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Caren, una niña de 13 años muerta en un bombardeo

Que las normas del DIH las viole el Estado es a otro precio porque si la sal se corrompe estamos perdidos. Las fuerzas legítimas deben actuar siempre con legitimidad y con precaución extrema si hay menores de edad en la contienda

Leo en un reporte de este periódico que entre los menores de edad muertos en el bombardeo del Ejército en el Guaviare había una niña de 13 años. Su nombre era Caren Smith Cubillos Miraña, “oriunda de Puerto Santander (Norte de Santander), pero criada en el municipio ...

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Leo en un reporte de este periódico que entre los menores de edad muertos en el bombardeo del Ejército en el Guaviare había una niña de 13 años. Su nombre era Caren Smith Cubillos Miraña, “oriunda de Puerto Santander (Norte de Santander), pero criada en el municipio de La Pedrera, Amazonas”. En el llamado Gobierno de la Vida, ella y otros seis menores de edad murieron en un bombardeo ordenado porque había temor de que el grupo ilegal que los reclutó atacara a los soldados. En la guerra, la disyuntiva es matar o morir porque son “ellos o nosotros”. Todos tienen una justificación para que sea mejor que los muertos sean los otros, así esos otros sean menores de edad. Quien hoy es el presidente dijo muchas veces que no se puede bombardear campamentos donde haya menores. Una cosa es ser oposición, otra es ser Gobierno y tomar decisiones de vida o muerte.

Pienso en la dificultad que hay para sostenerse en los principios —como la defensa de la vida de los menores de edad— en estos tiempos de fundamentalismos y de negación de los derechos de todo enemigo. Se mide con distinta vara lo que se hace y lo que se critica. Mi muerto tiene sentido, el del otro no. Mis pecados son menores y son por un fin mayor, los de los otros son condenables.

Mientras reflexiono sobre cómo la política y la guerra han desdibujado los valores colectivos, la imagen de una Caren que no conozco se me mete en la cabeza. Tal vez porque tenía solamente 13 años, tal vez porque al tener esa edad no cabe en ninguna de las categorías en las cuales las normas de la guerra hablan de combatientes. El Protocolo II de Ginebra dice que menores de 15 años no pueden ser reclutados, no pueden participar en hostilidades y deben tener una protección especial. Hay otras normas y acuerdos internacionales que extienden esa prohibición hasta los 18 años. Caren y los demás menores de edad se consideran víctimas aunque participen en las hostilidades. Caren tenía que ser protegida y murió en un bombardeo.

Busco el nombre de Caren en internet porque intento saber algo de ella, conocer un poco de su corta vida, entender lo que no se puede entender: una niña reclutada a la fuerza por un grupo ilegal y muerta en un bombardeo hecho por las fuerzas militares de un Estado que debió protegerla y no lo hizo. Su nombre aparece en varios enlaces recientes de medios de comunicación y de entidades del Estado que reportan el bombardeo. Todos repiten las mismas palabras: “oriunda de Puerto Santander (Norte de Santander), pero criada en el municipio de La Pedrera, Amazonas”. De Caren solamente sabemos donde nació, donde se crió y dónde murió. Esta vez por lo menos aparecieron unos nombres y entre ellos el de esta niña. Otras veces, muchas veces, ni nombre tienen los muertos.

Quisiera saber de ella y de su historia, ponerle rostro a ese nombre. Cuando escribo esto no se sabe nada de ella. No sé cuáles eran sus sueños, sus talentos, sus temores. No sé si fue víctima de otros hechos atroces, si alcanzó a enamorarse, si ya sus hormonas le habían sacudido la vida en una edad tan convulsa. No sé si tenía hermanos, qué le gustaba, cómo sonaba su voz. No sé a qué jugaba hace poco antes de que la vistieran de camuflado para convertirse en blanco de un bombardeo. Es posible que con los días y las horas conozcamos algo más, también es posible que no y que ella se quede como un renglón en una lista que vamos a olvidar. Me pregunto si hay una madre que la llora y que debió llorar cuando se la llevaron.

Pienso en otras niñas como ella, reclutadas, forzadas, maltratadas esperando morir en una guerra mientras en los micrófonos los que ordenan las muertes justifican haber dado la orden de bombardear un campamento en el que había menores de edad, entre ellos una niña de 13 años. Y muchos de los que hoy condenan este bombardeo y llaman a debates justificaron otros bombardeos a otros campamentos en donde murieron otros niños porque si para algo sirven los cadáveres es para hacer política. La guerra es rentable, el dolor es viral, la compasión más bien poco.

Que se debe tener mayor precaución si se sabe de la presencia de menores de edad en las hostilidades, dice el Derecho Internacional Humanitario, que deben ser protegidos, que todos los grupos en contienda están obligados a hacerlo . Que no los pueden reclutar y, sin embargo, los reclutan porque los criminales son criminales y las leyes no les valen. Que las normas del DIH las viole el Estado es a otro precio porque si la sal se corrompe estamos perdidos. Las fuerzas legítimas deben actuar siempre con legitimidad y con precaución extrema si hay menores de edad en la contienda. No importa que la guerra sea la guerra y que se trate de matar o morir, “que así son los combates” y que “un niño con un arma es un soldado que hace daño” como argumentan los que saben de la guerra.

Dicen otros que tal vez había alguna alternativa en las tácticas de combate para evitar un bombardeo. Que se protegió la vida de los soldados, argumentan. Y hay razón en ello porque se debe proteger también a estos jóvenes de 18 o 19 años que ponen el pellejo en una guerra que no es de ellos y de la que sacan partido los que deciden su vida y su muerte muy lejos del campo de batalla. La guerra toda es absurda. No haber podido acabarla después de tantos años es el mayor fracaso colectivo de un país que tiene muchos más fracasos en su haber. Que mueran niños en esta guerra es una vergüenza y no hay manera de justificarlo. No se reclutan menores de edad, no se bombardean menores de edad. Que digan lo que quieran los políticos y los expertos en táctica y estrategia militar, nada justifica la muerte de Caren. Nada.

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