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Trump promete “suspender permanentemente la migración de todos los países del Tercer Mundo”

El presidente de EE UU aprovecha el ataque a dos guardias nacionales en Washington para radicalizar su agenda y dice que expulsará “a cualquiera que no sea un activo” para el país

Donald Trump, este jueves en Mar-a-Lago. Foto: Alex Brandon (AP)

Mientras Estados Unidos —o, al menos, la inmensa mayoría de estadounidenses que celebra la fiesta de Acción de Gracias— hacía este jueves la digestión del pavo, su presidente, Donald Trump, envió al filo de la medianoche (hora de Florida) dos largos mensajes concatenados en su red social, Truth. En ellos felicitaba por la fiesta a todos sus compatriotas que han sido “tan amables”, escribió, que han permitido que la inmigración “divida, desorganice, asesine, golpee y asalte” Estados Unidos, “junto con otros países insensatos del mundo, Políticamente Correctos y ESTÚPIDOS”.

También, en una nueva vuelta de tuerca a la retórica xenófoba del ideario MAGA (Make America Great Again), Trump prometía “detener permanentemente la migración de todos los países del Tercer Mundo” y “expulsar a cualquiera que no sea un activo útil para Estados Unidos”. No estuvo inmediatamente claro a qué países se refería, ni qué entiende el presidente de Estados Unidos por “tercer mundo”, un término, por lo demás, obsoleto.

Trump escribió esos mensajes desde su mansión de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), adonde se había desplazado el día anterior para pasar el largo fin de semana festivo. Horas antes, durante un encuentro virtual de motivación con miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses, confirmó la muerte de una de los dos guardias nacionales atacados el miércoles a plena luz del día en el centro de Washington, a un par de calles de la Casa Blanca. El sospechoso es un ciudadano afgano de 29 años, llamado Rahmanullah Lakanwal y llegado a Estados Unidos tras la caótica salida de las tropas de Kabul en el verano de 2021.

La militar asesinada es Sarah Beckstorm, de 20 años, vecina de Virginia Occidental. No sobrevivió a los disparos recibidos en el pecho y la cabeza. El presidente de Estados Unidos blandió en ese encuentro virtual con militares la imagen de uno de los aviones en los que se evacuó a ciudadanos afganos, muchos de los cuales, como el propio Lakanwal, que trabajó como parte de una organización paramilitar llamada Unidad Cero, colaboraron con el ejército estadounidense durante los 20 años en los que este estuvo desplegado en el país de Asia central, como respuesta, inicialmente, a los atentados del 11-S.

Una foto y una mentira

Trump posteó la foto en Truth, con el siguiente pie: “He aquí parte del horrendo envío aéreo desde Afganistán. Cientos de miles de personas llegaron a nuestro país sin ningún tipo de control ni verificación. Lo solucionaremos, pero nunca olvidaremos lo que el corrupto Joe Biden y sus matones le hicieron a nuestro país”, escribió, faltando, como de costumbre, a la verdad. En aquellos meses de 2021, fueron unos 77.000 los afganos admitidos en Estados Unidos.

A muchos de ellos no se les concedió inmediatamente el asilo. Fue, de nuevo, el caso de Lakanwal, que lo recibió en abril de este año, cuando Trump ya estaba en el poder. Según las primeras investigaciones, este padre de familia condujo 42 horas desde el Bellingham, en el Estado de Washington, en la otra punta del país, para atacar con un revólver del calibre 357 a esos dos guardias nacionales, desplegados en la capital de Estados Unidos por orden de Trump para combatir un crimen que las estadísticas sitúan en su nivel más bajo en tres décadas.

Desde que se conoció que el tirador era afgano, Trump ha ordenado el despliegue de 500 soldados más en Washington, y el servicio de inmigración estadounidense (USCIS son sus siglas en inglés) ha prometido este jueves “reexaminar [el estatus de] cualquiera que haya entrado” en el país “desde Afganistán durante la Administración de Biden”. Joseph Edlow, director de USCIS, anunció por su parte que, tras el ataque en Washington, la agencia acelerará la adopción de nuevas directrices para la evaluación de los inmigrantes de 19 países “de alto riesgo”, desde Chad a Guinea Ecuatorial o Haití.

En su conversación con las tropas, a Trump le preguntaron los periodistas si su reacción no supone culpar a todos los afganos de las acciones de uno solo, del que él mismo dijo que “se volvió loco”. “No, pero lo cierto es que hay muchos problemas con los afganos”, respondió, sin especificar cuáles son esos problemas.

“La población extranjera oficial de Estados Unidos asciende a 53 millones de personas, la mayor parte de las cuales reciben asistencia social, provienen de naciones fallidas o de prisiones, instituciones mentales, pandillas o carteles de la droga”, escribió en sus mensajes del final del Día de Acción de Gracias Trump, recurriendo a unas ideas que repitió sin cesar en la campaña que lo devolvió el año pasado a la Casa Blanca.

“Ellos y sus hijos reciben apoyo de los ciudadanos patrióticos estadounidenses (...) ¡[Esos ciudadanos] Soportan lo que le ha sucedido a nuestro país, pero al hacerlo se están dejando comer vivos!“, añadió con su característica prosa inconexa. ”La carga de refugiados es la principal causa de disfunción social en Estados Unidos, algo inédito desde la II Guerra Mundial (escuelas fallidas, alta criminalidad, deterioro urbano, hospitales saturados, escasez de viviendas y grandes déficits, etc.)“.

Trump también prometió por escrito una operación a gran escala de “MIGRACIÓN INVERSA”: “Acabar con todos los beneficios y subsidios federales para los no ciudadanos” y “deportar a cualquier ciudadano extranjero que sea una carga pública, un riesgo para la seguridad o no compatible con la civilización occidental”. El republicano despidió sus mensajes así: “FELIZ DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS A TODOS, menos a los que odian, roban, asesinan y destruyen todo lo que Estados Unidos representa. ¡No estarán aquí por mucho tiempo!“.

El presidente de Estados Unidos aireó además una de sus obsesiones recurrentes: los somalíes que viven desde hace décadas en Minnesota. “Las pandillas deambulan por las calles en busca de presas”, escribió Trump, pese a que no constan pruebas de la veracidad de la situación apocalíptica que pinta el republicano. Al gobernador del Estado del Medio Oeste, Tim Walz, que en 2024 se presentó a la vicepresidencia con Kamala Harris, lo llamó “retrasado” (usó el término “retarded”, insulto políticamente incorrecto en inglés, tabú para muchos). De la congresista de origen somalí Ilhan Omar insinuó que entró ilegalmente en el país. Y, una vez más, lo hizo sin pruebas.

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