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Opinión

¿Tienen los países el dinero necesario para luchar contra el cambio climático?

Parece ser técnicamente posible que el sector público pueda financiar su parte de la inversión anual necesaria para atender los temas relacionados con el cambio climático hacia 2030

Una persona observa los destrozos de una zona afectada por el huracán Otis el 28 de noviembre Acapulco, en el Estado de Guerrero (México).David Guzmán (EFE)
Arturo Herrera Gutierrez, Adrienne Hathaway-Nuton y Richard Sutherland

“La prueba real con relación al cambio climático no radica en si se pueden describir sus peores resultados posibles. La prueba real es si estamos dispuestos a pagar un costo apropiado para protegernos de ellos” (Robert Rubin en The Yellow Pad: Making Better Decisions in an Uncertain World)

El cambio climático es el reto más urgente que enfrenta la humanidad hoy, representa una amenaza existencial a la vida tal y como la conocemos. La pregunta entonces es, ¿Por qué no hemos hecho más?

Nos parece que en algunos círculos existe la preocupación de que los costos pueden ser “demasiado altos” para los Gobiernos, y por lo tanto se tiene el temor de hacer los cálculos exactos pensando que estos ratifiquen que en efecto son inalcanzables, especialmente en el corto plazo. Esto es particularmente cierto en el caso de los funcionarios públicos encargados de equilibrar los presupuestos nacionales, una responsabilidad muy importante que, sin embargo, no deja mucho espacio para nuevas iniciativas (especialmente si son costosas), independientemente de su relevancia.

¿Pero son estos costos efectivamente tan altos? El Banco Mundial estima que el gasto necesario en los países en desarrollo para abordar los retos asociados al cambio climático, el conflicto y las pandemias en cerca de 2,4 billones de dólares por año. De esto, el gasto asociado exclusivamente al cambio climático y la resiliencia es de alrededor de 1,5 billones. A primera vista parece un monto altísimo – un monto que efectivamente le podría quitar el aliento a los ministros de Hacienda o a los encargados del presupuesto alrededor del mundo, pero ¿Qué significa esto exactamente en términos prácticos?; ¿es posible encontrar y asignar estos recursos?

Como un primer intento para abordar estas preguntas presentaremos unos cálculos básicos para estimar los costos aproximados para el sector público, nuestro objetivo es mostrar que los costos del financiamiento del cambio climático no son inalcanzables.

Desglosando los 1,5 billones

Empecemos por asumir que los 1,5 billones que se necesitan tanto del sector público como del sector privado pueden dividirse en la misma proporción en la se divide tradicionalmente la inversión fija bruta. De acuerdo con los Indicadores Globales de Desarrollo, en promedio estos porcentajes son del 75% para el sector privado y 25% para el sector público. Generar estos recursos en el sector privado no será una tarea fácil; y sí, estamos conscientes que mucha gente piensa que en el caso específico del cambio climático esto requerirá un porcentaje más alto de recursos públicos, garantías, subsidios, etc. Permítanos dejar estos temas de lado por un momento.

La división entre 75 y 25 implica que el sector público necesita cerca de 375.000 millones de dólares por año. De acuerdo con los datos del más reciente World Economic Outlook (WEO), los ingresos totales de los países emergentes y en desarrollo fueron cercanos al 26% del producto interno bruto (PIB), el equivalente a unos 11,04 billones. Asumiendo que los ingresos reales crecen a la misma tasa que el resto de la economía -digamos un 4%, el FMI estima crecimientos de 4% para este año y 2024 - el crecimiento total de los ingresos sería de 441.600 millones de dólares (esta cantidad, que se compone en el tiempo) suficiente para abordar los gastos asociados al cambio climático requeridos por el sector público.

Asumamos, sin embargo, (de manera más conservadora) que solo la mitad de los ingresos adicionales reales se puede dedicar al cambio climático. Esto quiere decir que el sector público tendría que conseguir 154.200 millones de dólares por año, a través de mayores ingresos, emisión de deuda, reasignaciones de presupuesto o a través de una combinación de los tres. Este último es el ejercicio que podría generar un dolor de cabeza en los responsables de equilibrar el presupuesto.

¿Es esto manejable?

La cuestión ahora es cuánto representan los 154.200 millones de dólares. Aun cuando las características específicas dependerán de cada país, estos números no parecen inalcanzables. Usando nuevamente los datos del WEO encontramos que el gasto gubernamental total de lo países emergentes y en desarrollo fue de alrededor del 31% del PIB en 2022, equivalentes a 13,16 billones de dólares; esto significa que los fondos necesarios representan en promedio alrededor del 1,2% del presupuesto total del Gobierno, un monto importante, pero manejable.

Encontrando los recursos necesarios

El monto requerido no es una cantidad menor, pero ciertamente está lejos de los 1,5 billones originales. Una parte de ellos pueden ser generados a través una mejor gobernanza y mediante políticas fiscales prudentes. Por ejemplo, sabemos que las prácticas de traslado de beneficios y de erosión de la base tributaria ocasionan perdidas anuales para los países por ingresos no recibidos de entre 100.000 y 240.000 millones de dólares al año. Esto implica que el fortalecimiento de la recaudación local, a través de la mejora de la administración tributaria, así como la política tributaria (incluyendo, aunque no necesariamente, los impuestos al carbono) pueden contribuir a generar recursos valiosos para que los países puedan cumplir con sus objetivos de cambio climático. Por supuesto, nadie quiere pagar más impuestos, pero estos montos están en una escala manejable.

Al mismo tiempo, y si asumimos que la deuda se encuentra en el estado estacionario y que por lo tanto crecerá a la misma tasa de la economía (nuevamente suponemos 4% por año), la deuda neta pude incrementarse en alrededor de 84.900 millones de dólares por año, una parte de la cual puede ser utilizada por los Gobiernos en la lucha contra el cambio climático.

Desde esta perspectiva, parece ser técnicamente posible que el sector público pueda financiar su parte de la inversión anual necesaria para atender los temas relacionados con el cambio climático hacia 2030. Nuestro mensaje para los funcionarios presupuestales que pueden estar renuentes a considerar las inversiones contra el cambio climático es el siguiente: no le teman a los ejercicios de costeo específicos, no va a salir gratis, pero es factible, ya sacamos las cuentas.

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