Las muertes de migrantes detenidos por agentes estadounidenses de aduanas alcanzan su máximo en 20 años
Al menos 22 personas, incluidos los dos hombres muertos en el ataque contra una oficina del ICE en Dallas, fallecieron bajo custodia de la agencia migratoria en el año fiscal 2025
Huabing Xie, un migrante indocumentado de China, se convirtió el 29 de septiembre en la última persona en morir bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por las siglas en inglés) en el año fiscal de 2025. Con él fueron al menos 22 los extranjeros fallecidos tras ser detenidos por la agencia migratoria entre octubre de 2024 y el 30 de septiembre pasado, la cifra más alta en 20 años. Más de la mitad eran latinos y en el total están incluidos los dos migrantes muertos por los disparos de un francotirador en una oficina del ICE en Dallas el mes pasado.
El récord de muertes bajo custodia del ICE se registró en 2004, un año después de la creación de la agencia migratoria. Entonces hubo 32 decesos. El año siguiente fueron 20, cifra que no se volvió a superar hasta 2020, durante la pandemia de covid, cuando se registraron 21 fallecimientos, según datos del Gobierno. Los datos de 2025 refuerzan las denuncias sobre las condiciones inhumanas en las que se mantiene a los migrantes detenidos, agravadas en los últimos nueve meses tras la vuelta al poder de Donald Trump.
“Es alarmante que en los primeros nueve meses de la Administración Trump nos estemos acercando rápidamente al número total de muertes que ocurrieron bajo el Gobierno de Biden”, señaló en un comunicado Detention Watch Network, una coalición nacional que aboga por los derechos de los migrantes. Tres de las 20 víctimas del año fiscal 2025 ocurrieron durante los últimos meses del mandato de Joe Biden. En los cuatro años que el demócrata ocupó la Casa Blanca se registró un total de 26 muertes entre los detenidos custodiados por el ICE. Los tres primeros años de su mandato no superaron las cuatro muertes anuales, pero en 2024 hubo una docena de fallecidos.
A pesar del incremento, los datos son inferiores a los que se registran desde que Trump regresó a la Casa Blanca y comenzó su cruzada contra la inmigración. Los centros de detención no dan abasto para albergar a todos los detenidos, que ya superan los 60.000. El republicano quiere añadir miles de camas para acomodar a los 3.000 arrestos que desea que se realicen por día con el objetivo último de conseguir la mayor deportación de la historia.
Cómo se va a poder atender a los detenidos es una incógnita, ya que los centros superan con creces sus capacidades y la falta de personal es generalizada. Los defensores de derechos humanos denuncian que no hay médicos para atender a los enfermos en los centros del ICE, que a los detenidos no se les suministran las medicinas que precisan y que se les mantiene encerrados en lugares sin acceso a las necesidades básicas de higiene y alimentos.
Un informe del senador demócrata Jon Ossoff, de Georgia, presentado en julio, resumía así la situación: “Entre los hechos denunciados o confirmados con credibilidad se incluyen muertes bajo custodia, abuso físico y sexual, maltrato a mujeres embarazadas, maltrato infantil, atención médica inadecuada, hacinamiento y condiciones de vida insalubres, falta de agua y alimentos, exposición a temperaturas extremas, negación de acceso a abogados y separaciones familiares”.
Tres de las muertes en el año fiscal 2025 fueron suicidios, que según los defensores de los derechos humanos, podrían estar propiciados por el tratamiento recibido tras su detención. El ICE insiste en que todos los detenidos en sus centros “reciben atención médica integral, alimentación adecuada y la oportunidad de comunicarse con sus familiares y abogados”.
“Todavía no lo entiendo”
Las familias de algunos de los fallecidos han denunciado que las víctimas no tenían ninguna condición que anticipara un trágico final. “Todavía no lo entiendo. ¿Cómo pasó esto?“, se preguntaba Lucía Uribe entre lágrimas en una comparecencia ante la prensa el 30 de septiembre. Su hijo, Ismael Ayala-Uribe, murió el 22 de septiembre en el hospital Víctor Valley, a donde fue trasladado desde el centro de detención Adelanto, en California. Ayala-Uribe fue detenido el 17 de agosto mientras trabajaba en un lavadero de coches, en Huntington Beach, donde era empleado desde hacía 15 años. La familia sostiene que su salud era buena y que no ha recibido una explicación de cómo, en poco más de un mes, este mexicano de 39 años falleció en detención.
La madre del fallecido contó que hablaba con su hijo por teléfono dos o tres veces al día y que podía ver cómo empeoraba con el paso del tiempo. “Ya tenía mal aspecto. Tenía la cara adelgazada, estaba pálido. Me dijo: ‘Mamá, ya no aguanto más’. Le dije que pidiera ayuda a los guardias, pero dijo que no le harían caso”, relató.
Según el informe del ICE, el 18 de septiembre, el médico de guardia en Adelanto le suministró medicamentos y regresó a su dormitorio. Fue enviado al hospital el 21 de septiembre para una evaluación más exhaustiva de un absceso en el glúteo y se programó una cirugía para tratarlo. La causa de la muerte está siendo investigada.
El abogado de la familia declaró que se enteraron del traslado al hospital por una llamada de otros detenidos, ya que no recibieron ningún aviso por parte del ICE. Esperan el resultado de la autopsia para decidir si toman medidas legales.
Ayala-Uribe llegó a Estados Unidos con cinco años y fue beneficiario de DACA, el programa que concedía permiso de trabajo a quienes entraron de forma ilegal en el país siendo niños. El permiso debe renovarse periódicamente, pero Ayala-Uribe tuvo su solicitud denegada por haber sido acusado dos veces de conducir bajo los efectos del alcohol. Murió solo, alejado de su familia.
El caso de Ayala-Uribe no es aislado. También está bajo investigación la muerte de Santos Reyes Banegas, un hondureño de 42 años que murió en el Centro Correccional del condado de Nassau, en East Meadow, Nueva York, el 18 de septiembre, un día después de ser detenido. Reyes Banegas fue encontrado muerto en su celda menos de 18 horas después de ser arrestado. El ICE indicó que “la causa preliminar parece ser una insuficiencia hepática complicada por alcoholismo”.
La familia, sin embargo, calificó de “absurda” la explicación. Reyes Banegas trabajaba como obrero de la construcción cuando fue detenido el 17 de septiembre. Según el ICE, pasó la inspección médica y “fue autorizado para detención dentro de las dos horas siguientes a su llegada”. Fue encontrado inconsciente en su celda horas después.
De acuerdo al informe de la agencia migratoria, Reyes Banegas entró ilegalmente a Estados Unidos en cuatro ocasiones y contaba con una orden de deportación. Tras su muerte, decenas de personas se manifestaron para pedir que se suspendan las detenciones de migrantes en la prisión de Nassau y que se elimine el contrato del condado con el ICE, por el que reserva 50 celdas para personas arrestadas antes de ser transferidas o deportadas.
El impacto del cierre del Gobierno
A las deficiencias probadas de los centros de detención se suma ahora el cierre parcial de la Administración federal, propiciado por la falta de acuerdo en el Congreso para prorrogar los presupuestos del Gobierno.
Aunque la Administración ha asegurado que la actividad del ICE no se verá afectada por la suspensión temporal de funcionarios, hay al menos un equipo que no va a trabajar: la Oficina de Supervisión de Detenciones, según ha publicado The Washington Post. Los funcionarios destinados a esta oficina son quienes inspeccionan los centros de detención para garantizar que cumplen los estándares federales para el trato seguro y humano de los migrantes.
La Oficina de Supervisión de Detenciones es el único grupo de supervisión que ha continuado inspeccionando rutinariamente las instalaciones del ICE desde marzo, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) impidió el trabajo de otras dos unidades de vigilancia que anteriormente realizaban inspecciones e investigaban quejas.
La inadecuación de los centros de detención de migrantes no es nueva y un informe del DHS de 2020 a 2023 apuntaba a ello. “Descubrimos que el ICE no cumplía plenamente con todas las normas relacionadas con la seguridad ambiental y sanitaria, las unidades de gestión especial, la comunicación entre el personal y los detenidos, la atención dental y médica crónica, la dotación de personal médico y el sistema de quejas”, dice el informe.
Según el ICE, la última víctima mortal, Huabing Xie, sufrió una especie de convulsión cuando estaba en el Centro de Detención Regional Imperial en Calexico. Intentaron en vano reanimarle, por lo que fue transferido al hospital, donde fue declarado muerto. No hay aún una explicación de su fallecimiento.
“Sabemos desde hace tiempo que la cruel agenda de deportación de Trump incluiría un agresivo plan de expansión de la detención multinivel a cualquier precio. Sin embargo, el alcance y la escala, y aún más importante, el costo humano, siguen siendo impactantes. Nadie debería sufrir en estas condiciones y ninguna familia debería tener que soportar esta trágica pérdida”, dijo Marcela Hernández, directora de desarrollo de Detention Watch Network.