. Se trataba de un giro a la derecha después de 14 años de líderes de izquierdas. La violencia, la corrupción y la crisis económica se llevaron por delante esa apuesta.
Correa, desde un autoexilio en Bruselas por lo que él considera una persecución judicial orquestada por sus enemigos, pensó que era el momento de regresar al poder. Su partido, Movimiento Ciudadano, presentó a González, una política más moderada que él y con un carácter menos volcánico. El expresidente dejó en 2017, el año en que se marchó, una nación dividida. Esa fragmentación jugó en su contra. De la nada, surgió Noboa, un desconocido para el gran público que hizo del anticorreísmo su principal plataforma política. Esto le despejó el camino hasta vencer en las presidenciales de 2023.
Los ecuatorianos se encontraron un misterio con él. Noboa concurrió con un partido de centroizquierda para alejarse del fracaso de Lasso, pero a la hora de aplicar sus políticas quedó claro que era alguien de derechas. En la casa de un magnate que construyó una fortuna con la expropiación de banano hubiera sido extraño que fuera criado un líder como el Che Guevara. Llegó al poder con 37 años y su juventud también creó recelo. No le ha faltado carácter. Muchos piensan que lo ha tenido en exceso.
En la dinámica de otros mandatarios como Nayib Bukele, Noboa se muestra autoritario en muchas decisiones y no muestra respeto por las leyes y conceptos democráticos básicos. Verónica Abad, su vicepresidenta, debió haber ocupado su lugar durante la campaña, pero él acudió a todo tipo de argucias legales para no hacerlo. Ha sido el primero en Ecuador que ha sido presidente y candidato a la vez. Eso ha hecho que parta con mucha ventaja respecto a González. La publicidad de uno y otro ha sido desigual. La izquierda ha perdido muchos espacios de poder con los que históricamente contaba.
En busca del voto de castigo
Pese a ser un novato en política, ha sido astuto a la hora de actuar. Ha subido el IVA y reducido el subsidio a la gasolina sin que se levantaran revueltas sociales, como le ocurrió a otros presidentes. Al mismo tiempo, ha logrado presentarse como un líder con mano dura contra la violencia, al estilo Bukele, aprovechando que la izquierda descuidó ese discurso. Los índices de criminalidad siguen siendo altos, y enero ha sido el mes con más homicidios de la historia de la nación. Ciudades como Guayaquil se han convertido en un infierno. Las bandas criminales se disputan su puerto, desde donde se exporta cocaína en cantidades industriales al resto del mundo.
González confía en que los 13.7 millones de ecuatorianos que están llamados a las urnas le hagan pagar a Noboa los apagones que, durante cuatro meses, tuvieron a oscuras al país durante 16 horas. Los ciudadanos tienen además que elegir a 151 asambleístas para renovar el Congreso y cinco parlamentarios andinos. Compiten otros 14 candidatos, pero ninguno de ellos tiene la más mínima posibilidad de llegar al Palacio de Carondelet, la sede del Gobierno y residencia oficial del presidente. Noboa no quiere desalojar el que es ahora su hogar. González quiere llegar a él por la puerta grande.
La ONG InSight Crime, dedicada a la investigación de amenazas para la seguridad nacional, cuestiona las propuestas de mano dura de ambos candidatos. “Apenas el mes pasado, Ecuador vivió el enero más violento de su historia. Esto ocurrió a pesar de que Noboa había implementado medidas radicales que incluían más presencia policial y del ejército en todo el país”, ha señalado Steven Dudley, cofundador de la organización basada en Washington. El analista consiera que es muy probable que la violencia aumente en 2025 por el auge de las pandillas fragmentadas y por la consolidación de nuevas economías ilegales como la extorsión y la minería ilegal del oro. “Los principales candidatos han presentado estrategias de línea dura para combatir la crisis de seguridad, como represión militar, más seguridad en la frontera y la apertura de nuevas cárceles. ¿Funcionará la mano dura?”, plantea.
Por si acaso, Noboa ha ordenado cerrar las fronteras la víspera de los comicios y restringir el ingreso de extranjeros hasta el 10 de febrero. Según el presidente, información de inteligencia indica que grupos armados desean entrar para desestabilizar el proceso electoral. Desde la madrugada, contingentes de militares vigilan la frontera sur, con Perú, y la norte, con Colombia. La militarización de Ecuador es una realidad hasta para depositar el voto en la urna, que es obligatorio. Los ecuatorianos deben decidir qué rumbo tomar.