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León Valencia: “En las calles y en las casas, Petro aún es el gran tema”

El politólogo señala, en el Festival de las Ideas, que la polarización entre el petrismo y el uribismo domina el escenario electoral con vistas al 2026

El politólogo León Valencia (Andes, Antioquia, 70 años), director de la Fundación Pares, se ríe de cómo su ideología a veces desconcierta a algunos. “Los de derecha dicen que soy de izquierda, y los de izquierda dicen que soy de derecha”, comenta. Fue guerrillero del ELN y, tras dejar las armas, se convirtió en uno de los principales investigadores sobre los vínculos del Estado colombiano con el paramilitarismo. A la vez, rehúye del fanatismo y es crítico del presidente Gustavo Petro. Se mueve con comodidad en espacios de diálogo con sectores de centro y de derecha.

El analista participó el viernes y el sábado del Festival de las Ideas, un foro organizado por PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) que tuvo una alta concurrencia de políticos moderados: Juan Fernando Cristo, Claudia López, Roy Barreras, Sergio Fajardo. Les regaló su última novela, La vida infausta del negro Apolinar, y les dijo que la creciente polarización los está dejando sin posibilidades en las elecciones de 2026. El presidente Petro aún domina la agenda y retiene una base fuerte para la izquierda. Su némesis, el derechista Álvaro Uribe, se ha fortalecido ante la crisis de seguridad.

Pregunta. ¿Cómo ve el panorama electoral a ocho meses de la primera vuelta?

Respuesta. Es contradictorio porque hay una fragmentación política, con 36 partidos y más de 100 candidatos, pero también hay una polarización entre dos polos. En los últimos dos meses, se ha sentido mucho el petrismo y la derecha uribista, a partir del atentado a Miguel Uribe y el ambiente de inseguridad y violencia en algunas regiones.

P. ¿Qué lugar tiene Petro como presidente saliente?

R. Representa mucho el espíritu del M-19 [la antigua guerrilla a la que perteneció], que tenía una habilidad enorme para manejar la agenda del país a partir de golpes de opinión. Él hereda eso: un día habla contra la prensa, otro contra los Brayan, otro sobre el clítoris, y así mantiene el control. En las calles y en las casas, Petro aún es el gran tema.

P. No padece el síndrome del pato cojo, no pierde visibilidad en la recta final de su mandato...

R. No, es el gran protagonista de la política colombiana.

P. ¿Qué balance hace del Gobierno?

R. Los chinos se inventaron una consigna durante la Revolución Cultural: los funcionarios debían ser rojos y calificados. A este Gobierno le pasó que los rojos no estaban calificados y que los técnicos no eran rojos, lo cual es consecuencia de nunca haber estado en el poder. Creo que, si la izquierda pierde el Gobierno, va a ser una oposición más calificada que antes. Y, si tiene otra posibilidad de ser Gobierno, lo hará mejor.

P. Las bases del petrismo reconocen los fracasos del Gobierno, pero exoneran al presidente de la responsabilidad...

R. Petro ha logrado, con maestría, que la gente crea que los responsables son otros: vemos cómo les dice a los ministros que ellos son los culpables. Y también tiene otro discurso fuerte, que es que la oposición no lo deja. Ha mantenido a sus bases organizadas, a punta de insistir en sus reformas, y no ha perdido seguidores: se mantiene en un 30% y hoy su sector estaría en la segunda vuelta. La izquierda está cohesionada detrás de él, mientras la derecha está corriendo para organizarse, para tratar de hacer acuerdos.

P. Yendo al otro extremo, ¿qué lugar tiene el expresidente Álvaro Uribe?

R. Es el otro protagonista. Estaba un poco eclipsado y ahora vuelve a emerger.

P. ¿El magnicidio del senador Miguel Uribe Turbay lo ha favorecido?

R. Sí, porque lo pone, ante sus seguidores, como una víctima. Él había promovido a Uribe Turbay, había incentivado a los empresarios antioqueños a meterle toda la plata del mundo a esa campaña. Y el papá [del senador] le entregó todo lo que generó la muerte. Lo puso como protagonista durante el sepelio y la velación, mientras que al presidente le prohibieron visitar el féretro. Petro fue el más perjudicado y Uribe resucitó.

P. El asesinato de Uribe Turbay y los atentados en Cali son hechos tangibles de creciente violencia. ¿Qué hace Petro ante eso?

R. Las negociaciones [con los grupos armados] no tienen ningún futuro y no hay posibilidad de acuerdos, salvo en Nariño. Pero creo que Petro las mantiene para apaciguar los ánimos de los ilegales. ¿Por qué más iría uno a sentarse ahora con el Clan del Golfo en Qatar? Está tratando de desescalar el conflicto, al menos mientras pasan las elecciones. Y creo que es legítimo para proteger a su proyecto político, para proteger a la izquierda, que es a quien la violencia le hace más daño.

P. ¿Por qué considera que le afecta más?

R. Porque convierte la seguridad en el tema principal y eso favorece a la derecha. Hace muy difícil mantener la conversación enfocada en las reformas sociales, que es en lo que le va bien a la izquierda. El magnicidio de Miguel Uribe y los atentados en Cali fueron mensajes muy fuertes. El Catatumbo era una cosa en la frontera, pero estos últimos hechos pasaron en las ciudades.

P. Usted habló en la primera jornada del Festival de las Ideas sobre la importancia de esclarecer el magnicidio de Uribe Turbay. ¿Qué impacto tendría identificar a los autores intelectuales?

R. Identificar a los autores intelectuales hace que se frene inmediatamente la violencia. Cuando empezaron a matar reclamantes de tierra en Urabá, le dije a Santos [el expresidente] que le dijera a los bananeros que frenaran eso. Fue y se los dijo públicamente. Después de eso, no volvieron a matar uno siquiera.

P. Los autores intelectuales suelen quedar impunes. ¿Cree que esta vez se logre dar con ellos?

R. Hay grandes posibilidades porque la fiscal general está centrada en eso, no deja que se filtre nada y está protegiendo a todos los autores materiales. No han matado a ninguno. Vamos a ver si eso la conduce a los autores intelectuales.

P. Los informes de inteligencia apuntan a las disidencias de las FARC como el siguiente eslabón...

R. Fui a hablar con exintegrantes de las FARC y me dijeron que no se puede descartar, pero que puede haber sido inducido por alguien más que tenga mucho interés. No en asesinar a Miguel Uribe en sí, sino en el impacto que iba a causar en las elecciones. Fue un blanco muy bien escogido: el nieto de un expresidente enfocado en la seguridad, la cabeza del Centro Democrático, el heredero de [Álvaro] Uribe.

P. En el Festival lo saludó Claudia López. ¿En qué lugar quedaron ella y el resto del centro?

R. Se les ve complicada la cosa: la polarización los opacó en los últimos dos meses. Le digo que están muertos si no le arañan el tema de seguridad a la derecha y el tema de las reformas sociales a la izquierda. Puede que refloten, pero los dos extremos van a hacer todo para anularlos.

P. Durante el Festival de las Ideas, fue notoria la preocupación por la violencia electoral. ¿Qué opina usted?

R. El atentado de Miguel Uribe trae fantasmas del pasado, pero la tendencia a comparar esto con otras épocas o decir que estamos peor no tiene ningún sustento. Al comenzar este siglo había 70.000 ilegales. Hoy son 18.000. La tasa de homicidios llegó a ser de 70 por cada 100.000 habitantes. Hoy es de 20. Teníamos un incendio enorme y ahora tenemos leños prendidos y unos fantasmas.

P. Pares ha señalado en sus informes que, en los cinco meses que llevamos de calendario electoral, se ha registrado una víctima de violencia electoral cada dos días.

R. La semana pasada reuní al grupo de investigación y les dije que tenemos que preguntarle al Clan del Golfo si tienen intención de intervenir en las elecciones. Hay que sincerar el debate y entregarle al país una radiografía de qué piensan los grupos armados frente a los comicios, porque una cosa es la violencia general y otra es violencia contra el proceso electoral.

P. ¿Con qué otro tema se queda del Festival de las Ideas?

R. Una cosa nueva para mí es el impacto del mundo digital, de la inteligencia artificial, de las noticias falsas. Me sorprendió que tanto el ministro de Defensa como el registrador trajeron el ejemplo del ataque contra la sede de la Registraduría en Gamarra [Cesar] en 2023. La manipulación de la información hizo que una persona terminara muerta, otra en estado vegetativo y otra con la mitad del cuerpo quemado.

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