Bienvenida otra manera de hacer ciencia y proteger la salud humana
La clausura de la sede de la Estación Experimental de Primates en el Amazonas debe ser el último capítulo de la larga historia de experimentos en monos para producir una vacuna contra la malaria en Colombia
Diversas voces se han pronunciado frente al fallecimiento de Manuel Elkin Patarroyo, desde aquellas colmadas de gratitud por lo que describen como su contribución al establecimiento de una comunidad científica en el país, hasta aquellas indignadas por su uso de monos nocturnos. Más allá del lugar que distintos sectores de la sociedad les den a las actividades desarrolladas por Patarroyo, lo cierto del caso es que sus décadas de experiment...
Diversas voces se han pronunciado frente al fallecimiento de Manuel Elkin Patarroyo, desde aquellas colmadas de gratitud por lo que describen como su contribución al establecimiento de una comunidad científica en el país, hasta aquellas indignadas por su uso de monos nocturnos. Más allá del lugar que distintos sectores de la sociedad les den a las actividades desarrolladas por Patarroyo, lo cierto del caso es que sus décadas de experimentos en monos nunca produjeron una vacuna efectiva contra la malaria en humanos. Por ello, quienes trabajamos en la promoción de métodos de investigación biomédica basados en la biología humana recibimos con alegría la noticia compartida por el hijo de Patarroyo del próximo cierre de la Estación Experimental de Primates, la instalación para confinar monos de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC), ubicada en Leticia.
La clausura de la sede de FIDIC en el Amazonas debe ser el último capítulo de la larga historia de experimentos en monos para producir una vacuna contra la malaria en Colombia. A los 40 años de manipulación de primates por parte de Patarroyo se suman tres décadas de experimentos en monos adelantados por Sócrates Herrera y Myriam Arévalo en el Centro de Investigación Científica Caucaseco, en Cali, los cuales tampoco lograron producir una vacuna efectiva. Tanto FIDIC como Caucaseco se encuentran bajo investigación por parte de la Fiscalía por aparentes violaciones a las normas de bienestar animal, entre otros presuntos crímenes.
El legado de fracaso de la experimentación en animales e incumplimiento de estándares de integridad científica no es el que necesitan las nuevas generaciones que se están formando en las universidades del país. Por el contrario, es preciso que quienes se inclinan hacia la investigación biomédica tengan claro que el camino para entender, tratar y curar las enfermedades que aquejan a los humanos es el uso de métodos basados en su biología y no en la de otros animales. Esto es algo que la comunidad científica internacional ha venido reconociendo dado que, por ejemplo, el 95% de los medicamentos que al probarse en animales resultan seguros y efectivos falla al probarse en humanos.
Es hora de aprender la lección. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación debe hacerle honor a su nombre y liderar la transformación de la investigación biomédica en Colombia. Las y los científicos que ya están usando métodos sin animales en distintos laboratorios del país representan una enorme oportunidad para hacer un uso responsable y eficiente de los dineros públicos destinados a estudios biomédicos. Así mismo, es preciso fortalecer las capacidades de las universidades para formar a sus estudiantes en métodos relevantes para los humanos y sin animales, y crear las líneas de investigación biomédica correspondientes. Por supuesto, estas iniciativas deben contar con toda la transparencia y el rigor necesarios. Además, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible debe prohibir el secuestro de monos para experimentos biomédicos. Solo así podrá construirse un legado científico del cual todo el país pueda sentirse orgulloso y agradecido, y podrá evitarse otro cataclismo para las especies de primates que habitan el territorio colombiano.