Ucrania y Panamá
Ambas naciones son soberanas e independientes, amantes de la paz y forman parte de la Organización de las Naciones Unidas, pero Ucrania se halla invadida por una potencia extranjera mientras Panamá disfruta de una paz total y un crecimiento atractivo
Ambas naciones son soberanas e independientes, amantes de la paz y forman parte de la Organización de las Naciones Unidas, pero Ucrania se halla invadida por una potencia extranjera mientras Panamá disfruta de una paz total y un crecimiento atractivo. En lo que se parecen los dos países es en tener un pasado histórico de glorias y penurias, aunque difieran en el tiempo de manera abrupta. Ucrania es prehistórica. Panamá es del siglo XVI.
Para el profesor Carlos Alberto Patiño, autor del libro ...
Ambas naciones son soberanas e independientes, amantes de la paz y forman parte de la Organización de las Naciones Unidas, pero Ucrania se halla invadida por una potencia extranjera mientras Panamá disfruta de una paz total y un crecimiento atractivo. En lo que se parecen los dos países es en tener un pasado histórico de glorias y penurias, aunque difieran en el tiempo de manera abrupta. Ucrania es prehistórica. Panamá es del siglo XVI.
Para el profesor Carlos Alberto Patiño, autor del libro Guerra en Ucrania, origen, contexto y repercusiones de una guerra estratégica de impacto global, el principal origen de la invasión actual se encuentra en el hecho de que Ucrania se hubiese separado de la Unión de Repúblicas Soviéticas en diciembre de 1991, dando así final no solo al período soviético, sino también al período histórico del Imperio ruso. Vladimir Putin ha hecho el reclamo de forma constante cuando ha afirmado que Ucrania hace parte de los territorios históricos de Rusia y se convierte de facto en una perspectiva de carácter geopolítico en conflicto con Ucrania y, en consecuencia, toma distancia clara de la concepción de las relaciones internacionales y del orden internacional construido en el siglo XX y, específicamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Panamá fue una posesión española desde principios del siglo XVI hasta principios del Siglo XIX, cuando se independizó de España y se unió a la Gran Colombia creada por Simón Bolívar. “El territorio de las provincias del Istmo pertenece al Estado republicano de Colombia, cuyo Congreso irá a representarlo oportunamente su Diputado” reza la Declaración de Independencia. Además, existía el antecedente del uti possidetis juris mediante el cual la Corona española le había impuesto a Panamá con respecto a la Nueva Granada.
En varias oportunidades intentó separarse de Colombia, pero Bolívar evitó su desunión. En 1903 se precipitó su rompimiento con Colombia y se declaró independiente por “el cohecho, la traición y la violencia”. Desde 1788, los Estados Unidos le puso el ojo al Canal interoceánico por Panamá o por el lago de Nicaragua.
Dadas las proporciones de antigüedad y tamaño del territorio, la invasión de Ucrania por parte de Rusia, es como si Colombia, inspirada en sus orígenes históricos, hubiese resuelto invadir a Panamá para reivindicar sus derechos en el Istmo.
La complicidad de los Estados Unidos en la operación de escindirse está comprobada y suscitó la crisis más profunda con Colombia. “América para los Americanos” fue la máxima de Teodoro Roosevelt para propiciar y perfeccionar la pérdida de Panamá. El proyecto del Canal se convirtió en obsesión. Todo lo que hubiere que hacer por parte del Imperio se haría para unir al continente norteamericano con el suramericano, el Océano Atlántico con el Océano Pacífico. La película principió con la construcción de un ferrocarril financiado con los beneficios del oro de California. “31 millas por ferrocarril! Seguridad, rapidez, sin cansancio, sin navegación fluvial”. En 1855 un tren, tercero o cuarto en el mundo, cruzó de un océano al otro. El negocio resultó millonario para la empresa gringa.
Después vino el calvario de la construcción del Canal. Muchos fracasos y muchos muertos por enfermedades tropicales. La construcción del canal se convirtió en uno de los hechos más importantes en Europa y en Estados Unidos. Escándalos de corrupción en Francia y equivocaciones en Colombia.
Los Estados Unidos se quedaron con el Canal hasta el 7 de septiembre de 1977, cuando se lo devolvieron a Panamá. Es una obra monumental que ha debido ser de Colombia.
Por fortuna, la única equivocación que no cometió Colombia fue la de invadir a Panamá. Hoy tenemos una excelente relación entre los dos países, mientras Ucrania sufre los horrores de una invasión cruel y despiadada que desconoce con desfachatez todas las reglas del protocolo internacional.
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