Carlos Eduardo Espina: “Subo 15 videos al día porque me pongo límites, pero podrían ser 30 o 40 con todo lo que pasa”
Con más de 20 millones de seguidores en redes que ven a diario su contenido— desde migración a fútbol— es el mayor ‘influencer’ para los latinos de Estados Unidos
Carlos Eduardo Espina habría nacido en Estados Unidos si su madre, mexicana, no hubiera sido deportada en 1997. Pero nació en Uruguay, de donde era originario su padre, que residía en Estados Unidos y ya era ciudadano. Eso le permitió tener la nacionalidad estadounidense desde que nació, aunque tuvieron que pasar cinco años, los que su madre necesitó para arreglar su estatus migratorio, hasta que ella y su hijo se reunieron con el padre en College Station, en Texas. Sus orígenes predispusieron a Espina a querer ayudar a los migrantes.
Hoy, a sus 26 años y con unos 20 millones de seguidores en sus redes sociales (más de 14 de ellos en Tik Tok y el resto en Instagram y Facebook), es el mayor influencer para los latinos que residen en EE UU, a quienes se dirige siempre en español. Espina les habla de fútbol, de política, de comida… pero, sobre todo, les explica las implicaciones que tiene la política migratoria, que, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ha dejado a millones de residentes al borde de la deportación.
Su poder de comunicación y conexión con la comunidad latina propició que la Administración de Joe Biden recurriera a él en varias ocasiones y fue invitado a la Convención Nacional del Partido Demócrata.
Espina es el único nombre latino que aparece en la lista de comentaristas de noticias más influyentes realizada por Pew Research y ocupa un lugar entre los 30 principales creadores de contenido de redes menores de 30 años elegidos por Forbes. The New York Times lo ha descrito como “un Telemundo unipersonal en TikTok”.
Su alcance con las redes le facilita la labor social. Este domingo será el anfitrión de un torneo de fútbol benéfico en Houston en que participarán 50 creadores de contenidos y exjugadores internacionales.
Pregunta. ¿Cuándo empezó su activismo con la comunidad inmigrante?
Respuesta. Al final de la Administración de Obama empezaron a llegar muchos niños no acompañados de Honduras, Guatemala y El Salvador. Varios terminaron en mi escuela y querían jugar en el equipo de fútbol, pero no podían pasar sus clases porque no sabían inglés. Yo les hice de intérprete y de tutor. Me di cuenta de que ser bilingüe es un superpoder y que podía ayudar a mucha gente.
P. ¿Cuándo decidió que su interés por ayudar a los migrantes definiría su vida profesional?
R. Yo quería ser futbolista profesional, pero era casi imposible y no sabía qué iba a hacer con mi vida. Eso coincidió con la candidatura de Donald Trump en 2015, quien en sus discursos llamaba violadores y criminales a los latinos. Un día estaba viendo videos de fútbol en Facebook y me salió un anuncio de Bernie Sanders, diciendo que el sistema está roto. Me interesó mucho y empecé a conectar las cosas: que mis amigos son indocumentados y cómo el sistema es injusto. Así empecé a hacer más activismo: creé un proyecto para hacer campamentos de fútbol para niños de bajos recursos, escribí cartas a inmigrantes detenidos, me hice voluntario en organizaciones sin fines de lucro…
P. ¿Cómo surgió la idea de hacer vídeos en las redes sociales destinados a los migrantes?
R. Me gradué de Ciencias Políticas en mayo de 2020, y mi plan era trabajar en una organización sin fines de lucro que, por la pandemia, perdió sus fondos. Entonces empecé a hacer videos sobre el examen de ciudadanía.
P. ¿Cuándo empezó a darse cuenta de que su idea tenía éxito?
R. Cuando yo comencé estaba en casa [por la pandemia] y veía los números subir, pero realmente no asimilaba lo que significaba. Después de un año, ya con la vacuna, fui a un mercado en Dallas donde hay muchos latinos y de repente vi que mucha gente me estaba mirando. En unos minutos, se formó una fila de 50 personas pidiéndome fotos. Ya tenía un millón y medio de seguidores, pero ahí es donde me doy cuenta de que ese millón y medio de personas que me seguían no solo son un número en redes sociales, sino que son gente real.
Ahora que tengo más de 20 millones de seguidores ya me acostumbré. La última vez que fui a un restaurante en DC, el mesero me viene y me dice: “Hey, tú eres el de TikTok, ¿verdad? ¿Podrías venir a la cocina que todos te conocen?”. Esas experiencias me suceden a menudo.
P. ¿A qué cree que se debe su éxito?
R. Tiene que ver con el hecho de lo que yo estoy haciendo es una trayectoria que empezó antes de las redes sociales. Por estar tan conectado desde chico con la comunidad inmigrante he aprendido términos, maneras de expresarme, costumbres, cosas culturales y uno conecta. No todos mi videos son políticos: “Mira aquí vine a un restaurante a comer”… y a la gente le gusta eso. Conecta contigo de un lado personal, y como fui a la escuela de leyes, puedo agarrar una decisión de la Corte Suprema, que el 95% de la población no entiende, y condensarlo en un video de una manera simple y fácil. Ese ha sido el gran valor que le he traído a la gente.
P. ¿Cuál es el perfil de sus seguidores?
R. Curiosamente, más del 80% es gente entre 30 y 45-50 años. Es interesante porque la gente asume que son jóvenes de 15 años. El 99% de los seguidores son latinos. El latino inmigrante en Estados Unidos trabaja más horas que cualquier otro grupo, hasta 14 horas al día. Tienen muy poco tiempo libre y para ellos es más fácil entrar a TikTok y ver mis videos que llegar a casa, prender la televisión y ver qué es relevante. Pero, aunque la mayoría sea de clase trabajadora, hay hasta presidentes que me siguen.
Es muy común que, si voy a reunirme con un senador en Washington DC, que su personal latino me diga, que sus padres o ellos me sigan. Hoy subo un video y lo están viendo en el Congreso, en el Senado. Es algo muy muy impactante.
P. Es mucha responsabilidad que tantas personas confíen en lo que les dice, ¿le preocupa equivocarse cuando trata temas tan sensibles como la inmigración en un momento como el actual?
R. Yo trato de ser ético y honesto. Siempre me preguntan si me considero un periodista y, no. Primero, porque no estudie periodismo y segundo, porque no soy imparcial. Mientras la gente entienda eso no hay problema. El problema es cuando creadores de contenido como yo te dicen “escúchenme a mí en vez de escuchar a los medios tradicionales”.
P. La situación para los latinos ha dado un giro radical con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. ¿Qué ha cambiado para usted?
R. Ha sido un año muy muy pesado. No sólo por el lado del contenido, sino que también por el lado humano. He tenido que aprender a hacer mi trabajo de informar y ayudar a la gente sin engancharme emocionalmente con los temas. A mí me llegan 10 o 15 vídeos al día de redadas, de operativos de gente que detienen, y si me pongo a llorar por cada uno de esos casos nunca voy a poder hacer nada. Ha cambiado mucho la dinámica en el sentido de que hay noticias de casos 24 horas. Y ya no soy una fuente de información, sino una fuente de confirmación. Cuando salió que la migra iba a Carolina del Norte, había gente diciendo que no lo creía hasta que yo lo dijera. Ha sido un año sin vacaciones. Yo subo 15 videos al día porque es el límite que me pongo, pero fácilmente podrían ser 30 o 40, con todo lo que está pasando.
P. En términos financieros también habrá sido un año rico…
R. No mucho más que el año pasado. La mayoría de mis ingresos los obtengo a través de colaboraciones con marcas de remesas, abogados de inmigración, clínicas de salud, etcétera. Eso es consistente. Mis vistas y seguidores han crecido mucho, pero el contenido político en redes sociales en sí no monetiza tanto como otro contenido. Por ejemplo, en TikTok hay meses que tengo hasta mil millones de vistas y te pagan cinco mil dólares. No es mal dinero, pero por la cantidad de vistas… Cada plataforma es diferente y las redes sociales no son estables. El año pasado, en Facebook se ganaba muy poco y en TikTok se ganaba más. Ahora se gana más en Facebook. Pero lo disfruto y me va mejor que en cualquier otro trabajo.
P. ¿Cree que los latinos están bien representados en los medios de EE UU?
R. Los medios en inglés siguen sin entender a la comunidad latina. Me extrañó la cantidad de medios que estaban sorprendidos con la cantidad de latinos que votaron por Donald Trump en 2024. Yo lo veía venir. Ahora se preguntan cómo es posible que sólo el 18% de los latinos apoye a Trump cuando hace unos meses lo hacía más del 40%. Para mí son cosas muy lógicas. De cierta manera, el que Trump haya ganado ha sido positivo —si se pudiera decir de esa manera— para que los estadounidenses finalmente presten más atención al tema de inmigración y las injusticias que se han vivido no sólo durante esta Administración, sino por décadas en este país.
P. ¿ Hay algún vídeo que le haya costado trabajo difundir?
R. Cuando Donald Trump ganó las elecciones. Yo estaba en shock. Era como que no, no puede ser, cómo vamos a volver con este tipo si ya lo vivimos cuatro años. Al día siguiente me desperté sin ánimos, pero la vida continúa y ese mismo día subí otros veinte videos. Si yo no hago videos de que Donald Trump ganó, alguien más lo va a hacer. La brutalidad de las redes sociales es que la gente va a seguir consumiéndolas, estés tú o no estés tú. Si desapareces por unos días, llega otro y te come el puesto.
P. ¿Qué planes futuros tiene?
R. Yo dono la gran mayoría de lo que dan las redes. Espero que las que las cosas se calmen un poco para poder seguir haciendo el campamento de fútbol, eventos comunitarios y otras cosas que me apasionan. Me gustan las redes sociales, pero sí es muy pesado andar todo el día pendiente del teléfono, haciendo videos. Ahorita, aunque yo quisiera dejar las redes sociales no puedo por toda la gente que me ve que me sigue, que depende de la información que yo doy, pero no quisiera hacer esto por el resto de mi vida.