Armando Benedetti justifica sus audios filtrados como un acto de debilidad en el que se dejó llevar “por la rabia y el trago”

El exembajador de Colombia en Caracas se muestra más cercano al Gobierno y baja el tono en un escándalo que él mismo desató

Armando Benedetti, durante una reunión en el Palacio de Miraflores en Caracas (Venezuela) el 29 de agosto de 2022.Miguel Gutiérrez (EFE)

De “nos hundimos todos. Nos acabamos todos. Nos vamos presos” a expresar su admiración por el presidente Gustavo Petro y manifestarle sus excusas por los daños ocasionados por unos audios filtrados a la prensa, en la noche de este lunes el político y exsenador Armando Benedetti llevó su emotividad a otro nivel. Por medio de un trino, el mismo medio con el que se inmoló e incendió al Gobierno la semana anterior, aseguró que todo se debió a que, insatisfecho con...

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De “nos hundimos todos. Nos acabamos todos. Nos vamos presos” a expresar su admiración por el presidente Gustavo Petro y manifestarle sus excusas por los daños ocasionados por unos audios filtrados a la prensa, en la noche de este lunes el político y exsenador Armando Benedetti llevó su emotividad a otro nivel. Por medio de un trino, el mismo medio con el que se inmoló e incendió al Gobierno la semana anterior, aseguró que todo se debió a que, insatisfecho con lo que le había tocado políticamente, “en un acto de debilidad y tristeza” se dejó llevar “por la rabia y el trago”.

Los audios, dados a conocer por la revista Semana, han puesto al Gobierno en un gran aprieto. Se trata del mayor escándalo de los diez meses de presidencia de Petro, que derivó en denuncias penales en su contra interpuestas por dos opositores ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, órgano que investiga las actuaciones de los presidentes. Los denunciantes, el excandidato presidencial Federico Gutiérrez y el senador Miguel Uribe, consideran que Petro debe explicar la financiación de su campaña de 2022. En los audios Benedetti le dice a Laura Sarabia, entonces jefe de gabinete del presidente, que si él hablase de lo ocurrido todos podrían ir a prisión. “Nos hundimos todos. Nos acabamos todos. Nos vamos presos, acabamos toda la hijueputa verga”, se le escucha decir.

Dichas afirmaciones generan especial suspicacia no solo porque Benedetti —como jefe de campaña—, Sarabia y Petro recorrieron juntos el país prometiendo un gobierno de cambio, sino porque también amenazó con revelar el origen de 15.000 millones de pesos que dice consiguió en la región Caribe, de la que Benedetti es oriundo y en la que Petro obtuvo una contundente victoria. Su malestar, al parecer, se desató por el excesivo protagonismo que había ido adquiriendo Sarabia en el Gobierno, en contraste con su poca visibilidad. Benedetti, tal como él mismo admite en su más reciente trino, quería ocupar un cargo de mayor relevancia en Colombia y consideraba su rol de embajador en Venezuela como una especie de exilio.

Petro no dudó en también responder a través de Twitter, su medio favorito para comunicar, desde donde aclaró que “en ninguna entrevista o en audios se ha mostrado que he cometido un delito. Se trata de un simple intento de golpe blando para detener la lucha contra la impunidad”. “Yo no acepto chantajes”, afirmó. Esto, en un momento clave en el que en el Congreso se discuten las profundas reformas planteadas por el Gobierno, que este escándalo ya ha paralizado; cuando en la JEP continúan las denuncias por el paramilitarismo, y en el que se empiezan a activar los movimientos políticos para las elecciones regionales de octubre.

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